martes, 23 de agosto de 2016

De pueblo

Vivir en un pueblo tiene sus ventajas, por ejemplo que el ritmo de vida no es frenético como en 
una gran ciudad, se vive más tranquilo, se dice, y seguro que los trámites administrativos son más 
fáciles. Sin embargo, desde hace siglos las ciudades van ganado habitantes igual que los pierde el 
entorno rural. Supongo que será que los que se quedan es porque no pueden marcharse o dependen
del turismo de una gran ciudad cercana.

Algunos pueblos turísticos de España todavía no han querido darse cuenta que dependen de la 
simpatía con la que traten al resto del mundo, y piensan que es el resto del mundo es el que va en 
dirección contraria, o son los demás los que tienen defectos, ellos no.  Ellos no deben 10 millones 
de euros. Creo que el refranero español habla de la viga ajena.

Este es un pecado muy normal, los catalanes quieren ser de su pueblo en lugar del de todos, o los 
ingleses del suyo. Los de pueblo quieren ser de su pueblo, el que es perfecto, el que no tiene 
defectos. Creo que alguien ya patentó esa idea en el pasado y abogaba por los rubios de raza aria 
a pesar de que él era bajito y con bigote. Así que mi desprecio a aquellos que quieren ser de pueblo
porque no han podido ver nada más en su vida.

Hay determinadas cosas, como el Internet que convierte a cualquier persona en un potencial 
difamador que puede decir cualquier cosa, oculto en su nombre o en su anonimato, que también se 
puede. Las leyes, como siempre, han protegido la libertad que tiene la gente en decir lo que quiera, 
donde quiera y cuando quiera. Así por ejemplo, yo puedo insultar a alguien por ser de un colectivo 
que odie, porque no es de mi pueblo. Cuando el insultado acuda a cualquier juez, éste
intentará localizar al ínclito que ha insultado y le pedirá que se reafirme en su insulto. En ese 
momento el señor juez ya sabrá lo que han hecho el ínclito y el insultado, y actuará en 
consecuencia.

Uno no sabe quien puede estar detrás de un nombre en Internet. Uno puede deducir que tiene 
problemas mentales porque mezcla sus insultos con su rechazo al botellón (eso a lo que hemos 
empujado a todos nuestros hijos, de pueblo o no), a los perros, a sus cacas, a las suyas, hacia el 
pis y todas estas cosas que en las fiestas de un pueblo se hacen cuando la gente no es educada, sea 
del pueblo o no, delante de su casa o en cualquier otro lugar.
Yo no hablo en nombre de nadie, ni en nombre de mi pueblo, ni en nombre de la ciudad que le 
paga su sueldo, ni en nombre de mi perro, ni en el de ningún otro colectivo. Tampoco me siento 
insultado por este señor porque no es quién y cuando le diga al señor juez que sí, que ha sido él 
quien me ha insultado, espero que, si no tiene pruebas, por lo menos le obligue a desdecirse de su 
insulto por escrito.
Ojalá que la mano  que mece la cuna sea algo más que una película, aunque tenga problemas mentales
¡Ojalá hubiera sido más prudente!









lunes, 22 de agosto de 2016

Coches

Una carretera con cierto nivel de atasco, por la mañana, yendo a trabajar, es un lugar perfecto para encontrar historias, imaginarlas o inventarlas.

El brazo apoyado en la ventanilla cerrada está adornado con un llamativo tatuaje. Por su cara de concentración está escuchando la radio. Su coche está especialmente limpio. Recientemente ha habido elecciones, y nadie ha ganado.
Su peinado hace juego con su coche. Esta hablando por teléfono con alguien que no podía esperar a que llegara a la oficina. Hace 10 años hubiera tenido que el mismo problema y lo habría resuelto.
El coche de delante se mueve rítmicamente. Un niño en el asiento de atrás juega a moverse y mover el coche. Su padre y su madre no dicen nada. Están preocupados. El amor que sienten por él es inmortal.
Una mujer conduce a su madre al hospital. Las miradas de las dos mujeres, que no hablan, se fijan en un horizonte muy lejano. Su padre va en el asiento de detrás. El silencio del coche parece anunciar lo que dirá el médico.
Cuatro jóvenes comparten coche. Está claro que van a trabajar, como todos los días y que se han puesto de acuerdo. La misma oficina. Los cuatro van como con zapatos nuevos, a pesar que apenas cobran para pagar la gasolina.
Una familia se va de vacaciones temprano por la mañana. Los niños alimentarán los recuerdos de su infancia en este viaje. La alegría va desde la media sonrisa del padre, hasta las despreocupadas carcajadas de los niños.
Habla por teléfono con su oficina. El gesto, su peinado, la forma de vestirse. La diferencia de velocidad de los carriles la mantiene a la vista, varias veces. Guapísima.
Él y ella discuten. No lo saben pero están cansados el uno del otro. La rutina, amigo y enemigo de la pareja. Muchos años. Demasiados. No se han recuperado del todo de la discusión de ayer, que la cama era muy ancha, que si no, que debía ser más estrecha,...
Es imposible saber, ni siquiera imaginar el porqué de la sonrisa que ilumina su cara. El atasco, la hora, la cantidad de gente, la lentitud con la que nos movemos, lo tarde que vamos a llegar. Y sin embargo una gran sonrisa ilumina su cara.
Esta mujer rellenita aferrada al volante como si pudiera perderlo, inclinada hacia adelante, cara de concentración, se ha sacado hace poco su carnet de conducir. Va concentrada entre el mar de coches que la rodean en la carretera.
Su vida no ha resultado ser como pensaba. Un día más en el coche, un día más hacia la oficina. Compañeros competidores, la sonrisa de siempre, la "pos" de siempre. Las sonrisas con ellos se han convertido en suspicacias, ¿a quién le tocará?
Se va a la gran ciudad a ver si arreglan sus papeles. Está confiado, cree que lo llevan todo. Hoy se acabará, empezara todo. Es prudente, no pasa nada. Nadie le quiere echar. Trabaja todos los días. Ahora incluso está de vacaciones.
Su pelo despeinado. Este no tiene aire, la ventanilla bajada, su coche negro, antiguo. Si pudiera reconocer sus problemas estaría preocupado. Pero está acostumbrado a vivir con lo que tiene.

