miércoles, 6 de abril de 2011

Gadafi

“¡Más de cien palabras, más de cien motivos, para no cortarse las venas!”

Y ahora hacemos caer a Gadafi, y ¡qué bien! Solo los de siempre: rusos, chinos y Chávez, no están de acuerdo y se oponen con sus respetables motivos. Y nos sentiremos orgullosos después. Y no veremos que fue por el petróleo, y no veremos que no lo hicimos antes por interés, que somos cómplices. Cien mil razones daríamos para hacerlo, y nos parecerían bien. Todo  nos parecería secundario frente a la ventaja de volver a quitar a un dictador cuando dejó de ser útil, cuando nuestra complicidad casi nos lleva a la cárcel. 

¿En Haití enterramos el dinero?
¿En qué se parecen un dictador y un terremoto?
¿En Irak enterramos buenas intenciones? 
¿Porqué no antes?
¿Sabremos arreglarlo después?

martes, 5 de abril de 2011

Fin de semana


¡Ya estamos! El mar está tranquilo y templado. Te quedas quieto y ves cómo los peces saltan por aquí y allá en busca de alimento, o solamente para poner movimiento a esa extensión ondulada y marcada por la brisa, con el agua fresca hasta el cuello. Paloma está con una sonrisa constante en los labios, sus amigos están aquí. Nuestro campamento en la playa está debajo de un árbol cuyo tronco queda debajo de la arena, en la arena y sirve de colgador para lo que hemos traído.

Calor y sombra, paseos por la playa. Tumbonas para turista, todos leyendo debajo de la sombra de los árboles, como yo. Rocas acariciadas por el agua. Arena fina y oscura a veces irisada.

El océano ha llegado donde estábamos, la marea y las fuertes olas golpeando la arena son el hermano mayor y fuerte del placentero mar de antes, difícil entrar: respeto. El mismo paisaje, sigue haciendo calor, pero el océano ha conseguido el protagonismo que se esperaba de “el Pacífico”. Ya el árbol enterrado solo da sombra al mar, ya vamos camino de vuelta de la sal, en busca de agua dulce. Mañana más.

El mundo obediente, todo en orden, ¿cómo conseguirá hacerlo siempre? Nuestra casa en lo alto de una subida enorme, que al coche le cuesta subir, impresiona la cuesta ¿es que no tenían más terreno? Confortable, tres habitaciones, fresca artificial, con una vista al paraíso. Una camioneta de reparto con una estructura adosada estilo cangrejo ermitaño sube por nosotros la subida, con todos subidos. Y también la baja desde donde todo se ve hasta donde estás, donde vives un fin de semana en el mar, en el océano.

La cena, artificial para turistas, pero perfecta al aire libre y solo mucho más cara que si no lo fuera. Pero el aire de la noche, la compañía, la conversación, y la luna -hay que buscarla- hacen el resto. Ni siquiera estorba la parada para comprar souvenirs: ¡give me two! La temperatura, de niño asociada a las vacaciones, se cuela por los poros, ¡dios, que bien se está! Parece innecesario acabar, terminar. Tal vez esto sea el paraíso: amigos, conversación, temperatura,… comida. Éxtasis, por momentos parece ser innecesario hablar, flotar por encima de la mesa y solamente escuchar.

Más corto el regreso que la ida, la carretera abierta, la ciudad, que ha seguido ahí, espera la vuelta, la rutina espera feroz, impasible, pero será mañana, no hoy.

¡Que fácil es vivir en un país sin invierno! ¡Que fácil estar de vacaciones!

domingo, 3 de abril de 2011

Hagas lo que hagas, ¡ámalo!

Mi prima Ana María me dijo una vez que era imposible hacer que todo el mundo te quisiera. Hagas lo que hagas alguien pensará que eres un sinvergüenza y otros lo contrario. Después de entender esto ya no quedaba otra: nada que hacer para que parezca, solamente hacer lo que tu educación te dicte para ser lo que eres.
Lo más grande que me he encontrado en esta vida es su relatividad. La imposibilidad de, a pesar de la intención, causar daño incluso a tus amigos. Cuando notas en carne propia la diferencia entre las culturas, entre los puntos de vista, se aprende a encontrar una ventaja en el desacuerdo, a entender porqué el otro dice lo que dice.
A veces uno se siente algo pedante por la ventaja que supone entender la relatividad, sobre todo cuando alguien te habla desde su verdad, que él piensa que es la única verdad en el mundo.
La vida es rica si uno recolecta sus experiencias. También lo es si son muchas. Y se disfruta si, como en la película “Cinema Paraíso”, haces caso a la frase: “Hagas lo que hagas, ¡ámalo!”.

