sábado, 30 de julio de 2016

Educación


Cuando la respuesta o la actitud de nuestros semejantes nos sorprende, acudimos muchas veces a la falta de educación para explicarla. Muchas veces el concepto es apropiado, y podemos hablar de falta de educación cuando vemos a otro tirar una colilla a nuestro suelo, o ensuciar nuestra calle, o no respetar normas que permiten que nuestro césped este mejor cuidado, o cuando deja que sus cachorros contaminen acústicamente nuestro paisaje,... Estos semejantes que hacen esto es más que posible que carezcan de educación,... o que esta sea muy diferente de la nuestra.

La razón por la que no llamamos la atención a nuestros semejantes cuando hacen estas cosas, roza el prejuicio de quien se cree que su educación es superior. Creemos que la razón por la que alguien no ha sido capaz de obtener nuestro nivel de educación linda con la diferencia de oportunidades que esta vida insiste en que existan. Entonces, la vergüenza nos impide llamarles la atención.
Otra razón por la que no hacemos nada puede ser porque nos preocupe que su respuesta quede fuera nuestro código de conducta y elegimos el no te metas. Cualquiera podría decir que sus niños tienen el derecho de gritar, que pagan sus impuestos para que alguien recoja sus desperdicios, o que no hay nadie para multarles si se saltan las normas, y nosotros no somos nadie para eso.

A lo que voy, cualquiera puede no respetar las normas de convivencia que nos hemos dado. Estas normas no están listadas en ningún manual, ni son públicas o absolutas, sino que se nos comunican durante nuestra fase de formación y, por lo tanto, no a todos por igual.

Cuando algún semejante incumple alguna norma de nuestro manual, puede ser porque no le hayan enseñado esta parte, la desigualdad de oportunidades, o porque es inferior, entonces decimos que un maleducado. Si lo segundo es despreciable, lo primero solamente se puede criticar por la imprudencia con la que algunas personas se conducen en esta vida sin asumir que no conocen todas las normas.

Reservemos, pues, ¡es un maleducado!, para los imprudentes y dejemos que nuestra propia educación mejore hasta que pueda reconocer que puede convivir con otras educaciones hasta soportar a quien no la tiene. Siempre deberíamos llamar la atención de quién no cumpla nuestras normas, pero aceptar su respuesta si no es la que esperamos.

(30/7/2016)




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