viernes, 12 de junio de 2009

Cuento: La guitarra y la voz.

Un cristal con agua cayendo por los dos lados separa el espacio del lobby, con luz propia, del de penumbra interior.

En la esquina de la penumbra una guitarra suena.

Let it be…

Una tele queda fuera de lugar: “Uribe recibe fuertes críticas”. Un busto parlante, sonriente, artificial, habla por detrás de los Beatles.

…Mother Mary comes to me…

Al lado de la guitarra, agazapada detrás de un atril y de un micrófono sale la voz de la novia de Forrest Gump.

… There will be an answer…

Su vestido negro, la luz de las velas, el agua cayendo, el sabor de la malta fría, por el hielo.

Let it be

No hay luces ni focos y la atención no puede ser ni a la guitarra ni a la novia de Forrest, pelo rubio, melena larga sobre el vestido negro y pañuelo años sesenta.

El bullicio de debajo, bajo, acompaña la música: el sonido de un teléfono, los acordes no identificados, la malta,…

“Colombia gana a Perú” dicen los rótulos mientras el busto parlante mueve los labios. Y el ambiente toma protagonismo, y los acordes son cada vez más identificados. Nadie parece hacer ni caso.

… que ha quedado… de aquella amistad,…

… volveremos a sentir…

Ella canta ahora como Presuntos Implicados.

¿Porqué el mundo será tan grande y tendrá tantos rincones en los que sentirse solo?

lunes, 8 de junio de 2009

¿Elecciones?

Hoy he votado, he votado en blanco para ver si todos los políticos de nuestro país se dan cuenta de que tienen que irse. No tengo muchas esperanzas, la verdad, aunque lo haya intentado enviando un SMS de “vota, pero vota en blanco, ¡pásalo!”.


Mi hijo votaba por primera vez, y la importancia de estas elecciones era por ser las primeras.


La Comunidad Europea es un fantástico invento, es increíble que existieran los políticos que la hicieron posible y es increíble que ahora cueste tanto encontrarlos.


Están (¿debería decir estamos?) haciendo leyes para 500 millones de personas, unificando valores o extrayendo la parte subjetiva, personal, cultural, de interpretación de un valor cualquiera, de cualquier tipo, y plasmarlo en blanco y negro. Para que lo entienda todo el mundo, para que la mayor parte de gente pueda compartirlo, incluso para que exista. Creo en la Comunidad Europea.


Lamento que la estructura política que tenemos no esté basada en retos conjuntos, compartidos por la más amplia cantidad de gente, y desprecio los retos locales, diferenciadores y excluyentes. Creo en la persona, en su capacidad para compartir y acometer grandes retos cuando actúa como grupo, a más grande, mejor.


Hoy no tenemos líderes. Viendo la campaña electoral en España, llena de falta de respeto por la labor del otro, llena de corrupción, de cosas sin la más mínima importancia. Falta por completo del para qué sirve, ha servido y servirá la Comunidad Europea. Todas esas leyes que se ‘transponen’ a las leyes locales. La inexorable evolución de hacer piña, algo común, volumen, para defendernos mejor, para avanzar más, para formular retos atractivos.


En la campaña nos hemos encontrado con ‘págame los trajes y te daré permisos’ o ‘que amable eres regalándome los trajes, no te preocupes que sabré recompensártelo’. Pienso en trajes porque está en la prensa, pero estoy convencido de que TODOS los políticos de TODOS los signos tienen esta amenaza. Y estoy convencido de que la solución pasa por el control, no porque unos sean mejores que los otros.


Dudo mucho de las municipales; creo que un gestor profesional que cobrara, sería más fácil de pillar en un renuncio y más eficaz que un cargo electo, formado en las inexistentes escuelas de eficacia de los partidos políticos. No creo que las ideologías influyan demasiado en el devenir municipal. Creo que no tendríamos que tener elecciones generales por países. De las autonómicas, ni hablamos.


Espero que esto lo vean mis hijos: solamente unas elecciones, las europeas y cada cuatro años.


Para mí el patrioterismo y el provincianismo imperante de las ideas políticas locales en todo el mundo sirve solamente para justificar la ineficacia. Alguien pensará que soy un facha, por discutir la esencia de la democracia.


Lo siento, pero no, no estoy hablando del derecho de elegir líderes; no estoy abogando por abolir identidades culturales nacionales ni nada por el estilo, que creo que nos enriquecen. Pienso que la vieja idea de acercar la administración al administrado, que defendí de joven, corriendo delante de ‘los grises’, ha generado consecuencias de ineficacia, cuando no, desastres.


Estoy pensando en el ejemplo que pone un amigo mío, apenado por que al perro de alguien lo tienen que operar de apendicitis, sin tener en cuenta que el verdadero problema sería lo dura que estaría la carne del perro en el caso de tener que comérselo,… por hambre.


Cómo es posible que se muera gente de hambre, o ahogada en el estrecho, mientras nosotros gastamos nuestros recursos en pagar a parlamentos llenos de políticos repetidos, o en costear elecciones: cada año, de media, hay al menos unas elecciones. Cuando oía lo del ‘efecto llamada’ me imaginaba a un candidato a ‘paterísta’ viendo los fuegos artificiales desde el otro lado del estrecho, imaginando uvas como melones, ángeles cantando por las calles y fuentes de vino en lugar de agua.

Ahora, en lugar de facha, parezco un rojo progresista, preocupado por la justicia y el reparto de recursos en el mundo.

Lo siento pero no, tampoco. Creo en el mérito y en el esfuerzo. Creo en el derecho a no esforzarse que tiene cada uno y, en consecuencia, conseguir menos que el que elige esforzarse. Creo en la diferencia de capacidades y en la desigualdad que la propia naturaleza crea con todos nosotros. Creo que la sociedad también añade ventajas y desventajas, diferencia de oportunidades, arbitrariamente, y que esto no está bien.

También creo en la lotería que me ha tocado naciendo en donde lo he hecho, de unos padres como los míos. Un ejemplo. Ayer en la TV pusieron un programa acerca del sistema de donación de órganos que tenemos en España. Sencillamente increíble por lo eficaz, pero infinitamente más importante por lo fundamental:
La gente piensa, en su dolor, algo que nada tiene que ver con ella, busca desinteresadamente el bien de alguien, sin que cueste dinero, eso sí. Creo que todos estaremos de acuerdo que es un ejemplo de las cosas que se pueden conseguir.

Pedro Puig