lunes, 8 de junio de 2009

¿Elecciones?

Hoy he votado, he votado en blanco para ver si todos los políticos de nuestro país se dan cuenta de que tienen que irse. No tengo muchas esperanzas, la verdad, aunque lo haya intentado enviando un SMS de “vota, pero vota en blanco, ¡pásalo!”.


Mi hijo votaba por primera vez, y la importancia de estas elecciones era por ser las primeras.


La Comunidad Europea es un fantástico invento, es increíble que existieran los políticos que la hicieron posible y es increíble que ahora cueste tanto encontrarlos.


Están (¿debería decir estamos?) haciendo leyes para 500 millones de personas, unificando valores o extrayendo la parte subjetiva, personal, cultural, de interpretación de un valor cualquiera, de cualquier tipo, y plasmarlo en blanco y negro. Para que lo entienda todo el mundo, para que la mayor parte de gente pueda compartirlo, incluso para que exista. Creo en la Comunidad Europea.


Lamento que la estructura política que tenemos no esté basada en retos conjuntos, compartidos por la más amplia cantidad de gente, y desprecio los retos locales, diferenciadores y excluyentes. Creo en la persona, en su capacidad para compartir y acometer grandes retos cuando actúa como grupo, a más grande, mejor.


Hoy no tenemos líderes. Viendo la campaña electoral en España, llena de falta de respeto por la labor del otro, llena de corrupción, de cosas sin la más mínima importancia. Falta por completo del para qué sirve, ha servido y servirá la Comunidad Europea. Todas esas leyes que se ‘transponen’ a las leyes locales. La inexorable evolución de hacer piña, algo común, volumen, para defendernos mejor, para avanzar más, para formular retos atractivos.


En la campaña nos hemos encontrado con ‘págame los trajes y te daré permisos’ o ‘que amable eres regalándome los trajes, no te preocupes que sabré recompensártelo’. Pienso en trajes porque está en la prensa, pero estoy convencido de que TODOS los políticos de TODOS los signos tienen esta amenaza. Y estoy convencido de que la solución pasa por el control, no porque unos sean mejores que los otros.


Dudo mucho de las municipales; creo que un gestor profesional que cobrara, sería más fácil de pillar en un renuncio y más eficaz que un cargo electo, formado en las inexistentes escuelas de eficacia de los partidos políticos. No creo que las ideologías influyan demasiado en el devenir municipal. Creo que no tendríamos que tener elecciones generales por países. De las autonómicas, ni hablamos.


Espero que esto lo vean mis hijos: solamente unas elecciones, las europeas y cada cuatro años.


Para mí el patrioterismo y el provincianismo imperante de las ideas políticas locales en todo el mundo sirve solamente para justificar la ineficacia. Alguien pensará que soy un facha, por discutir la esencia de la democracia.


Lo siento, pero no, no estoy hablando del derecho de elegir líderes; no estoy abogando por abolir identidades culturales nacionales ni nada por el estilo, que creo que nos enriquecen. Pienso que la vieja idea de acercar la administración al administrado, que defendí de joven, corriendo delante de ‘los grises’, ha generado consecuencias de ineficacia, cuando no, desastres.


Estoy pensando en el ejemplo que pone un amigo mío, apenado por que al perro de alguien lo tienen que operar de apendicitis, sin tener en cuenta que el verdadero problema sería lo dura que estaría la carne del perro en el caso de tener que comérselo,… por hambre.


Cómo es posible que se muera gente de hambre, o ahogada en el estrecho, mientras nosotros gastamos nuestros recursos en pagar a parlamentos llenos de políticos repetidos, o en costear elecciones: cada año, de media, hay al menos unas elecciones. Cuando oía lo del ‘efecto llamada’ me imaginaba a un candidato a ‘paterísta’ viendo los fuegos artificiales desde el otro lado del estrecho, imaginando uvas como melones, ángeles cantando por las calles y fuentes de vino en lugar de agua.

