martes, 26 de mayo de 2009

Desarrollo

Hace 20 años, en España, teníamos envidia.

Íbamos a otros países y veíamos parques de coches mejores que el nuestro. Cruzábamos la frontera para ir a Perpignan y veíamos los campos ordenados, las cunetas de las carreteras limpias; las ciudades ordenadas; el tráfico infinitamente mejor, la gente respetando las ordenanzas, los semáforos; veíamos a las suecas en nuestras playas y pensábamos que no eran como las españolas, tenían algo... ; había corrupción, si tenías un amigo en la administración lo tenías todo, en otras partes sabíamos que no pasaba,… y sentíamos envidia.

Un dicho de la época rezaba: “Spain is different”, otro decía: “Que inventen ellos”, y nosotros nos lo creíamos.

Después tuvimos una magnífica generación de políticos, pero no fueron ellos. Curiosamente también debemos de haber tenido una generación excepcional de agricultores, de basureros y de cualquier otra cosa, porque sin preocuparnos de ello dejó de existir la coima, como la llaman en México, en las calles, y las ciudades y los campos mejoraron poco a poco, y se pudieron hacer infraestructuras.

Nadie hizo nada espectacularmente importante, pero todos hicimos nuestro trabajo, y la palabra de cada uno fue más respetable y no hizo falta ser tribu, ni ser diferentes, solo éramos personas que podíamos ver lo que estaba bien hecho y diferenciarlo de lo que no lo estaba, aunque no fuéramos expertos.

Hoy nadie reconocería España de cualquier otro país desarrollado. España es igual que todos, esto es lo mejor.

Pedro Puig

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