viernes, 1 de julio de 2016

El corzo

He hecho este viaje miles de veces por la noche. Llegaba a dormir a casa y estaba fresco por la mañana para enfrentarme con los problemas de cada día. Anoche decidí viajar por la mañana temprano.
El aire fresco acaricia mi brazo izquierdo apoyado en la ventanilla abierta. La humedad casi se convierte en una lluvia fina. Huele a resina. Los pinos verticales de color marrón suben hasta el verde oscuro de las copas, a juego con la sombra que provocan. El suelo del bosque es como una moqueta verde. Las flores amarillas de la genista, blancas de la malva, y muchos arboles verdes, disimulan el verde oscuro general, pintando de sombras la moqueta. Se intuye un arroyo entre los pinos. El agua devuelve reflejos mientras se mueve en sentido contrario al que va el coche. El aire fresco que me da en la cara, medio asomado por la ventanilla, me dice que vaya en sentido contrario. Las señales de tráfico advierten cosas con colores fuera de tono: rojos, blancos y a veces azules.

Me gusta conducir el coche que llevo. La semana que viene toda la familia nos iremos a la playa de vacaciones. Mi mujer lo pasa bien en nuestra casa de verano.

El coche sigue obediente por la cinta gris mientras una sensación de felicidad desconocida, u olvidada creo, invade mi espíritu. Seguro que en la oficina podrían arreglarse sin mí, me pregunto cómo me he podido perder todo esto hasta ahora. No fue mala idea quedarme a dormir y retrasar el viaje hasta esta mañana, casi me dan ganas de pararme y pasear, creo que un poco más adelante hay un merendero.
Al pasar una fuente de piedra, a la derecha de la carretera, veo un corzo entre los pinos. Mi cabeza lo sigue con la mirada. Pequeño, más quieto que los árboles, fijando sus ojos en el coche. Está solo. El ruido que hace el coche provoca que el corzo permanezca quieto, los músculos en tensión.  El corzo no puede comprender por qué he salido temprano por la mañana, ni por qué estoy aquí. Nada tiene sentido para el corzo. Algo hay en su mirada que me hace sospechar que mi vida tampoco tiene ningún sentido y me pide que me pare con él.

***
La sombra de los pinos, el fresco, el arroyo y el bar del merendero atraen a una población fiel de familias que llegarán más tarde para pasar el día. Gritan, suben a la colina, juegan a la pelota, disfrutar del fresco, del arroyo,...

-     ¿Qué,... te dejo 20 cajas?
-     Hay buen tiempo, sí.

Todas las mañanas Nemesio lleva leche al merendero desde hace años. Le ha dado tiempo de tomarse un café. El viejo camión camina trabajosamente hacia la salida. Ahora es verano y más tarde el merendero empezará a recibir clientes.

***

Siento fría la mejilla y está dura la almohada. La otra mejilla esta caliente, y la sensación es agradable. Tengo los ojos cerrados. Demasiado silencio. Estoy tumbado. No hay aire. Ni siquiera hay ruido. ¡No oigo nada!¡no veo nada!

Levanto una mano para tocarme la cara, muy despacio. La mano sube sobre mi pantalón y mi camisa. Cuando llega a la mejilla, una sensación pegajosa y cálida la sorprende entre los dedos.

Intento prestar atención y empiezo a oír un claxon que no se calla. La almohada sigue muy fría. Puedo ver la parte de debajo de un coche apoyado sobre sus puertas, encima de las líneas blancas en la cinta gris. Estoy tumbado en la carretera.

El tiempo parece correr más despacio, me da tiempo de pensar, no sé qué pasará con la reunión de hoy, ni quién vendrá a buscarme desde mi casa,...

Oigo un portazo, ruido de pasos, exclamaciones y gritos que no entiendo, y que se suman al claxon, que no para de sonar. Me miro las manos y me doy cuenta que la sensación pegajosa era un líquido oscuro y denso que cubre todo un lado de mi cara y que va goteando en la carretera.

Uno, dos, tres y mi mejilla ya no está fría. A mi alrededor una voz me dice no sé qué de estar tranquilo, que ya han llegado, que no me preocupe. ¿Quién ha llegado?¿qué pasa? Ya no suena el claxon.

La voz me limpia la cara y ya puedo ver con los dos ojos. La cara que me habla, está inclinada sobre mi. Me aprieta el brazo. No soy capaz de entender lo que dice, pero es suave y amiga. Noto un pinchazo. El agua está templada y sus húmedas gotas me resbalan por la cara. Alguien me la seca pasándome un suave papel por la cara.

