miércoles, 24 de mayo de 2017

La la Luli

El mundo real está, desgraciadamente, atascado. Quien más quien menos lo toma con resignación. Está lleno de gente que lo es, pero que no conocemos. Seres humanos que tal vez son estúpidos o no estúpidos. Hemingway decía que las buenas personas siempre son alegres. Nuestra valía, concepto difícil de expresar de otra forma, depende de como te tomes la realidad. Los no estúpidos esperan su turno, aprovechan para hacer lo que tienen que hacer. Dicen que uno debe buscarlos. Optimistas a pesar de la realidad. Los otros esperan.

Luego están los sueños. Fantástica aquella frase de Antonio Gala: "Doy por vivido todo lo soñado". Los sueños son aquello que nos hace caminar. A veces son íntimos, inconfesables; a veces imposibles, incluso utopias; a veces compartidos por gente que ve el futuro fácilmente; a veces casi anunciados por lo real y maravilloso de alguna circunstancia de nuestra vida real. Los sueños han movido el mundo y no son moneda de cambio cuando tomamos decisiones.

Después está el destino. Probablemente la mayor diferencia entre un estúpido o mediocre y un no estúpido es su capacidad de hacer que destino y los sueños se confundan, aunque no sean lo mismo. Las decisiones que uno toma cuando vive su vida no dependen de nada, son fortuitos, y los sueños pasan a ser algo más, algo que puede cambiar con el tiempo, no se convierten solo en moneda de cambio, sino en riqueza y patrimonio, ¿experiencia? El destino es tozudo. Puede esconder nuestra vida detrás de un disfraz muy coloreado de la realidad, para que esté claro que no es real. También compara nuestra vida con nuestros sueños iniciales. Al destino le importa bien poco que sean íntimos o no, que se consigan o no, que sean parecidos a los sueños o no. El destino vive con su tozudez para crear una vida plena para los amigos de Hemingway o decepcionante y mediocre para los demás. 

Por último, está lo excepcional, esto que ni siquiera se puede poner en palabras y que el caprichoso destino crea de vez en cuando. Entonces realidad sueños y destino se mezclan para plasmar en un lienzo (no tiene nada que ver con el papel), algo inalcanzable, pero que todos podemos entender, y eso no se puede ver en las películas,... son algunas películas. 


Es necesario ver más allá de las estrellas, más allá de los sueños, y más allá del destino. Hay que darle una oportunidad al destino para que sea caprichoso.