jueves, 17 de mayo de 2012

La trastienda del paraíso


Un hombre con traje y corbata empuja su maleta con ruedas fuera del hotel. El coche, azul, es un utilitario pequeño. Un gallo canta en la finca vecina. El mar se distingue apenas del cielo a la tenue luz de la mañana. El fresco de esa hora alivia el calor de estos dos días. Las farolas están encendidas todavía.

Lo mejor de la isla de Menorca es que sigue igual. Rotondas, rondas, pagar para aparcar, algo más grande, pero las paredes siguen siendo de un blanco deslumbrante y el mar sigue siendo más transparente que el cristal.

Dos días antes llegué al aeropuerto con el lienzo en blanco. Alquiler del coche en el aeropuerto. Lo primero dejar la maleta, búsqueda de hotel en el sur, Biniali, una casa que conocía convertida en hotel, ya vuelve a ser una casa privada, ¡qué pena! Lo siguiente llenar el estómago. En Maó pido una ensaimada ¡que no tienen! ¿Todo sigue igual? Voy a Binibeca, un antiguo pueblo blanco de pescadores y compro una toalla de playa. Para qué preguntarse porqué Menorca no está lleno de típicos pueblos de pescadores como este sitio único, lo que denota su impostura, precioso.

En la cala de Binisafuller están varias recatadas menorquinas tomando el sol. Está calmado, el agua está fría, es el paraíso. Los recuerdos también son el paraíso: a las tres de la tarde, salía del cuartel, cogía la moto, me quitaba el uniforme, y me iba a Binisafuller, la frescura del agua, la calma del aire. La cala tiene una textura de arena especial. Las algas secas de la orilla son suaves. El sol no castiga como afuera de la cala, el mar esta plano, es transparente, algunos peces van y vienen huyendo de mis pies. Sorprende el amarillo de las boyas. Otra vez el salado del mar, la sensación de secarse acumulando sal por toda la piel. Torret tiene la misma arena blanca de siempre, el baño vuelve a ser frio, pero el baño de sol caliente.

El plan dice que mi estómago sigue vacío y ya es hora de comer. La fantástica sensación de quitarse la sal en una ducha de agua dulce sigue siendo la misma. Doña Rosita, un apartamento que alquilamos algún verano, sigue existiendo, Calas Fonts en Villa Carlos un pueblecito en la boca del puerto de Maó sigue igual, a pesar de que ahora se llama Es Castell. En L´Irene se sigue comiendo bien, aunque de menú, que es de día.

De nuevo al coche. Camino del viento, al norte, los faros de Cavallería y Favaritx esperan. Menorca se pone verde en invierno, todavía lo está. Es Grau, S´Arenal d´en Castell, Addaia, verdadero objetivo del viaje, poquísimos adosados. En Presili y Capifort hay gente, poca, una pareja retoza desnuda y medio escondida a lo lejos, ¿porqué dos coches?

Menorca se puede controlar, una isla de 60x20 km, poco tiempo es mucho, y Monte Toro en el centro de la isla es perfecto para darse cuenta que todo tiene su sitio sin que haga falta ver Google Maps. Hay una carrera ciclista para subir: “Mónica, menys vici y mes bici” (menos vicios y más bicicleta) reza una pancarta. ¿Quién será Mónica?  

No me baño, el sol no obliga, pero Ca LoTirant y Pregonda siguen igual. El camino a Cavallería está asfaltado hasta el final. Unas cabras marrones con los ojos amarillos se saltan la tanca del faro, a pesar de no ser personal autorizado, creo. En el acantilado, mirando hacia abajo se ven volando las gaviotas. ¡Buen sitio para dibujar el faro!

En Fornells, el restaurante Espla está cerrado por la noche, todavía no es temporada, pero en Es Cranc prometen una caldereta de Llagosta memorable, que resulta serlo, al igual que el espectáculo de ver cómo se trata el turismo extranjero en un negocio familiar que vive de él.