Ahora, en lugar de facha, parezco un rojo progresista, preocupado por la justicia y el reparto de recursos en el mundo.

Lo siento pero no, tampoco. Creo en el mérito y en el esfuerzo. Creo en el derecho a no esforzarse que tiene cada uno y, en consecuencia, conseguir menos que el que elige esforzarse. Creo en la diferencia de capacidades y en la desigualdad que la propia naturaleza crea con todos nosotros. Creo que la sociedad también añade ventajas y desventajas, diferencia de oportunidades, arbitrariamente, y que esto no está bien.

También creo en la lotería que me ha tocado naciendo en donde lo he hecho, de unos padres como los míos. Un ejemplo. Ayer en la TV pusieron un programa acerca del sistema de donación de órganos que tenemos en España. Sencillamente increíble por lo eficaz, pero infinitamente más importante por lo fundamental:
La gente piensa, en su dolor, algo que nada tiene que ver con ella, busca desinteresadamente el bien de alguien, sin que cueste dinero, eso sí. Creo que todos estaremos de acuerdo que es un ejemplo de las cosas que se pueden conseguir.

Pedro Puig

martes, 26 de mayo de 2009

Desarrollo

Hace 20 años, en España, teníamos envidia.

Íbamos a otros países y veíamos parques de coches mejores que el nuestro. Cruzábamos la frontera para ir a Perpignan y veíamos los campos ordenados, las cunetas de las carreteras limpias; las ciudades ordenadas; el tráfico infinitamente mejor, la gente respetando las ordenanzas, los semáforos; veíamos a las suecas en nuestras playas y pensábamos que no eran como las españolas, tenían algo... ; había corrupción, si tenías un amigo en la administración lo tenías todo, en otras partes sabíamos que no pasaba,… y sentíamos envidia.

Un dicho de la época rezaba: “Spain is different”, otro decía: “Que inventen ellos”, y nosotros nos lo creíamos.

Después tuvimos una magnífica generación de políticos, pero no fueron ellos. Curiosamente también debemos de haber tenido una generación excepcional de agricultores, de basureros y de cualquier otra cosa, porque sin preocuparnos de ello dejó de existir la coima, como la llaman en México, en las calles, y las ciudades y los campos mejoraron poco a poco, y se pudieron hacer infraestructuras.

Nadie hizo nada espectacularmente importante, pero todos hicimos nuestro trabajo, y la palabra de cada uno fue más respetable y no hizo falta ser tribu, ni ser diferentes, solo éramos personas que podíamos ver lo que estaba bien hecho y diferenciarlo de lo que no lo estaba, aunque no fuéramos expertos.

Hoy nadie reconocería España de cualquier otro país desarrollado. España es igual que todos, esto es lo mejor.

Pedro Puig

lunes, 18 de mayo de 2009

STOCK: Mayo 2009 Mayo tiene que ser mejor mes, ¡por fin!

Hay elecciones, así que los responsables de pintarnos las cosas tendrán que hacerlo para que parezcan de otro color. Si se miran las gráficas de las bolsas, desde el punto más bajo a final de marzo, todas están subiendo. De cosecha propia, diré que en LEUTER se empezaron a recibir tímidas llamadas antes de Semana Santa.

Lo sé, nada es demostrativo de nada, y menos aún que haya elecciones, que a poco que lo analicemos es algo negativo ¿Para cuándo nuestros políticos pactarán todas las elecciones al tiempo? ¿o pactarán algo, quiero decir?.

Seguro que levantará ampollas, pero, aparte del fanatismo imperante, si alguien vio un partido de fútbol que se celebró el sábado pasado, el gran derbi que debía decidir una liga, insisto, fanatismo aparte, me gustaría que todo en la vida fuera siempre así: cuando algo se hace bien, se gana.