Él es gris, no hay historia que inventar, o por lo menos, no ahora. Se va a trabajar todas las mañanas, no discute acerca de su vida, ni busca otra, ni pone cara de enfadado ni de contento ni de conforme. No pone ninguna cara, ni el del coche plateado, ni el del deportivo azul, ni la del utilitario rojo, y este otro, y ella, el otro y ese, y esa,... Gente, mucha gente, muchas historias que forman la realidad de todos los días.

domingo, 14 de agosto de 2016

No cuenten conmigo

Las dos veces he dicho lo mismo: que gobierne el PP pero que no lo haga sólo. Entre otras razones porque el PP llena la escena de demasiados  "por mi bien" o "es lo único que se puede hacer" y acaba haciendo lo que le da la gana, como no reformar lo que no funciona, intentar explicarme cómo debo vivir, o recortar servicios en lugar de hacerlos más baratos y, sobre todo, dejando lo publico sembrado de corrupción, como si lo público fuera tan suyo como su solución. También creo es el menos malo, aunque no sé si había otra forma de sacarnos del pozo en                                                              estábamos.

Entre varios tienen que reformar cosas importantes: la ley electoral, las autonomías, el Senado, el crecimiento sostenible,... Lo dije en diciembre y lo he vuelto a decir en junio, ya no lo volveré a decir más, si no se ponen de acuerdo, hagan lo que quieran que yo me desentiendo de votar, ... y de pagar impuestos, y de trabajar para hacer más grande mi país. Estamos detrás de Hungría en el medallero en los JJOO, también me quito de sentirme orgulloso de Rafa Nadal, ¡que se vaya a vivir a Montecarlo!

Ya no confío en que las cosas cambien cuando le doy mayoría absoluta a algún partido y parece ser que tampoco si no lo hago. Necesito líderes y políticos, no gobernantes. Gente que me diga cómo van a vivir mis hijos y me ilusione.

Yo ya he votado lo mismo, ¡dos veces! Desde luego, que no cuenten conmigo para votar otra vez. Ojalá que mi NO voto se entienda a la forma de Aznar: ¡váyanse señores!

viernes, 12 de agosto de 2016

Ahora lo tengo más claro

En un partido de volley-playa al equipo egipcio solamente se le veía la cara. Sí, muchas exclamaciones en los JJOO, de que es el único lugar en donde se puede ver la diferencia de culturas, o una demostración de libertad en donde todos se visten como quieren...