Intento llegar a Xoroi una discoteca en una cueva en el sur, pero el agotamiento frena mi camino y me lleva a dormir. En el hotel, todos los ingleses, con un silencio sepulcral y educado, escuchan a tres elásticas negritas, una de ellas la más gruesa, que tras una buena voz solamente consigue sentar a los turistas que no demuestran ninguna efusividad, más allá del iluminado azul de la piscina. Me voy a dormir.

Nos vamos al otro lado de la isla, hacia Ciutadella. Ahora sí puedo llevarme una ensaimada que no debe llegar al final del camino. Cala Galdana es un sitio precioso que el turismo intenta estropear, pero que es casi imposible.por muchos esfuerzos que se hagan. El baño es como el de un niño, largo camino hasta que el agua llega hasta el bañador.  Está calmado, el agua está fría, es el paraíso.

Cala Mitjana, la de al lado de Galdana a la que antes solo se podía ir por barco, ahora tiene un camino asfaltado e indicado. La ensaimada se va haciendo pequeña. Alaior, Mercadal, Ferrerías,… Ciutadella está llena de rotondas, pero en una aparece “platjes”, es la mía, seguro que Macarella es una. Está más lejos de lo que pensaba. Aquí ni siquiera existen intentos de estropearla, el chiringuito parece inofensivo, no hay cobertura. Cuatro o cinco barcos están anclados a 100 metros de la orilla, suspendidos por una masa de cristal en forma de agua. Sigue estando fría.  Está calmado, el agua está fría, es el paraíso.

Ya casi es la hora, una pena no quedarse más allá del baño del sol secando la piel. Ya no queda ensaimada.

Ignorando la moderna ronda, cruzar Ciutadella es muy lento, a pesar de que ahora, en temporada baja, se puede ver que la hora no es adecuada para ver a mucha gente por la calle. La casa de Sisi y Papi está en el mismo sitio. Se están bañando al lado, otro paraíso, el agua cristal de nuevo, fría pero refrescante. Sisi y Papi están igual. La comida increíble y me llevo unos higos confitados que serán un tesoro para una noche de cena en Madrid.

El camino de vuelta a Maó es rápido, Ferrerías, Mercadal, Alaior, poca gente por la carretera. Me da tiempo de darme una ducha antes de ir a ver a mi prima Ana María. Jesús y mi prima siguen igual.

La corbata solo tiene sentido al llegar al aeropuerto.

domingo, 13 de mayo de 2012

Viaje a adaia


La lucha es feroz: recordar la realidad o mirar la puerta de embarque para la última escala hacia adaia: “¡que si te quieres ir y dejarme da igual, vete cuando quieras!”, la puerta está en la zona B. “Tenemos que insistir en cobrar esto para poder pagar la nómina.”. La forma de hablar, el acento de las personas del bar del aeropuerto de Mallorca ya es como lo recordaba.

Una caja de ensaimada de Mallorca me trae recuerdos de un sabor.  Lástima que el olor solamente viaje en la imaginación, porque sino, ahora estaría oliendo a higueras, viento y mar, estoy cerca…

¿Porqué en Menorca la gente no siente la necesidad de vivir permanentemente buscando nuevas cosas fuera de la isla y vivir feliz?¿Cual es el secreto?  “Tal vez mi forma de mandar siempre ha sido la misma. ¡Si hubiera encontrado a alguien!” En el tablón de anuncios del aeropuerto de Palma ya se anuncia la puerta B30 para embarcar el vuelo 8482 a Mahón, Menorca.

El bullicio del puerto de Ciutadella, la calma del de Maó, el tacto de la arena de Binisafuller,… No he hecho planes todavía, solo sorpresa, dejándolo a la imaginación: no tengo ni coche ni hotel ni siquiera se lo que voy a hacer al llegar. “A las 8:00 correo y documentos, a las 9:00 llamadas, a las 10:00 reuniones,…”, ya vamos caminando hacia el avión, que ha tendido la escalerilla para subir. Los recuerdos, necesariamente aparcados y condensados en un lugar de mi cabeza empiezan a expandirse y a crecer, a ocupar un lugar de mi atención.