Se dice que las pequeñas empresas son más ágiles, más flexibles y que podrán encontrar más fácilmente el camino de salida. No opino lo mismo. Las pequeñas compañías que no han hecho los deberes en épocas de bonanza, ahora lo están pasando mal: les pilla sin bañador cuando baja la marea. Las compañías grandes serán capaces de capear el temporal y guardar capacidad para remontar después.

También se dice que en tiempos de crisis hay que hacer cosas diferentes, ser innovador. Es una idea que parece interesante. Desde luego todos estamos capacitados para seguir una línea marcada y hacerlo más o menos bien, dependiendo de la capacidad de cada uno. Pero inventar, sin ser ellos, como decían antes, innovar o hacer cualquier cosa que se nos ocurra, el mundo está lleno de buenas ideas, y llevarlas a término es mucho más difícil.

Pues yo no opino lo mismo. Creo que se trata de buscar valores seguros, fundamentales, retroceder en una evolución de nuestro mercado que lo ha llevado a ser merecedor de una crisis como la que tenemos encima. Hay muchas cosas fundamentales que se pueden aplicar, por ejemplo:

- Un cliente quiere algo, pues no le vendamos otras cosas, sólo lo que nos pida.
- Si todo el mundo tiene problemas de costes, entonces es necesario ser vehemente demostrando que podemos generar esos ahorros, sobre todo si es cierto.
- Si sabemos que un cliente puede mejorar, y podemos, regalemos la mejora, nos lo agradecerá a largo plazo.
- Si estamos convencidos de que nuestro producto es bueno, entonces busquemos otros mercados, pero hagamos lo que sabemos hacer mejor.

Ya lo decía George W. Bush, si nos ha funcionado más de 60 años, para qué lo vamos a poner en duda. Gracias a Dios, ese fue uno de sus últimos argumentos.

Opino que el valor fundamental más importante es recuperar el equilibrio perdido entre valor y precio, rescatando el valor de trabajar y de hacer las cosas bien, apretando los dientes y trabajar más duro que antes.

Cuando en LEUTER hicimos los últimos presupuestos en Octubre de 2008, declaré que el año 2009 era un año perdido, que solamente podíamos aspirar a pasar la crisis. Teníamos que cuidar nuestra base instalada y hacernos fuertes en los servicios que proporcionamos reduciendo los costes.

Creo que esta misma decisión la han tomado todas y cada una de las pequeñas y medianas empresas de este país. Algunas demasiado tarde. El único objetivo que tengo en mente es pasar de fase, seguir proporcionando servicios hasta que la crisis pase y entonces seremos menos empresas las que podremos hacerlo.

Estoy seguro de que tendremos algunas buenas noticias pronto, sin tener en cuenta las reglas de tres, única herramienta que les queda a los expertos, para saber que, al ritmo de generación de paro por mes que llevamos, ya está a punto de empezar a bajar.

Estoy seguro de que a casi todos los magníficos profesionales que conozco les bastará con saber que hemos tocado fondo para que se arremanguen la camisa y se pongan de nuevo a trabajar para ganar a sus colegas de la competencia.

Entonces sí será el momento de buscar cosas nuevas, y entonces el más flexible se llevará el gato al agua.

Pedro Puig

(Publicado en STOCK en Mayo 2009; Reed Business Information)

domingo, 3 de mayo de 2009

Quien mejor lo hace, gana.

Hablar de Fútbol en España es como hablar de política, es decir, da igual como lo haga el equipo del que uno es 'fan'. Lo único que pasa cuando el equipo lo hace mal es que va menos al estadio, siente menos interés en ver los partidos por la tele,... Jamás va a cambiar de equipo, como en política.

Decir que uno es del Barça o del Madrid, inmediatamente le hace acreedor de ser odiado por el que no es de su equipo,... como en política.

La lección del partido del sábado, famoso derbi, el partido esperado, este año más que nunca, si uno se sienta delante de la televisión para ver un gran espectáculo, es que el espectáculo se produjo, y no fue por demérito para nadie.