Luego viene lo más difícil: cuando necesitas que alguien, desde su diferencia, haga algo que tú necesitas que haga, normalmente en el ámbito profesional. Me decía un amigo que “…
las personas no cambian porque se las agite, se aturden y se bloquean”, yo añado que, aunque sea difícil, a veces se puede agitar a las personas para producir entusiasmo y resultados por encima de sus posibilidades, cualidad solamente en manos de algunos líderes y en algunos momentos determinados. La gente, el escenario todo, es tozudo, muy tozudo y le cuesta cambiar y entenderte, le cuesta seguir los caminos que tu marcas. Tal vez la respuesta en el caso personal y en el caso profesional sea parecida: nada que hacer para que parezca, solamente hacer lo que tu educación te dicte para ser lo que eres.

Los resultados lo miden a uno, lo ponen en su sitio. Y resulta que los resultados también son relativos. Alguien puede entender que has tenido éxito y alguien lo contrario, pero qué mas da, ¿qué es el éxito?

Como decía un motivador (un tal Duró) del que he visto una charla no hace mucho, el éxito depende de la edad:
Cuando eres pequeño, el éxito es no hacerse pis en los pantalones. Cuando creces, tener amigos. De adolescente tener relaciones sexuales.
Cuando eres mayor, el éxito es tener relaciones sexuales, más mayor, tener amigos y más mayor,… no hacerse pis en los pantalones.

La broma de la vida, es que nada es muy importante, solo tu familia. El truco es buscar el éxito entre las grietas de lo que necesariamente has de hacer. Lo demás importa poco,… igual nos vamos a morir.

sábado, 2 de abril de 2011

Música


La música suena en los auriculares. Los auriculares aíslan del resto del avión, pero dejan pasar el ruido de los motores, la eterna compañía, empujando a destino.

Tiempo sin escribir, tiempo sin hablar en público de lo que veo. ¿Acaso ya no veo nada?¿Acaso no hacía falta que lo contara para que realmente lo viera?

Alguien me dijo una vez que cuando eras capaz de organizar algo y hacer que funcione sin tener que intervenir, tu grado de felicidad crece. No preocuparse por la retaguardia, no necesitar visión 360 grados, permite concentrarse en algo concreto.

Tal vez ya haya llegado a mi nivel de rutina. ¿Será que ya he llegado al mínimo que me permite no quejarme?

¡La música!
Parece que la naturaleza solamente es complejidad, para pintar algo solo hace falta captar su textura. Variaciones y construcciones sobre una misma variedad.
Igual que la música. ¿Quién pierde su tiempo en crearla?

Arboles de flores naranjas rosas,… troncos de madera de mil colores. Los cafetales, la calma, el tiempo pasando, sin frío ni calor.

martes, 25 de enero de 2011

Del primer al tercer mundo

Multitud de pensamientos provocan un atasco en mi cabeza después de estos días. No hay nada como mover la tierra que pisas para poner en duda cosas que en la vida cotidiana carecen de importancia. Una semana en España, viniendo de Costa Rica. Ya mi contacto con el primer mundo se desvanece con el rugir de los motores del avión de vuelta.


Saltar entre el tercer al primer mundo es algo que no debe de ser demasiado frecuente, pero quien lo hace, sufre o disfruta con el cambio y puede darse cuenta que el color del cristal con que se miran las cosas, es una forma muy suave de describir las diferencias en la forma de vida de la misma especie animal.


El salto del primer al tercer mundo es muy difícil de explicar para quien no conoce. ¡Cómo explicar en un país de Centroamérica que hay una flecha pintada en el suelo en un carril, que no se borra, y que ¡los conductores la obedecen para girar! 