Recuerdo que la calma de Menorca solamente se veía afectada por la dureza del sol en agosto que te obligaba a hacer esfuerzos para ocultarte del calor y buscar cada día una hermosa cala diferente para refrescarte en el Mediterráneo. Pero ahora es primavera y el comandante ha anunciado 16 grados.

¿Y dónde encontraré el secreto? Cuando era joven no conseguí encontrarlo. Todos los días en una isla de 60 x 20 km que se puede ver entera desde Monte Toro, sin necesidad de huir cruzando el mar para buscar otras cosas, tal vez lo contrario de lo que he hecho toda mi vida.

¿Existirá el hotel Binialí? ¿Estará abierto? ¿Estarán las higueras como antes? Habrá que ir a Fornells y a adaia y al puerto y al faro y a Binisafuller, y a Macarella, y al centro y al puerto, y a Calesfonts,… ¿no sería necesario hacer un plan? ¿podré ir a todos esos lugares?

El faro se llamaba Favaritx, con las dos playas casi siempre vacías; y el viento en Cavallería, habrá que ir para ver si el mar ya ha sido capaz de hacerle algo más que cosquillas a los acantilados; supongo que Galdana seguirá siendo un sitio raro fuera de temporada, como aquella vez en primavera que fuimos toda la familia. ¡Muchos sitios para ir! No sé si seré capaz de ir a Xoroi por la noche, ¿existe la noche? Porque ahora es solamente el momento de llegar a mi apartamento en Madrid y tumbarme sin fuerzas, rendido en la cama sin apenas darme cuenta que es de noche. La injusticia que refleja la leyenda de Xoroi: lo encontraron y lo mataron porque era diferente. La crueldad inocente que tienen a veces las cosas más bonitas: la nieve que permitió encontrarle. “Lo que el viento se llevó”, nunca me había preguntado por el título de esta película, pero ahora veo que es casi inevitable que algún destino, el viento, borre y se lleve por delante una parte de nuestras vidas, sin poder hacer nada por evitarlo.

Me imagino que las estrellas que se veían desde la terraza de Doña Rosita, el apartamento que alquilamos un par de años, no habrán cambiado, y en el mes de Agosto seguirán estando. Pero quien sabe, porque el mismo pueblo en donde estaba ha cambiado de nombre, de Villa Carlos a Es Castell, tal vez se vean diferentes. Mirar las estrellas era una parte de la victoria lograda contra el sol que, ignorante de nuestros esfuerzos por derrotarlo durante el día, se retiraba para dar paso al fresco de la noche, y descubrir un negro luminoso salpicado  de estrellas de diferentes brillos. Habrá que ir a Binibeca y comprobar que el turismo puede crear algo viejo partiendo de algo, no se siquiera si existente, pueblo de pescadores.

¿Pescar? Creo recordar que es cuando estuve más cerca del secreto. Intentaba llenar el silencio con palabras, y acababa llenándolo con silencios solamente alterados con el “ha picado” y la excitación de sacar el pez del agua para quitarle el anzuelo que se le había clavado en la boca y devolverlo al mar. Era inútil, pero el tiempo pasaba, la luz seguía, el mar siempre ahí,… ¿Estará por ahí el secreto?

El avión ha cruzado toda la isla desde Ciutadella a Maó, solo para enseñármela. Ojalá que vuelva a llenar el silencio con silencios, ojalá que en solo dos días sea capaz de encontrar Sa Calma.

lunes, 9 de abril de 2012

Un poco de humanidad, ¡quién no ha tenido un sueño!



Cuando se arregle nuestra crisis no vamos a comprarnos otra vez un coche caro, una tft cara, un viaje a Disney con los niños o una casa. Los padres de familia volveremos a hacer nuestras cuentas para ver lo que nos podemos permitir para llegar a fin de mes; el ama de casa se volverá a preguntar cuántas veces a la semana se puede comer carne; tendremos más vida familiar; viajaremos menos,…Si queremos comprar un coche iremos al banco y nos mirarán con recelo, preguntando si tenemos dinero para pagar el crédito. Solo algunos serán capaces de viajar. Solo algunos habrán conseguido asegurar una vida sin agobios. Solo algunos podrán comprar una casa.

