El aeropuerto de Madrid tiene las columnas pintadas de diferentes colores, rojas a un extremo (caliente) y azules al
otro (frío). Es muy fácil orientarse con un simple golpe de vista. Rojo extremo sur,
caliente; azul extremo norte, frío; amarillo, en medio.
"Azul" es un concepto muy difícil
de explicar a menos que tengas algo azul a mano: el cielo, por ejemplo. Y aún así
cuesta explicarlo, ya que ni siquiera se parecen el
azul del cielo, que compite con el azul del Mediterráneo, y el
azul del cielo de Panamá,
que compite con el plateado del Pacífico.
Rojo. El calor tiene un culpable, está arriba, en el cielo, y hace que la piel de tu cara se tense. La única
solución es buscar una sombra, algo que se interponga entre el sol y
nuestra piel. Placer el de sumergirse en el mar o en una piscina.
Azul. El frío es la ropa
que pesa, y el culpable no está
en ningún lugar, sino en todos. El frío es un
enemigo al que sí
se puede vencer, no como al calor. El placer que se
siente al entrar en un lugar cálido viniendo del frío,
es un placer que solamente provoca el frío.
Cuando hace mucho calor sudas. Cuando hace
frío es el cielo el que suda, cubriendo todo de un manto blanco, el
color ni caliente ni frío, la suma de colores, la nieve, que pinta de quietud el paisaje, llena de quietud las voces, y hasta silencia las pisadas.
¡Es tan difícil explicar el azul como el frío!