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domingo, 23 de mayo de 2010

Las brasas

Parece existir un velo en el ánimo,
indeterminado, difícil de describir.
Envuelve el vaso de agua, 
el paseo por la calle,
o el rostro del niño con su hermana pidiendo un peso. 
Pensamientos negros.



Tienes ganas de luchar, de salir, de revelarte,
no es justo, no es posible,
no, ¡a mi no! 
La realidad como enemigo.



Es necesario filtrar y bajar la voz de la guitarra y el teclado, 
estropean la noche. 
Pero la voz, sin saber porqué, reconforta. 
La suave voz del bohemio.



Rebuscas en lo positivo, compulsivamente, 
insistiendo en los éxitos que te encuentras. 
Buscas detalles para pintar con luz, de noche. 
Las algunas, pocas, alegrías.



La realidad que te esfuerzas por torcer. 
Terco balance.
La realidad casi siempre te gana. 
Y siguen las sombras empujando. 


Pero es normal,… si es difícil. 

¿Qué esperabas? 
¡No hay alfombra! 
Natural, es parte del mérito.



Y te falta algo, sólo no puedes. 
Te falta el objeto delicado, fundamental: apoyo. 
Eres un maldito objeto incompleto. 


La inspiración está a punto de salir. 
Parece que será solución. 
Está a punto, pero… no sale, 
y no hace de bálsamo siquiera.



¿De verdad, no es posible bajarse de la rueda? 
Me equivoqué, yo realmente la quería azul, 
yo realmente la quería normal, 
realmente la quería calma, 
la quería sin esfuerzo. 
¿A dónde voy?



La brocha no tiene pintura. 
El pincel no tiene colores, 
pero tiene un nombre: soledad.



La noche es cálida, 
y me da cierta sensación de paz, 
menos mal. 
La luz es poca, es acogedora.

Déjalo estar, 
mejor se pasa. 
No te preocupes, solo es ahora, 
dentro de un rato será distinto, mejor. 
La tozuda realidad.



Se te escurre entre los dedos, 
pero pasa sin darte cuenta,
pero poco a poco, 
pero muy poco a poco. 
Son las arenas del tiempo.



La escalera, la cuesta, el esfuerzo, 
siempre subiendo. 
¿Dónde está la bajada? 
Es el cansancio.



Son resultados, son actitudes. 
Nada concreto, todo inspiración. 
Retos, vallas, distancias que recorrer. 
Brasas que se ven solo al soplar. 


La ilusión, difícil de mantener.

Y entre las pocas alegrías, 
las risas diferentes,
las caras, los acentos, 
las voces diferentes. 
Las infinitas personas diferentes. 
Consuelo en la sorpresa.



La malta fría, compañía. 
Mirando desde la mesa. 
Observando lo que pasa, 
excusa para mirar afuera, ayuda.



Dentro y fuera. 
Sorpresas y rutina. 
Ilusión y realidad. 
Color y noche. 
Tan fácil soñar,… tan difícil vivir.



El mundo ignora lo que haces por cambiarlo. 
Para hacerlo, hay que empezarlo. 
La fuerza consiste en lograr la pasión. 
Lo oscuro es el abandono. 
Mañana será otro día.