Y las empresas intentarán a ganar el mercado, como antes, y competirán con otras. Y volverán a tener beneficios suficientes como para invertir. Los bancos tendrán dinero, porque lo ganarán (a veces me pregunto qué parte de esto no entiendo), y tendrán suficiente como para prestarlo a las empresas, que invertirán, generando puestos de trabajo y haciendo mejores productos que faciliten nuestra vida.

Quien sea ambicioso volverá a tener el sueño de triunfar, trabajará de sol a sol para conseguirlo, pensará en sus hijos y la forma de hacerles más fácil el camino, asegurándoles su educación. El mérito, la capacidad y el esfuerzo volverán a representar esos valores que se hundieron en el mar de la mediocridad general.

Y si esto es así, es fácil saber cuándo acabará la crisis. Las cifras del paro dejarán de crecer. El estado será más eficaz quitando duplicidades, vigilando y cuidando de nuevo nuestro dinero. El dinero de impuestos que pagamos equilibrará lo que recibimos en forma de servicios. Las empresas volverán a disputarse el dinero que ganemos, que volverá a ser importante.

Y volveremos a buscar los libros de utopías, y nos preguntaremos de verdad para que sirven las cosas, y volveremos a soñar para vivir y no al revés.

A mi mente racional, además, le gustaría: que hubiera menos países, menos políticos y que fueran los mejores de nosotros, mejorar nuestro sistema político, que el principio de los vasos comunicantes permitiera exportar el desarrollo a todo el mundo,…

domingo, 25 de marzo de 2012

Santi


A los 18 años está claro lo que está bien y lo que está mal. En general cuando se es joven existen menos colores y tonalidades intermedias. Te recomiendo que te leas “La Prudencia” de Baltasar Gracián, que está en mi cuarto. La prudencia es una virtud que casi nunca acompaña a la juventud. El refranero español dice: “Somos eslavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios.”. Hay gente más arriesgada que otra para tomar decisiones. Hay gente más radical que otra para entender de qué color es la vida. Crecer implica casi siempre ser más prudente y madurar es una asignatura que es fácil de aprobar pero es la máxima satisfacción si se consigue dominar.
Probablemente la energía que se desperdicia al analizar las cosas, la necesaria prudencia que es necesario involucrar en una decisión medida y pensada, son enemigas de la juventud. Pero muchas veces la osadía de la juventud y su coraje ha llevado al mundo a cosas impensables y buenas. Estoy convencido de que todas las decisiones buenas requieren de cierta dosis de osadía y de riesgo.
La relatividad, darse cuenta que nadie tiene la razón en exclusiva, que dos opiniones enfrentadas pueden tener parte de razón cada una, la diferencia entre los seres humanos, entre sus culturas, la educación que han tenido, sospechar que algo no es cierto,… Ojalá cuanto antes te puedas dar cuenta de todas estas diferencias antes de emitir opiniones. Casi siempre, la ventaja la tiene el que más información haya podido conseguir y no me refiero a la suma de informaciones sino a su disparidad. Busca opiniones diferentes, no parecidas a las tuyas. Escúchalas y aprenderás. Nada es completamente cierto ni completamente falso.
Casi todos los seres humanos tienen la capacidad de modificar o influir en el entorno cercano en donde viven. Solo algunos seres humanos excepcionales pueden influir en un entorno más general. Desearte que seas uno de ellos, que la relatividad y la prudencia te acompañen. Sé radical ahora, sé prudente siempre. Que tus decisiones arriesgadas sean fruto de tu reflexión y entonces no tengas miedo en seguir tu intuición. 
Este mundo no está cambiando como debería, yo creo que hemos llegado a un fin de ciclo que nadie se atreve a certificar. Estás empezando tu vida y lo que hagas con ella son tus decisiones, y tus méritos estarán relacionados con ellas. 

sábado, 4 de febrero de 2012

Los talibanes y el delpilfarro



Al fin leo en el periódico alguna voz cualificada que se atreve a criticar el talibanismo económico imperante: Javier Solana, el otro día en El País.

