martes, 22 de septiembre de 2009

STOCK: Octubre; ¡Cómete el queso!

Mis amigos ya saben que estoy viajando mucho para intentar repetir el éxito de Leuter en España, al otro lado del océano Atlántico. A este lado del charco he podido descubrir algunas cosas acerca de los, teóricamente, mejores WMS (Sistemas de Gestión de Almacén) que se están instalando por el mundo.

Nacimos como empresa hace 15 años, aprovechando la tecnología de la radio frecuencia. Podíamos usar terminales conectados a un sistema central, sin hilos, a la increíble velocidad de 19.200 baudios, que costaban algo más del millón de las antiguas pesetas.

Era muy atractivo pensar que podíamos actuar en tiempo real, analizar lo que era necesario hacer en el almacén en cada momento y ordenarle a quien estuviera más cerca que llevara un pallet de un sitio a otro o que hiciera un picking; nació ADAIA.

Llevamos más de 15 años haciendo lo mismo. Ahora, los terminales cuestan poco más de 1.000€, su velocidad de conexión los ha convertido en terminales de red, todas las marcas de terminales se conectan de la misma forma (WiFi/802.11). Hoy en día nos conectamos remotamente a cualquier ordenador del mundo,…la tecnología ha mejorado.

Nosotros también hemos cambiado. Al principio nos atraía la satisfacción de hacer un producto que se pudiera aprovechar la tecnología. Enseguida descubrimos que eso no le importaba a nuestros clientes, que si queríamos vender era necesario obtener resultados tangibles, prácticos: el almacén debía mejorar su calidad de servicio con menos costes, menos recursos, incrementar su eficacia.

Aprendimos cómo hacerlo y nuestro software se fue haciendo menos solución y se fue convirtiendo en una herramienta que nosotros ajustábamos cada vez que era necesario. Empezamos a trabajar con un método, a analizar los problemas logísticos antes que los informáticos. Empezamos a dar soporte, era necesario que el almacén no se parara; nos convertimos en una compañía de servicios.

Convertimos un éxito inicial en un negocio duradero. Salimos al exterior en 1999. Exportamos experiencia y, cómo no, nuestro producto.

La crisis, y algún libro de éxito de los negocios (¿Quién movió mi queso?, de Spencer Johnson), nos indica que nada es constante, que todo cambia, que es necesario perseguir el queso, siempre. La crisis nos lo movió. Las empresas ya no estaban interesadas en mejorar su calidad de servicio, pero sí estaban interesadas en ahorrar costes, como lo hacíamos antes de convertirnos en ricos del ‘primer mundo’,… aunque sin hacer ninguna inversión; nació ADAIA alquiler y financiamos nuestros servicios.

También era verdad que en otras partes del mundo necesitaban de nuestra experiencia, más que en España. Centro América y Latino América en general, cada día está más convencida de lo que supone la logística como motor del crecimiento, una forma de mejorar las empresas con muy poco tiempo de espera para obtener resultados.

Las compañías de Estados Unidos, que nacieron un poco antes que nosotros (el origen fue la aplicación de una tecnología, la radio frecuencia), han crecido mucho más que nosotros. Su mercado era mucho más grande, tenían más dinero y han comprado empresas que hacen muchas más cosas de las que hacemos nosotros, para atender a la cadena de suministro, se han convertido en SCM Companies, Supply Chain Management, en lugar de WMS Companies.

Ahora, viendo instalaciones aquí, a este lado del Atlántico, estoy convencido de que sus WMS ya no son tan buenos Nosotros hemos seguido haciendo lo mismo, y ellos han dispersado su tiro.

Para nosotros, lo mejor de todo esto es que en Latino América, la cadena de suministro todavía no es el problema, mucho antes están los eslabones, los almacenes, que nuestro producto y servicios mejoran espectacularmente.

Me parece arriesgado que cuando a una empresa le mueven el queso, sea posible hacer cosas diferentes de las que hace o abrir nuevos mercados, eso es para tiempos de bonanza. En 1999 hicimos el primer proyecto en Argentina. Leuter México se fundó en 2001. Leuter Chile en 2003. Ya estábamos allí.

Ya sabía que un producto no servía de nada sin la necesaria experiencia para ponerlo en marcha. También sabía que nuestro producto era uno de los mejores de España. Ahora sé que está al mismo nivel que los mejores del mundo.

¿Orgullo patrio y de padre? Tal vez, pero hace ya más de 15 años que vendemos un ahorro de costes. Cada vez con una inversión más pequeña, y que en todo este tiempo ninguno de los fantásticos productos de Estados Unidos ha sido capaz de hacer instalaciones regulares en España. A lo mejor es por algo.

(Publicado en Octubre en Stock, Reed Business Information)