viernes, 27 de febrero de 2009

Think Tank CIIL

El 27 de febrero ha tenido lugar una reunión que IESE organiza periódicamente, el Think Tank del CIIL (Centro Internacional de Innovación Logística), patrocinada por MIEBACH, por DHL y por SAP. Estas reuniones no tienen como objetivo extraer conclusiones, sino compartir conocimientos y experiencias para mejorar la Logística.

Esta mañana, sin embargo, se ha podido establecer una conclusión: en el supuesto de reducciones en los ingresos de las empresas de distribución del 20/25%, la propia reducción de la actividad no se trasladará al coste, y casi nada de lo que podamos hacer, manteniendo nuestra forma de trabajar, por bien que algunos ya lo estén haciendo, permitirá acercarnos sensiblemente a la reducción de los ingresos, a la vez que se mantiene la calidad de servicio.

Bien es verdad que operaciones de flujo tenso, reducción de número de referencias, colaboración entre empresas (me ha gustado oír red frente a cadena de suministro) o reducción de artículos promocionales pueden mejorar las cosas, reducir en parte los costes derivados de los stocks que hoy se acumulan en toda la cadena. También que los precios del transporte sí serán más sensibles a la reducción de la actividad.

La verdad es que la conclusión es bastante demoledora, y evidente para mi: tenemos que cambiar nuestra forma de trabajar.

La pregunta final, planteada por Antonio Rodríguez, de MIEBACH es para la reflexión: "Hace 30 años nuestras empresas también conseguían cuadrar sus cuentas y aquellas que lo hacían bien obtenían beneficios ¿qué ha cambiado desde entonces?"

La pregunta tiene mucha más miga todavía, si tenemos en cuenta los recursos que ahora tenemos (tecnología, infraestructuras, información,…), y que antes no teníamos.

A partir de aquí mis reflexiones.

Hace 30 años, cuando yo entraba en el mercado laboral, no existía la sociedad del bienestar como la conocemos hoy en día. Uno ganaba o perdía su trabajo, no era un derecho adquirido. El afán de superación de los que competían conmigo nos hacía a todos trabajar con ahínco, más horas si hacía falta, teníamos auténtica ansiedad por aprender y triunfar.

La política era un reto, un país que cambiar, que construir, a imagen y semejanza de lo que existía en otros países, no había partidos políticos monolíticos y gobernantes como ahora, sino políticos que administraban un entusiasmo colectivo y que, como subproducto, crearon los partidos políticos.

El resultado es que, hubiera tecnología o no, las cosas salían adelante, gracias al entusiasmo y al esfuerzo. También nos conformábamos con mucho menos (colas en una sanidad por construir, esfuerzos no solo para pagar impuestos sino para calcularlos, una educación todavía no universal, los pisos en alquiler, nuestro parque automovilístico, las carreteras,…).

Los bancos se portaban como bancos, es decir, si tenías dinero (o era clarísimo que ibas a devolverlo) te lo dejaban, si no lo tenías no.

Ese entusiasmo colectivo era capaz de hacer una piña alrededor de un proyecto común (independientemente de si eras del Madrid o del Barça, como dice un amigo mío).

Hoy en día nuestros políticos son gobernantes contratados por los partidos políticos, no existe un reto común, y por lo tanto ningún proyecto, y nuestros políticos son incapaces de ponerse de acuerdo en absolutamente nada, lo que acaba arrastrándonos a todos a discutir y descalificarnos en la calle.

Y aquí llega la crisis y resulta que, o cambiamos la forma de trabajar o no saldremos adelante. Creo que esa conclusión no solamente se aplica a la logística.

Pedro Puig

lunes, 23 de febrero de 2009

Porqué nos odiamos

Cuando alguien ve salir del kiosko a otro con el ABC, El Mundo, o El País bajo el brazo, ya esta retratado: ¡con ese panfleto qué se puede esperar de él!

Por supuesto, los medios tienen una parte de culpa, pero la mayor parte de culpa, esta en origen, en la política. No es razonable pensar que el presidente que tenemos, a pesar de que no pasará a la historia como un estadista, le traiga al fresco que haya 4 millones de parados. No es razonable pensar que el jefe de la oposición diga que le llamen cuando el país este en quiebra.

No es verdad, ninguno de los dos es un inútil, ni esta en política para hacerse rico, ni porque no tiene otra cosa que hacer, ni porque atesore la verdad absoluta sobre nada.

El problema es que están obligados, siempre hay unas elecciones que justifiquen descalificar al contrario. ¿Acaso los chorizos que existen en el PP no existen en el PSOE? Pues claro, pero eso solo implica que tienen los mismos lógicos problemas, no que sean rematadamente malos.

Es necesario resolver el problema que están generando en la calle: rojos y fachas, educados y no educados, cultos e ignorantes,... ¡Basta!, nada de esto es cierto. Sobre todo con la que esta cayendo, vamos a necesitar la colaboración de todos.

Tenemos que acabar con la bronca gratuita en la que se ha convertido la política española en los últimos 10 años y que amenaza con arruinar nuestra convivencia, cuando más vamos a necesitarla.

He aquí, algunas ideas:

Compromiso de los líderes políticos
  • Estamos permanentemente en campaña electoral. ¿Porque no hacemos coincidir todas las elecciones en el mismo mes para dejar de trabajar al que gane 4 años?
  • Todas las votaciones en Las Cortes serán secretas, para favorecer el voto personal en lugar del de partido.
  • Todos los gobiernos estarán obligados a pactar al menos X leyes en cada año de sesiones, no solo con sus votos.
Compromiso de los periodista
  • Los periodistas llamaran Sr. Juez, omitiendo su nombre, a cualquier magistrado cuando comenten algo sobre su trabajo.
Compromiso de los presidentes de Senado y Congres
  • Las descalificaciones serán prohibidas en Las Cortes, al igual que los insultos.

Obligación para presentarse a unas elecciones


  • Todos los partidos políticos estarán obligados a organizar un departamento de asuntos internos.
¿Qué algunas obligan a cambiar leyes? Estoy seguro de que se podría hacer un gran pacto para respetar estos principios sin cambiarlas.

¿Qué algunas obligan a que los partidos políticos pierdan poder? No creo que una pequeña dedicación para convencer a los propios parlamentarios de lo que tienen que votar fuera negativa. No creo que un tiempo obligados a escuchar al contrincante para pactar sea negativo.

Estas ideas no resuelven por sí solas ninguna crisis, pero no son más de lo mismo. Ninguna acción concreta de ningún gobernante servirá para resolver esta crisis, pero muchas pequeñas cosas, de todos, una detrás de otra, si lo conseguirán.

Pedro Puig