Que sí, que todo el mundo está de acuerdo en que es necesario gastar lo que se tiene y que gastar lo que no se tiene nos ha conducido a una catástrofe económica en cuanto hemos tenido que pagarlo. Pero el problema es tomarse dos mil hamburguesas y no comer otra cosa, el problema no es una hamburguesa.

En estos años de gastar más de lo que teníamos, todos los estamentos ligados con la construcción se han forrado, todos los estamentos ligados con la especulación se han forrado. Los banqueros se han forrado. Se han forrado los que no tenían ningún mérito, sino los que estaban ahí para forrase. Nuestro problema ha aumentado por ellos.

El “progreso” se ha apoderado de nosotros. Algunos propietarios de casas viven entre paredes que no se merecen. Hemos disfrutado de infraestructuras, comodidad y una forma de vivir a la que ya nunca podremos renunciar. Esto tiene un efecto bueno: nos hará mover el trasero, cuando se nos quite la depresión, para llegar a disfrutar de todo esto pero pagándolo. Yo creo que el desarrollo de España ha circulado parejo al despilfarro.


Somos como el tiburón que si para de nadar se asfixiará por falta de respiración.  Ya que nuestros políticos no están para buscar la solución evidente: incorporar al progreso a los países que todavía no consumen, empujemos un poco al tiburón y hagamos que nade para que las empresas puedan pedir dinero prestado y generar puestos de trabajo. Ahora no hay dinero, dicen, ¿seguro? antes no era tan grave depreciar.

Tal vez sea necesario gastar un poco más de lo que se tiene para hacer que todo camine, al menos las empresas. Una empresa es difícil que invierta con dinero del empresario.
Creo que el margen de maniobra que un consumidor tiene entre no tener trabajo, y gastar menos de lo imprescindible y tener trabajo y gastar algo más de lo que tiene será suficiente para despertar la imaginación de las empresas para hacer cosas nuevas y buscar dinero para hacerlas.


La diferencia entre tener trabajo y tener un buen trabajo, probablemente no empuje a nadie a hacer nada  o tal vez solamente empuje a pedir dinero prestado para hacer aquello que no podemos hacer.


Harto de Merkozy y de la Merkel que solamente con un punto de vista se dedican a practicar el talibanismo y están condenando al tiburón a dejar de nadar. Bienvenidos otros puntos de vista, otras opiniones, porque con la “actual verdad oficial” no vamos a ninguna parte ¿qué es un dictador?

domingo, 25 de diciembre de 2011

Paloma


La casualidad ejerce de caprichoso director de orquesta de la vida: ora un minueto de animado día a día, ora una obertura que anuncia grandes hazañas, ora un piano que acompaña la soledad, añadido un violín para un duetto como en un matrimonio, ora una sinfonía que desgarra el alma y es la vida real, como una ópera que te hace llorar.

Por mucho que planifiques o que diseñes tu vida, lo máximo que puedes encontrar son sueños que ahora se cumplen y ahora no.

Solamente algunas personas que envidias tienen la rara habilidad de ser perseverantes, de empujar siempre en la misma dirección, de poner las cosas en su sitio. Son tenaces y difícilmente los ves desfallecer. Invariablemente poseen convicciones algo más radicales que la media y gracias a ello se sienten más seguros que el resto de los mortales.

En la frontera de los sueños racionales, hay otra virtud que admiramos todos y que se manifiesta de vez en cuando en casi todos, pero que es un patrimonio del día a día de estos seres que envidias y admiras: el coraje.

Se necesita coraje para llevar a la práctica lo que uno cree. Se necesita coraje para contradecir a ese director de orquesta que es la casualidad. Aunque no lo parezca, también se necesita coraje para hacer los sueños realidad. El coraje es algo mucho mejor que la valentía, porque encima es racional y nace de las convicciones más profundas.

Yo conozco bien a alguien a quien admiro y envidio, alguien con convicciones como una roca. Alguien que es capaz de poner orden en el caos. Alguien que tiene un coraje a prueba de una explosión termonuclear.