Veo un viejo camión destrozado contra un árbol, y alrededor montañas de cajas de leche y blanca leche derramada. Mientras intento aclarar mis ideas, entender lo que me dice la voz y qué es lo que se mueve, miro hacia los pinos en donde un corzo mira fijamente la escena, muy quieto. Si no fuera porque me duele la cabeza, diría que su mirada me resulta familiar, ya me he parado.

De repente me golpean, me mueven, y me zarandean ¿porqué me hacen esto? Hace frío. Huele a resina. La humedad me oprime. Oigo agua bajando por la colina. Puedo ver las copas de los pinos tapando el cielo.


Me llevan a una habitación pequeña que tiene una luz blanca que está encendida. Se oye un portazo, un ya está, una sirena, y de nuevo una voz inclinada sobre mi me repite que no me preocupe, que ya pasó, que queda poco.

miércoles, 29 de junio de 2016

Por si no quedó claro hace seis meses


SÍ, quiero que vuelva a gobernar el PP (por eso le he dado más votos que a nadie), aunque NO, no quiero que siga haciéndolo como hasta ahora (por eso no le he dado suficientes votos). NO, no quiero que gobierne el PSOE (por eso le he dado menos votos que nunca, otra  vez, y mucho menos si se alía con Podemos).

CIUDADANOS es limpia porque es nueva y tiene ideas nuevas porque es muy joven (por eso le he dado sólo el cuarto puesto). En lo único que he cambiado es que algunos votos que les di en Diciembre se los he devuelto al PP para facilitar que se pongan de acuerdo. 

Sigo muy cabreado con el sistema: con la corrupción, con la alternancia, con el inmovilismo, contra la intolerancia que genera el sistema cuando le doy suficientes votos a algún partido, aunque ahora mi nivel de cabreo ya ha llegado al límite (por eso he votado a PODEMOS como tercera fuerza, pero con menos votos que en Diciembre).

El CAMBIO que he votado es que el PP NO lo siga haciendo igual, a saber: porque es lo único, porque es por mi bien, porque impone sus puntos de vista,…; que la alternativa no es buena automáticamente, como hasta ahora. No quiero un gobierno progresista  como dicen ¿qué es esto? Ni de izquierdas ¿qué es esto? Lo que quiero es un CAMBIO para hacer muchas cosas que solamente se pueden hacer entre varios: quitar el Senado, reformar la ley electoral, mejorar la reforma laboral, la justicia, garantizar las pensiones, mejorar nuestra Constitución…

Ningún votante ha entendido que las tres fuerzas no se pusieran de acuerdo por el cambio, si ahora no lo hacen, sus líderes jamás podrán volver a hacer nada. Si no se ponen de acuerdo ahora tampoco, ¡que cambien a las personas!

¡Ah! Y si me vuelven a preguntar, seguiré respondiendo lo mismo pero, probablemente, ni conteste.