Se había hablado mucho, antes de este partido. El Barça durante todo el año, jugando fútbol, dando espectáculo y ganando casi siempre. El Madrid, no dando espectáculo, demostrando coraje, y ganando casi siempre. La alternativa era que el Barça se cayera que, a pesar del fútbol que regala, se cayera con todo el equipo, frente al coraje, a los resultados. La alternativa era darle la razón a aquel que la sigue la consigue, o dársela a aquel que hace bien su trabajo y obtiene el éxito.

Ojalá que esta vida tan dura que tenemos, en cualquier ámbito, siempre fuera verdad que cuando lo haces bien, las cosas siempre salen: quien mejor lo hace, gana.

Pedro Puig

Cuba tiene Swing

En mis esfuerzos por vender en tiempos de crisis, he tenido que viajar al otro lado del Atlántico para ayudar a LEUTER en México. Allí la crisis no es como aquí, y los posibles clientes siguen escuchando frases mágicas como: ‘…si invierte esto, ahorra esto otro en menos de un año…’. Argumentos como este es lo que realmente sabemos hacer en LEUTER.

Me invitaron a un congreso de logística para empresarios Mexicanos y Centro americanos en Cuba; era mi primera vez en la isla.

Cuando uno ve varios kilómetros de malecón con una sucesión de ‘palacios adosados’,… en ruinas; cuando mira a través de los cristales de la habitación de uno de los mejores hoteles de La Habana,… apenas, porque llevaban muchos meses sin limpiarlos, cuando uno trata con la gente de allá, no sé si solamente pude hablar con la gente que está en contacto con los turistas (resolver esto se ha convertido en una asignatura pendiente para mi),… y cuando escucha música por todas partes,… le entra a uno una sensación de pena y frustración enorme.

La mejor cosa que he encontrado al otro lado del Atlántico, en México y en general en centro América, es que la crisis no inunda todas las conversaciones; la gente sigue pensando en esforzarse, igual que antes. Tal vez deberíamos recordar cuando nos esforzábamos en mejorar las cosas. Hace 30 años en España teníamos una sana envidia por emular a los países avanzados, aprendimos que para llegar a donde estaban ellos era necesario trabajar todos los días, esforzarse. Teníamos corrupción, amiguismo, las cosas siempre eran mejores fuera,… ¿Nos hemos olvidado de lo que hemos conseguido? ¿Teníamos más recursos que los que tenemos ahora, con la crisis, para superar todos los obstáculos y avanzar?

Hasta hace unos meses la gente nos pedía poder hacer MÁS cosas con MENOS recursos. Hoy, se mueve menos mercancía y la gente nos pregunta cómo hacer para mover MENOS cosas por MENOS dinero. Esa es la única ecuación que parece valer estos días.

Con Cuba de canción de fondo, intenté sacarle punta a la situación que veía y algún paralelismo a mi trabajo y a la logística.

Cuando un cliente confía en nosotros para resolver los problemas que nos plantea, casi nunca somos capaces de transmitirle que, además de resolver los problemas de los que es consciente, hay otras muchas cosas que no se ha planteado y que nosotros somos capaces de aprovechar para mejorar la eficacia de sus almacenes.

De eso se trata cuando una empresa contrata a un especialista, contrata a la experiencia de quien sabe qué cosas funcionan y cuales no, y a quien huele las situaciones y es capaz de hacer las preguntas adecuadas.

Cuando una empresa intenta resolver los problemas de su almacén por sí misma, si dispone de buenos recursos, tiene oportunidades de hacer bien las cosas. Igual, si su opción es hacer un sistema de gestión de almacenes internamente. Con buenos recursos una empresa puede hacer un buen sistema. Si los logísticos son buenos transmitirán buenas ideas a los informáticos. Si estos son buenos harán buenos programas, y los buenos logísticos serán capaces de implementar los mejores procedimientos en el almacén.