¡Suerte que juega en mi equipo! 

lunes, 19 de diciembre de 2011

Será que es Navidad


A veces, sumergido entre las miradas de personas anónimas, descubres otras realidades fuera de lugar. En el tren que me lleva a la terminal internacional de la T4 de Barajas va un matrimonio mayor con su hijo. El matrimonio, que nunca antes ha viajado en avión, se empeña en entender la experiencia de pasar la aduana, o de empezar el viaje por tren; esa mirada perdida es de compartir.
Y volver a oír en los cascos “...en teníam prou amb tres frases fetas,...”. Una situación ya pasada, descubierta por Joan Manuel Serrat; y compartir una canción, “Paraules d´amor”, que provoca una sensación parecida a la mirada anterior.
El niño llora con el llanto que dicta su cuerpo, sin justificación, ajeno a los sentimientos, y a los cambios que marcarán toda su vida teniendo en cuenta solamente el frío, el calor, el ruido, la comodidad, el hambre, la necesidad. Y te preguntas qué hace un niño cuando se encuentra con la realidad sin ninguna capacidad de sorpresa, entendiendo, sintiendo o aceptando el rosa, el azul, o simplemente la seguridad del mundo que le rodea: comida, cariño, calor,... El mundo es relativo; sensaciones casi inconscientes. 

Y demos gracias que todo es así o ni siquiera durante un instante podríamos vivir como vacas en un prado con la única necesidad de comer pasto y quizás disfrutando del verde, del sonido del campo, de la paz y el cielo azul. ¡Y qué hacen los héroes modernos!
Al final recuerdas el sonido del carro de bueyes mezclado con las campanas de la iglesia que te despiertan entre cosas familiares. Y cuando estuviste a punto de prometer las estrellas. Y cuando rozaste sus manos, y cuando contribuiste a generar una conversación sin final, una relación que al final es tu vida. Y la música sonando en los cascos actuando de aislante haciéndote escribir. Y la sonrisa de la chica que de repente te cambia de avión y te concede entrar en el paraíso durante unas cuantas horas, camino de casa. 
Las esperanzas se crean, se construyen y forman la realidad. Las desesperanzas no la destruyen, sino que la sustituyen. No vale la pena sospechar y sí vale la pena soñar, que cualquier deseo crea un universo. ¡Ay los sueños!
Y lees en el periódico la experiencia de los que han decidido emigrar porque es lo mejor, pero resulta que lees solamente un deseo, y tú que ya estas, no te reconoces. Muchos años atrás eras pequeño y las cosas tampoco estuvieron bien, eran peores que ahora y mi papá jugaba con folletos de Australia, la tierra prometida; y tus recuerdos se convierten en profecías lejanas.
Y no puedes medir cuánto falta para llegar a casa y descubres la única realidad que se vuelve deseada, por la distancia, por lo complicado y complejo, que se forma con muchos registros derivados de muchas personalidades, caracteres, necesidades o colores: tus hijos. Solamente eso importa: en dónde está tu casa, en donde sabes que puedes refugiarte si las cosas van mal, en Australia, en Costa Rica o en cualquier lugar del mundo. Y volver a vivir gracias a tus hijos. Y seguir viviendo gracias a tu refugio, tu casa, tu hogar, esté en donde esté; ¿comida, cariño, calor?
¡Dios, que pasajera es la felicidad!, difícil de mantener, de sentir. Esquiva y disfrazada de sufrimiento y de momentos encontrados. ¿Dónde está el poeta descubridor de sueños, de realidades alternativas? El arte mezclado con la realidad; el derecho a moldear lo ajeno, solo parecido; solo lo transitorio. 
No te atrevas a protestar y a decir que algo no está bien, y que no compartes. Se trata de tomar lo que pasa por delante, de convertir el mundo en el tuyo. 
¡Que fácil es volcar ideas! ¡Qué difícil es transmitirlas! Tal vez la capacidad de hacerlo hay que tenerla, pero las alforjas están ahí como una batería acumulada de sensaciones, una vida rica, que bien vale un marco para otros que tú no encuentras, pero que para ti justifica tu existencia.
Viva el agradecimiento. Millones de momentos que crean tu vida, que la hacen fácil, que la provocan. 
¿Qué haría yo sin ti? ¿Será que es Navidad?

martes, 22 de noviembre de 2011


Ojalá

Allende los mares es todavía momento de subirse a un avión e irse a trabajar, aunque España haya puesto las cosas en su sitio, parece. Nuestros políticos que lo han hecho mal, muy mal, han sido no solamente apartados, sino además castigados.

