domingo, 2 de enero de 2011

WikiLeaks

Un cambio en nuestras vidas.

Ahora lees el periódico y te encuentras con una sorpresa. Oyes a políticos dar sus opiniones, y no es cuestión de que el micrófono este abierto cuando no debería. Oyes las reacciones lógicas, normales, siguiendo los intereses de lo que representan, sin tapujos, sin tener que respetar el interés general, ni siquiera las más mínimas obligaciones básicas que se les suponen a todos los mortales.

Viendo este nuevo periódico, realmente no se para qué sirven los periódicos normales. Por una parte ha bastado un hacker, un crack, como lo llamarían mis hijos, y no un periodista, para enterarse de la verdad, verdad tan conocida por todos, que no era necesario verla por escrito.

Lo único que faltaría es cambiar los cristales. Todo esta visto desde un solo color: las opiniones del poder imperial. Pero ni siquiera esa parcialidad altera el cambio enorme que supone leer las noticias de verdad o, dicho de otra forma, leer las interpretaciones de la verdad desde un solo sentido, conocido. Pero eso es pedir demasiado. La verdad lo es más si se compara con otras verdades, desde el mismo punto de vista, no es necesario filtrar, no es necesario interpretar, los micrófonos estaban abiertos. Cualquiera sin la más mínima formación puede entenderlo. Realmente, ni siquiera hace falta leerlo, es demasiado evidente.

He leído  muchas cosas de WikiLeaks, y no sé con qué quedarme. Que si Zapatero es un optimista enfermizo; que ningún presidente de Latinoamérica es trigo limpio; que Chávez quisiera ampliar sus fronteras al caribe; que las leyes locales y el imperio no se llevan bien; el siempre discutido motivo por el cual Zapatero ganó sus primeras elecciones; que Rajoy no es un líder; que Aznar puede volver,… solo si estamos desesperados, claro; que los políticos locales pliegan sus opiniones cuando el imperio lo pide,…

Nada nuevo, nada que no puedas oír en un taxi. ¿Qué es un periódico? ¿Esto o lo de siempre?