El deporte se practica por la satisfacción que produce practicarlo. Cuando se práctica a un cierto nivel, como competición para ganar a otros. Últimamente, además, para que la mayor cantidad de gente pueda verlo (deporte, competición y espectáculo).
Cualquier deportista en el mundo, del nivel que sea, lo practique donde lo haga, intentará hacerlo de forma que incremente su satisfacción. La ropa que lleve deberá ser lo más cómoda que pueda escoger, para ganar lo más posible. En cualquier disciplina deportiva, los atletas de élite van adaptado las prendas con las marcas deportivas su "equipación" hasta que consiguen modelos cómodos y atractivos a la vista.
Los españoles hablábamos de las "suecas" que venían a nuestras playas en mi juventud, atentando directamente contra nuestros usos y costumbres, más recatados, más anclados a normas que nosotros, no mis padres, dudábamos de si eran impuestas o auto-impuestas, importantes o no. Mi educación estuvo plagada de chantajes y de amenazas,... "¡Mira que si ahora te viera tu madre!", o el casposo "...si lo haces te van a salir granos.", entre otras muchas cosas. No sé si aquello era fruto de una cultura con muchos años de existencia, que había que respetar, o la mejor forma de educar posible, o unos usos y costumbres que cambiarían.
No fue enseguida, pero hoy en día muchas mujeres no dudan en mostrar buena parte de su cuerpo en la playa (no hablo de nudismo), pero casi nadie le dirá a una mujer que se tape, respetando su libertad para hacerlo o no hacerlo. Muchas cosas han cambiado en los últimos años, para bien o para mal, y una de ellas es la libertad de ponerse la ropa que le convenga a cada uno en cada ocasión.
Después de dicho todo esto analicemos otra vez el equipo olímpico egipcio de volley-playa. Obviamente el equipo egipcio no participaba para ganar. Si se tiene en cuenta la ropa que llevaban, que hacía imposible jugar al volley-playa en Copacabana en un día de sol, ni en Egipto ni, prácticamente, en ningún lugar. No creo que el equipo egipcio ni siquiera era capaz de disfrutar de su deporte por el calor que estaban pasando.
La diferencia de culturas es una cuestión de tiempo, y la libertad individual acabará aboliendo eso que llamamos cultura, y que tal vez solo son usos y costumbres. La verdadera libertad llegará cuando cualquier ser humano elija vestirse como quiera cuando quiera y, por supuesto, de la forma más adecuada posible a lo que está haciendo.
Asumir otra indumentaria que el resto de practicantes no es otra cosa más que asumir que no tienen su mismo nivel, y por eso no deberían de estar allí. No entiendo unas normas de clasificación que permiten que atletas que no tienen suficiente nivel vayan a los JJOO.


No me imagino a Michael Phelps vestido de lagarterana o de "Rocky", por ser de Baltimore, para conseguir otro oro. Dicho todo esto, que cada cual se vista como le de la gana.

domingo, 31 de julio de 2016

Símbolos

El otro día me encontré por la calle con un viejo amigo mío, yo iba con mi perro atado con una correa con los colores de un símbolo. Mi amigo me conoce desde hace tiempo y pronto me llamó la atención acerca del símbolo de la correa y el collar.

Me vi a mí mismo hace muchos, muchos años, discutiendo con mi madre. La imagen se me apareció tan nítida que llegó a sorprenderme. Yo todavía no era tan alto como ella, y recuerdo que me estaba negando a ponerme una camiseta con un cocodrilo. No sé si me estaba rebelando por no hacer publicidad, o no quería apuntarme al estereotipo que representaba llevar aquel polo.

Los uniformes nos identifican. A un piloto por ejemplo, o a un sacerdote. También ayudan a investir de autoridad a la autoridad. La gente importante, los banqueros y políticos, por ejemplo, llevan su uniforme de traje y corbata.

A veces le damos a los símbolos una importancia enorme. Por ejemplo esos nuevos políticos que han inventado como símbolo un uniforme muy alejado del anterior (mi madre hablaba de americanas de pana). Algunos uniformes, como el de la mujer musulmana tradicional, se convierten en símbolos, que no sabemos muy bien cómo tratar.

Y hay otros símbolos a los que nos adherimos voluntariamente, y cuya adhesión representa una postura personal. Tratados asépticamente son símbolos que representan unos valores sobre los que existe un nivel de aceptación grande (mucha gente debe asumirlos para que sean importantes, igual que la vehemencia con la que se defienden), pero a veces son excluyentes con otros y, por lo tanto, fuentes de polémica.

Hace unos años, por ejemplo, cuando nos alimentábamos de la prensa escrita, un lector podía ser identificado de una cierta manera por llevar El País o el ABC bajo el brazo al salir del kiosko.

Resumiendo, existen los uniformes (símbolos identificativos), y los representativos, verdaderos símbolos. Asumir alguno de estos símbolos no debería representar un problema. Criticar o reírse de un símbolo debería llevar implícita la crítica por una cierta mala educación derivada de no saber que se deben respetar los símbolos, representen lo que sea.

Cuando un símbolo se convierte en una identidad que debe ser defendida o atacada, como la de los nacionalistas catalanes o la de nuestros ex-amigos, y ex-respetados ingleses, se convierte en un símbolo que nunca conseguirá más adeptos. Deja de ser un buen símbolo o de tener futuro, por lo menos.

Creo que un símbolo es algo mucho más importante de lo que nos diferencia a mí y mis amigos del resto del mundo, pero esto solamente es una tontería basada en la incapacidad de abrir los ojos y mirar al mundo que nos rodea, y nunca podrá ser considerado un símbolo.

Creo que es necesario tratar los símbolos con pragmatismo. Me emociono cuando alguien hace algo que mejora nuestro país, por ejemplo, me siento partícipe, de una u otra forma, pero sigo pensando que sería fantástico si mis nietos recordaran nuestro país como un conjunto de símbolos sin que existiera (creo que soy muy diferente de los que votaron el BREXIT, incluso conduzco por el otro lado, aunque hablo catalán).

Como siempre, a estas alturas de la vida, sonrío cuando oigo tratar los símbolos con fanatismo.


(31/07/2016)