jueves, 13 de abril de 2017

La tierra prometida

Un político holandés que acaba de perder las elecciones lo tiene claro.  Donald Trump lo tiene claro. Marine Le Pen lo tiene claro. El 37% de los ingleses lo tienen claro;  sus votantes también: Echar a los árabes y cerrar las fronteras. Nosotros, los de nuestra tribu resolveremos los problemas, ¡ya está bien que vengan a robarnos! Expresión demasiado parecida para mi gusto de aquella versión que decía rubios, y ojos azules, de raza aria.

El mundo occidental: Europa y Estados Unidos, no nos hemos ocupado y hemos generado una "tierra prometida" en la que la diferente altura de los vasos comunicantes actúa como acelerador para que otros que tienen mucho menos, sus países no están en la tierra prometida, intenten venir como sea. Algunos dejan a sus hijos y sus familias, otros incluso arriesgan sus vidas para atravesar el Mediterráneo, ninguno olvida sus orígenes pero todos buscan algo mejor.

No sé lo que les hemos hecho a algunos, no sé si les hemos hecho algo y no sé siquiera quien son, a pesar de que los hemos bautizado para saber quien es el enemigo. Aborrecen lo que hemos conseguido, nos matan y mueren después, generando munición para los diferentes Trump que ahora mandan en la tierra.

En 60 años, toda mi vida, la civilización occidental ha destruido los tópicos, prejuicios generados quien sabe cuando, y ha basado su progreso en la igualdad. Ahora incluso el presidente de Europa retoma los tópicos y acusa a algunos de "mujeriegos y gastones" dando pie a que en nuestra casa podamos tachar de ladrones a rumanos y árabes,  asumiendo que vienen solamente para robar, y que todos los problemas se resuelven echándolos.


El mundo se ha olvidado de donde viene y adonde llevan los prejuicios: al no entendimiento y la guerra. La mayor parte de nosotros no hacemos nada, ni siquiera votamos, ya es hora de levantar la voz.  El mundo está convulso.

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