En caso de elegir esta opción, me gustaría que no les pasara como a los bien intencionados cubanos que han intentado hacer todo a su propio estilo, internamente, poniendo en cuarentena cualquier experiencia, buena o mala, consiguiendo que ningún imperialista o capitalista se robe nada, pero no consiguiendo casi nada de lo que el imperfecto mundo occidental ha conseguido.

Claro que, oyendo hablar a algún dirigente, la situación, medida con parámetros occidentales que nadie puede contrastar, viendo el nivel de educación de la gente para no saltarse un semáforo, para no aceptar dólares, para no saltarse las reglas básicas en general, algo chirría.

Chirría escuchar que la culpa de su situación es de los americanos y su bloqueo, de los huracanes y de la caída del imperio soviético. Cuando las culpas siempre son ajenas, es casi una demostración de que el verdadero problema está en su interior.

Este mes encontrará en la revista una hoja que resume mis artículos de diciembre, enero y febrero, que le servirá para analizar la situación del almacén y ver qué cosas está haciendo bien y cuales son manifiestamente mejorables. Está escrito con palabras simples para que cualquiera pueda entenderlas. Espero que les sea útil.

Pedo Puig (pedro.puig@leuter.com)

lunes, 16 de marzo de 2009

Logística ¿Y ahora qué?

Ahora su jefe ya no le pide que entregue la mercancía cuando se la pidan, ya no le pide calidad total. Sin embargo, ni se le ocurra dejar de hacerlo, o esta crisis tendrá un culpable: Ud. Ahora le pide que siga haciendo lo mismo, pero más barato, con menos stock.

Así que en el papel de encima de su mesa, se encuentra la ecuación en donde la cantidad de mercancía que pasa por sus manos ha bajado o bajará un 20 o 25%, y tiene que bajar sus costes otro tanto.

Lo primero, buscar soluciones fuera de su empresa. Los proveedores han tragado siempre con todo, aceptaran una vuelta de tuerca más. Seguro que esos transportistas que antes se quejaban del precio del petróleo pueden echar una mano.

Pero claro, si hablamos de camión completo, de retornos asegurados,... No les hable de pedidos más pequeños para adecuarnos a la demanda. La crisis es para todos.

Sigamos por nuestros almacenes. No hay mucho que hacer en la parte administrativa. En los últimos años hemos establecido unos procedimientos de trabajo para asegurar la calidad, no se pueden tocar.

La manipulación es dependiente de la cantidad de mercancía a mover. Pero resulta que en los últimos años hemos bajado los sueldos hasta el punto de tener que buscar mano de obra en el extranjero. Además, crece la manipulación, los pedidos son más pequeños.

La ecuación no tiene solución en términos que puedan depender de la reducción de mercancía movida.

No se preocupe, su problema es común. Piense en sus colegas fabricantes, ellos todavía están peor.

La civilización occidental que conocemos ha llegado a donde esta, simplificando mucho, siguiendo pasos sucesivos: religión, comercio y tecnología.

No se si nos servirá de algo rezar, pero en todo caso, es una opción personal.

El comercio tiene que simplificarse. Volver a ganar dinero por poner las cosas allí en donde son necesarias, aprovechando la diferencia de valor en origen y destino. Volver a ganar dinero por hacer algo que la gente necesita, y hacerlo bien. El comercio debe volver a vivir del valor añadido, y reducir los escalones que no lo aportan.

Por supuesto, el capitalismo debe de reducir drásticamente aquellas maniobras especulativas que generan riqueza sin aportar nada.

Eduquemos de nuevo a nuestros hijos para que surjan lideres capaces de olvidarse de que con una tft de 36 pulgadas o una play station ya hemos cubierto objetivos (el mundo por civilizar, por alimentar, el espacio por conocer, el cáncer sigue vivo, quemamos petróleo para vivir ensuciando nuestro planeta,... Retos nos sobran).