Mi cabeza parece un torbellino de ideas contrapuestas que parecen tener que parar de girar antes de ser analizadas. ¡Que un 72% de participación¡ ¡Que volvemos a lo mismo de siempre en el País Vasco y Cataluña! ¡Que hemos conseguido un éxito por obtener más votos! ¡Que 300 mil votos dan el doble de diputados que 1 millón!

De adolescente todo era mucho más claro. La democracia era el Shangrillah, le explicación de nuestra desgraciada historia, y a la vez la esperanza de transformarla y cambiar la realidad, de dejar de ser “different”. Luchamos y lo hicimos, parecía imposible pero pasaron 25 años y ya no éramos “different”.

Mis hijos me miraban con sorpresa al oírme decir que esta es la primera votación en la que no he participado por primera vez en mi vida, y mi convencimiento de que el único buen resultado hubiera sido una participación del 10%, pero no un 72%.

En cualquier área de la vida consideraríamos como malo algo que no ha sufrido ninguna evolución, ninguna modificación en 200 años, pero este no es el caso de nuestro sistema político. Ni una sola crítica. Un 72% de participación demuestra que nuestros políticos son necesarios, que la sociedad no puede vivir sin ellos.

Mientras yo le digo a mi gente que no espere que nadie le resuelva los problemas, que lo individual y lo meritorio debe volver a valer lo que valía, resulta que vamos masivamente a las urnas y elegimos a alguien que por dos veces nos pareció que no podía resolver nuestros problemas. ¿Qué ha cambiado? ¿Ahora es diferente? ¿Ha encontrado la varita mágica que otros dirigentes mundiales no?

Más bien ha sido la historia la que ha cambiado 180 grados solamente porque algo debe cambiar. ¡Cambio!, que fácil es apelar a esto, pero que vacío resulta cuando el cambio se mide contra algo efímero. Apelar al cambio debería estar prohibido en las campañas electorales a menos que el cambio fuera para dar la vuelta a algo que durara más que la escala política (4 u 8 años).

¿Y qué va a pasar ahora? Ojalá yo esté completamente equivocado, ojalá este nuevo/viejo señor desde su silencio, esperemos que sea prudencia en lugar de indecisión, pueda encontrar una forma en la que nuestro país no necesite nadar para respirar como los escualos. Tal vez encuentre un supermercado en donde se pueda comprar dinero como dicen mis hijos pequeños cuando describen un cajero automático, sin tener que ir a una subasta en donde a nosotros nos cueste 5 veces lo que a un alemán. Ojalá que se resuelva el nudo gordiano de si debemos correr hacia delante o correr hacia atrás para corregir los excesos que hemos cometido en los últimos años. Ojalá que el mundo que disfruten nuestros hijos sea mejor que el que nos condena a vivir el integrismo económico imperante al que nos condenan nuestros políticos.

De repente ese señor tan callado será capaz de hacer cosas realmente diferentes, cambiar Europa para que asuma nuestras funciones de país: hacer nuestras leyes, en lugar de “transponerlas”. En lugar de hacer un fondo de bonos, tener un solo ministro de economía. Reducir el entramado político, reducir el estado para gastar menos. ¿Le interesará hacer algo de esto? ¡Cuidado con la selección española de futbol , esto si debe seguir siendo nuestro!

Y mientras tanto, el refugio de la gente cuando algo no sale bien es volver a las raíces, a confiar en alguien de los nuestros, o CIU o AMAIUR que gobernará con el PNV. En lugar de más grandes, más concentrados. ¿Estaré equivocado?