martes, 10 de mayo de 2016

La bronca

-    ...
-    Esta mesa es pequeña, pero nos traerán rápido el desayuno que hemos pedido.
-    A lo que iba, hace tiempo que tengo que hablar contigo. Me temo que no te va a gustar lo que tengo que decirte.
-    Pues vamos a embarcar, así que date prisa con las malas noticias
-    El avión no es importante ahora, me gustaría que me escucharas atentamente. Tendrías que saber que tengo problemas, que tenemos problemas.
-    Tengo la sensación de que me olvido algo, seguro que me acordaré en el avión. Tenemos compañía... ¡vaya bronca!, igual tenemos que cambiar de mesa
-    No son importantes, deja de fijarte en ellos y hazme caso a mi, no me lo pongas más difícil.
-    Me trago lo que te he dicho, vamos en agosto a casa de tus padres.
-    No es eso, no es eso,... tengo que hablar contigo, en serio, es importante.
-    ¡Jo! con estos pesados, como griten más vendrá la policía a separarlos, creo que yo no sería capaz de aguantarte una bronca así.
-    Creo que tú y yo también hemos tenido muy buenas broncas.
-    No me salgas con eso ahora, ya hace tiempo que no discuto contigo.
-    ¿Te acuerdas de Sofía?
-    ¿Sofía?¿la de los ojos azules? ... tenía un novio, no me acuerdo cómo se llamaba.
-    ¡Me gusta Sofia!
-     A todos los tíos os gusta Sofía, con esa cara dulce de mosquita muerta.
-    ¡No!¡no! Lo digo en serio.
-    Ya veo, lo que quieres es que me sienta culpable al subir al avión,
-    ¡Jo! estos tíos se están pasando, si no les dices algo lo haré yo.
-    Seguro que nosotros podremos hacerlo sin gritar.
-    ¿Quieres que lo probemos?, ya hace mucho que no te echo la bronca, la tenemos que tener por teléfono, te llamo esta noche.
-    No, tiene que ser ahora. No puede esperar.
-    ¿Dónde estarás esta noche?, ¿estás esperando que me vaya?
-    Siempre igual, ya estoy un poco cansado de ti.
-    ¡Pues no te quedan años ni nada!, así que aprovecha y descansa estos días.
-    ¿Quieres que no te diga nada y te vayas sin saber algo importante?
-    ...
-    ... aquí un bocadillo de jamón con pan integral,... una cocacola para el caballero,... un vaso de agua.
-    ...
-    ¿Has visto ese tío cachas que está discutiendo?, no parece que ella se lo merezca, a ver si ya se ponen de acuerdo.
-    Tú siempre sabes lo que tienes que hacer y nunca tienes dudas ¿verdad? 
-    No digas tonterías, que luego te arrepientes.
-    A ver, ¿qué pasaría si me liara con otra?
-    Te mataría, ya deberías saberlo.
-    Fenomenal, Lola la dulce, ¿veneno?¿me pegarías?
- ...
-    ¡OIGA, POR FAVOR, USTEDES, PODRÍAN GRITAR MÁS BAJO, NO HAY MANERA DE DESPEDIRNOS!
De repente, toda la cafetería del aeropuerto pareció quedarse en silencio.
-    ....
-    Mira que eres capaz de ser impertinente. Algún día te llevarás una bofetada.
-    Ahora ya se han callado, ¿me vas a decir qué te pasa antes de que me vaya o no?
-    Ya no sé si es tan importante decirte nada.
-    ...
-    Te apuesto que le levanto al cachas a esta de al lado, a poco que pueda.
-    Recuerdo como acababan nuestras discusiones.
-    Cuando quieras, empezamos otra vez.
-    ...
-    Este bocadillo está muy bueno, debería haber pedido dos.
-    Eres la bomba, ¿has visto que ahora no paran de besarse?, de repente sí que tendremos que llamar a la policía.
-    En cuanto empiecen a quitarse la ropa, yo aviso a la policía también.
-    Me gustaría discutir contigo, para acabar como estos dos o como acabábamos nosotros.
-    Eres increíble, creo que en toda mi vida seré incapaz de soportar tus impertinencias, ..., pero te llaman para embarcar, olvida lo que he intentado decirte.


lunes, 9 de mayo de 2016

Di varios

Yo era muy joven, apenas empezaba a trabajar. Recuerdo una comida con mi jefe de entonces. Me había hecho una pregunta y le dije que tenía tres cosas que decirle. Estaba seguro de lo que iba a decirle, era joven y en cualquiera de las cosas que hacía intentaba demostrar seguridad y confianza. Tenía la sensación de que la comida era muy importante en mi vida, era mi jefe, mayor razón para demostrar seguridad en mi mismo.

Mi jefe no me felicitó por las cosas que le dije, las escuchó atentamente, pero no pareció impresionado por mi seguridad, ni las puso en duda, ni me dio las gracias por mis elaboradas opiniones. 

Con aire cansino, se limitó a decirme algo que me sorprendió y que no entendí en aquel momento.
-   Nunca digas tres, di varias, de esta forma, siempre podrás añadir alguna más.
Por supuesto le repliqué que si decía tres es porque había tres cosas y no cuatro, intentaba demostrar seguridad. 

La comida bajó mi respeto por aquel jefe, reforzó mis opiniones ya que él no las contradijo y pensé que había aprovechado la oportunidad que me brindó aquella comida. Su frase casi pasó inadvertida para mi.

El paso del tiempo me ha recordado aquella comida muchas veces, si fue una oportunidad no la aproveché. Ahora sé que muchas veces las formas son más importantes que el fondo, que es más valiosa la prudencia que la seguridad, y he descubierto que las cosas cambian con una velocidad pasmosa. Aquella frase ha pasado a ser importante.

Ahora ya sé que, por mucho que estén seguros, que no se puede decir en clave política, ¡No se puede hacer otra cosa que lo que estoy haciendo!, o ¡Jamás pactaré con el Partido Popular! Quien dice cualquiera de esas dos cosas no demuestra la capacidad suficiente para gobernar. Además, es posible que los dos estén condenados por el electorado, su jefe, a pactar y a hacer las cosas de forma diferente a como las han estado haciendo.

¡Mejor dijeran varios en lugar de demostrar lo seguros que están!