viernes, 5 de marzo de 2010

La facultad del taxi

Las conversaciones con los taxistas son reveladoras, estés en donde estés.  Hoy venía en el avión con un político de una generación que yo admiro, de un tiempo en el que teníamos políticos, que contribuyeron a crear nuestro país, a ponerlo en el mundo, no importa de qué color fueran. Ahora sé que hicieron algo nefasto: la creación de fuertes estructuras de poder, mal llamados partidos políticos, que hoy en día son las únicas cosas que podemos votar en nuestra democracia no presidencialista.
Con el taxista de hoy estaba parcialmente de acuerdo: “Es imperativo cambiar la ley electoral. Un cambio cualquiera, reconociendo la misma porquería en nuestra alternativa, es mejor. Resulta que Felipe Gonzalez nos metió en una crisis, Aznar nos sacó, Zapatero nos ha vuelto a meter, Esperanza Aguirre tiene la energía necesaria para sacarnos de esta, a Gallardón solo le falta el bigotito.”
Es necesario cambiar la ley electoral, esto es obvio. Nos dimos una ley que nos permitió afrontar los años que han pasado, nos permitió poner a España en el mapa del mundo. Escogimos un  modelo democrático, pero hay más de uno. Las democracias presidencialistas parecen funcionar mejor, aunque tengan más riesgos; la doble vuelta  aporta estabilidad; las listas abiertas no están en ningún sitio, pero habría que avanzar hacia ellas; la ley D´Hont es una anticualla. Los mecanismos para la reelección son imperfectos, o limitados, o inexistentes,…
Insisto, no sé si cortarme las venas o dejármelas largas y con mechas. La verdad, no tengo ahora opinión de si es mejor seguir con la ineficacia actual o entrar en una dinámica que, por lo que están demostrando, sería negativa.
España, tal como la conocemos ahora, nació con Adolfo Suárez y se creó con Felipe González. Aznar disfrutó de una coyuntura excepcional y se aprovechó bien de ella. A tenor de las capacidades  que ha demostrado después de ser presidente, como lo hubiera hecho cualquier otro. Zapatero es un pobre hombre que estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado, no tiene más mérito.
¿Qué mérito tienen el presidente del gobierno y el líder de la oposición? Nunca han trabajado, ninguno sabe inglés, no los escogería para salvarme en un accidente, no los querría tener en mi Comunidad de Propietarios, no creo que me ganaran jugando al mus, ni al bridge,… Han sido los más hábiles en un entorno de “Partidos Políticos”, alejados de la realidad, alejados de cualquier cosa que tenga mérito, es decir, que se puede demostrar que sirve para algo, bueno, uno de los dos ha hecho y sacado una oposición.
Ninguno de ellos cambiará la ley electoral, sino, sus partidos jamás tendrían ninguna opción de gobernar. 
Tal vez votara a Gallardón. Jamás votaría a Esperanza Aguirre. Nunca he votado a Rajoy, nunca he votado a Zapatero, prefiero el voto en blanco, ¡pásalo! Váyanse todos.

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