sábado, 14 de febrero de 2009

Asuntos internos ¿donde las dan las toman?

El mundo camina hacia la oscuridad. No sabemos si el destino se medirá con los criterios del orden establecido que el mundo civilizado ha conseguido en las últimas décadas, o si esto será inviable y será necesario volver a definirlo todo.

Mientras sucede todo esto, si examinamos a nuestros políticos, sin tener en cuenta el odio que uno y otro bando parecen obligados a manifestar, extensible parece a los de a pié.

Votamos a un partido, no a un candidato. Los partidos políticos son como empresas pero sin el objetivo de ganar dinero, solamente conseguir el poder. Por eso sus empleados hacen méritos por cómo se mueven dentro de sus partidos, porque hacen cosas que pueden ganar votos y estas empresas premian a los empleados que lo consiguen, no necesariamente por sus méritos en un cargo público.

Aunque los mejores vayan arriba dentro del partido, cuando por fin gobiernan, los cargos públicos se reparten entre todos, entre los eficaces, los menos eficaces y,... los chorizos. Es absolutamente inevitable que dentro de cualquier gran organización existan este tipo de personajes, en todos los partidos.

La reacción de los nuestros, cuando alguien descubre su existencia, es atacar a quien lo descubre y defenderse con el ¡y tú más! o ¡donde las dan las toman!. Otro ejemplo de lo lamentable de estas organizaciones.

¿Porque no asumen todos que tienen que existir los chorizos y que este es un problema de todos?

Si lo asumieran, todos tomarían cartas en el asunto y crearían departamentos de asuntos internos, como en las pelis de polis de los américanos, y conseguirían descubirlos antes que la prensa o el partido politico opuesto, y serían capaces de acotar el daño y destruir al que se descubriera.

Aunque no me gusta el presidente que hemos elegido entre todos, voila una frase de Rajoy: "Hundan el país y dspués llamennos para pedir ayuda" (En el Congreso esta semana).

¿De verdad que no deberíamos hacerlos dimitir a todos? Lo que falla de verdad en nuestra democracia son los partidos políticos.

Pedro Puig



lunes, 9 de febrero de 2009

Isaac Asimov

Isaac Asimov fue uno de los escritores de ciencia ficción más prolíficos de la historia. Para situarlo, es el autor de la novela “El hombre del bicentenario” llevada al cine con bastante acierto y de “Yo robot”, que Asimov hubiera impedido su estreno.

En casi todas las novelas de Asimov, el protagonista es el ser humano, no hay otros seres diferentes en la galaxia y el desarrollo es una copia de la sociedad humana, solo que en una escala geográfica mucho mayor, la galaxia.

Una de sus novelas más famosas es una trilogía: “Las fundaciones”. En la primera parte, un científico, Hari Seldon, predice la decadencia y caída del orden establecido, el imperio, y los posteriores años de barbarie y oscuridad en donde cualquier tipo de orden desaparece.

Por supuesto, como pasaría ahora, el científico es considerado por el gobierno como un terrorista y es exiliado con un pequeño grupo de sus partidarios. El grupo tiene una misión concreta: realizar una enciclopedia con el compendio del conocimiento humano, para impedir que se pierda.

Pero sobre todo tiene un objetivo: evitar los años de barbarie que parecen inevitables.

En las siguientes partes, el grupo, equipado con los conocimientos acumulados por la historia, armado con la simplicidad de la toma de decisiones, y la tecnología de que dispone es capaz de enfrentarse con el imperio en decadencia, pero fuerte todavía por su tamaño.

La realización de la enciclopedia era solamente una excusa. Es el la consecución del reto: evitar los años de barbarie, lo que mueve a todo el grupo. El desarrollo económico normal, la religión, los comerciantes, la tecnología, progreso.

Según confesó Asimov, su libro estaba basado en otro, escrito por un británico con el título “Decadencia y caída del imperio romano”, y los años de barbarie fueron los de la Edad Media.

Pedro Puig