Nos queda la tecnología. No busquemos a un consultor que nos resuelva la vida. Busquemos a alguien que haga las cosas mejor que nosotros (seguro que los hay). Apliquemos tecnología, no por estar a la ultima, sino porque funciona.

Si, ya se, el director general dice que no se puede gastar nada, nos remite al financiero.

¡Por dios! Confíe en su criterio, en su trabajo. Argumente bien las cosas. Pronto se acabará la psicosis de no hacer nada hasta que esto pase (hace meses me refería a "esto" como el oso hormiguero). Pronto todos nos pondremos a pensar que mañana volverá a salir el sol, que ahí afuera hay clientes, gente que necesita nuestros productos y servicios. Otros competidores que buscan clientes, igual que nosotros, y a los que hay que ganar por la mano.

Esta claro que con la tecnología hemos podido crecer, hacer más con menos. Ahora la necesitamos, también, pero para hacer menos con menos.

Pedro Puig

viernes, 27 de febrero de 2009

Think Tank CIIL

El 27 de febrero ha tenido lugar una reunión que IESE organiza periódicamente, el Think Tank del CIIL (Centro Internacional de Innovación Logística), patrocinada por MIEBACH, por DHL y por SAP. Estas reuniones no tienen como objetivo extraer conclusiones, sino compartir conocimientos y experiencias para mejorar la Logística.

Esta mañana, sin embargo, se ha podido establecer una conclusión: en el supuesto de reducciones en los ingresos de las empresas de distribución del 20/25%, la propia reducción de la actividad no se trasladará al coste, y casi nada de lo que podamos hacer, manteniendo nuestra forma de trabajar, por bien que algunos ya lo estén haciendo, permitirá acercarnos sensiblemente a la reducción de los ingresos, a la vez que se mantiene la calidad de servicio.

Bien es verdad que operaciones de flujo tenso, reducción de número de referencias, colaboración entre empresas (me ha gustado oír red frente a cadena de suministro) o reducción de artículos promocionales pueden mejorar las cosas, reducir en parte los costes derivados de los stocks que hoy se acumulan en toda la cadena. También que los precios del transporte sí serán más sensibles a la reducción de la actividad.

La verdad es que la conclusión es bastante demoledora, y evidente para mi: tenemos que cambiar nuestra forma de trabajar.

La pregunta final, planteada por Antonio Rodríguez, de MIEBACH es para la reflexión: "Hace 30 años nuestras empresas también conseguían cuadrar sus cuentas y aquellas que lo hacían bien obtenían beneficios ¿qué ha cambiado desde entonces?"

La pregunta tiene mucha más miga todavía, si tenemos en cuenta los recursos que ahora tenemos (tecnología, infraestructuras, información,…), y que antes no teníamos.

A partir de aquí mis reflexiones.

Hace 30 años, cuando yo entraba en el mercado laboral, no existía la sociedad del bienestar como la conocemos hoy en día. Uno ganaba o perdía su trabajo, no era un derecho adquirido. El afán de superación de los que competían conmigo nos hacía a todos trabajar con ahínco, más horas si hacía falta, teníamos auténtica ansiedad por aprender y triunfar.

La política era un reto, un país que cambiar, que construir, a imagen y semejanza de lo que existía en otros países, no había partidos políticos monolíticos y gobernantes como ahora, sino políticos que administraban un entusiasmo colectivo y que, como subproducto, crearon los partidos políticos.

El resultado es que, hubiera tecnología o no, las cosas salían adelante, gracias al entusiasmo y al esfuerzo. También nos conformábamos con mucho menos (colas en una sanidad por construir, esfuerzos no solo para pagar impuestos sino para calcularlos, una educación todavía no universal, los pisos en alquiler, nuestro parque automovilístico, las carreteras,…).

Los bancos se portaban como bancos, es decir, si tenías dinero (o era clarísimo que ibas a devolverlo) te lo dejaban, si no lo tenías no.

Ese entusiasmo colectivo era capaz de hacer una piña alrededor de un proyecto común (independientemente de si eras del Madrid o del Barça, como dice un amigo mío).

Hoy en día nuestros políticos son gobernantes contratados por los partidos políticos, no existe un reto común, y por lo tanto ningún proyecto, y nuestros políticos son incapaces de ponerse de acuerdo en absolutamente nada, lo que acaba arrastrándonos a todos a discutir y descalificarnos en la calle.

Y aquí llega la crisis y resulta que, o cambiamos la forma de trabajar o no saldremos adelante. Creo que esa conclusión no solamente se aplica a la logística.

Pedro Puig

lunes, 23 de febrero de 2009

Porqué nos odiamos

Cuando alguien ve salir del kiosko a otro con el ABC, El Mundo, o El País bajo el brazo, ya esta retratado: ¡con ese panfleto qué se puede esperar de él!

Por supuesto, los medios tienen una parte de culpa, pero la mayor parte de culpa, esta en origen, en la política. No es razonable pensar que el presidente que tenemos, a pesar de que no pasará a la historia como un estadista, le traiga al fresco que haya 4 millones de parados. No es razonable pensar que el jefe de la oposición diga que le llamen cuando el país este en quiebra.

No es verdad, ninguno de los dos es un inútil, ni esta en política para hacerse rico, ni porque no tiene otra cosa que hacer, ni porque atesore la verdad absoluta sobre nada.

El problema es que están obligados, siempre hay unas elecciones que justifiquen descalificar al contrario. ¿Acaso los chorizos que existen en el PP no existen en el PSOE? Pues claro, pero eso solo implica que tienen los mismos lógicos problemas, no que sean rematadamente malos.

Es necesario resolver el problema que están generando en la calle: rojos y fachas, educados y no educados, cultos e ignorantes,... ¡Basta!, nada de esto es cierto. Sobre todo con la que esta cayendo, vamos a necesitar la colaboración de todos.

Tenemos que acabar con la bronca gratuita en la que se ha convertido la política española en los últimos 10 años y que amenaza con arruinar nuestra convivencia, cuando más vamos a necesitarla.

He aquí, algunas ideas:

Compromiso de los líderes políticos
  • Estamos permanentemente en campaña electoral. ¿Porque no hacemos coincidir todas las elecciones en el mismo mes para dejar de trabajar al que gane 4 años?
  • Todas las votaciones en Las Cortes serán secretas, para favorecer el voto personal en lugar del de partido.
  • Todos los gobiernos estarán obligados a pactar al menos X leyes en cada año de sesiones, no solo con sus votos.
Compromiso de los periodista
  • Los periodistas llamaran Sr. Juez, omitiendo su nombre, a cualquier magistrado cuando comenten algo sobre su trabajo.
Compromiso de los presidentes de Senado y Congres
  • Las descalificaciones serán prohibidas en Las Cortes, al igual que los insultos.

Obligación para presentarse a unas elecciones


  • Todos los partidos políticos estarán obligados a organizar un departamento de asuntos internos.
¿Qué algunas obligan a cambiar leyes? Estoy seguro de que se podría hacer un gran pacto para respetar estos principios sin cambiarlas.

¿Qué algunas obligan a que los partidos políticos pierdan poder? No creo que una pequeña dedicación para convencer a los propios parlamentarios de lo que tienen que votar fuera negativa. No creo que un tiempo obligados a escuchar al contrincante para pactar sea negativo.

Estas ideas no resuelven por sí solas ninguna crisis, pero no son más de lo mismo. Ninguna acción concreta de ningún gobernante servirá para resolver esta crisis, pero muchas pequeñas cosas, de todos, una detrás de otra, si lo conseguirán.

Pedro Puig