En el primer mundo pagamos para que nos sancionen, nos vigilen y nos corrijan. Si te pillan, pagas. Si te multan será porque no has hecho lo que te comprometiste a hacer por tu educación o por tu civismo. En el tercer mundo hay excepciones. Entiendes que no siempre pagas para que te vigilen. A veces es mejor negociar, llámale coima, mordida o, simplemente, discusión con una autoridad, que lo es porque le has pagado para que lo sea.


Porqué en el primer mundo es necesario que las cosas sean grandes, porqué no hay agujeros, huecos, en las calles. El simple orden genera progreso. En el tercer mundo la culpa de que las cosas no funcionen bien es del gobernante. En el primer mundo las cosas funcionan bastante mejor porque somos todos. La educación ha calado y el civismo,… Lástima que en España en estos momentos estemos toreando entre la depresión y la excusa de que el problema lo ha generado otro, un culpable, un mediocre dirigente.


Occidente, está llegando a su decadencia. Antes hacíamos las cosas para acercarnos a algo deseado, un objetivo común, un ideal o una utopía. Ahora este objetivo se convierte en un derecho adquirido No es necesario el esfuerzo para conseguirlo. Nuestra generación, la de nuestros primos mayores y la de nuestros padres trabajaron duro en España para convertir un país de opereta en un país de primer mundo en donde las cosas funcionan y podemos discutir acerca de la identidad de las naciones o la categoría de nuestros dirigentes.


Cuando alguien, de veinti-pocos años, ciudadano medio por su misma selección e imagen, le preguntaba en un programa de televisión a nuestro presidente acerca de lo suyo. La pregunta y la respuesta entraron en la misma categoría del sin sentido: “¿… y mi casa?”, “…no se preocupe, estoy en ello trabajando duramente por ayudarle…”. El valor de las cosas y el esfuerzo que cuestan ha desaparecido. 


Tal vez estemos en el mismo sitio que el Imperio Romano. ¿Estaremos a punto de entrar en la Edad Media de nuevo? ¿Durará tanto? ¿Es evitable? ¿Estamos preparados para redescubrir que las cosas cuestan?


Occidente ha sido incapaz de exportar su modelo, no lo creo capaz ni siquiera de definirlo. Está basado en muchas cosas y el sistema político no es lo más importante. Muchos países siguen sufriendo "bienamados" dictadores 30 años después de que nosotros perdiéramos al nuestro. En algunos países no nos ha convenido derrocarlos, en otros hemos sido incapaces de entender lo diferentes que somos.


Cuando pienso en esto no llego a conclusiones que resulten útiles. Tal vez todo depende de cada uno. La suma de voluntades es lo que movió a Occidente y nos hemos olvidado. Creo que todo empieza dentro de uno mismo y siempre acabo hablando de mis sentimientos y mis emociones, diciendo cosas que solo a mi me importan. 


Alguien a quien he admirado mucho tiempo decía que su mérito no estaba en saber hacer, sino en rodearse de la gente que realmente sabe hacer las cosas. Su mérito era contagiar a los demás, hacer que trabajaran más que su propia capacidad, empujarles a conseguir mas cosas de las que cada uno podía hacer. Lamentablemente Obama no ha podido con el mundo. Enfrentado a las fuerzas del conformismo, a las fuerzas que siempre te empujan a seguir haciendo lo mismo que ayer.

El destino está en nuestras manos, el destino se viste de futuro porque es un paso más. Dicen los poetas que la felicidad es un estado de ánimo, que es pasajera. La felicidad se consigue estando en paz con lo que uno hace. La raza humana será feliz cuando tengamos un planeta bastante más homogéneo que el que tenemos ahora.


La crisis de la economía solamente tiene razón de ser porque los especuladores aprovechan los desequilibrios. Acabemos con las desigualdades y tendremos a la vez un proyecto común y una ilusión más allá de nuestro propio interés y el de nuestra tribu. Además, atacaremos directamente la razón de ser de nuestra crisis actual.


El ser humano reacciona de forma muy diferente según el sitio en donde ha nacido, según el pasado en el que ha vivido. Pongamos un horizonte para todos.  


Al Gore ha sido una fantástica noticia para el mundo. Yo creo que el momento fue el equivocado y que había otro objetivo que podía ser enunciado de forma parecida a la de la salvación del planeta.


Imaginemos la película “Una verdad incómoda”, pero de otra manera, llamémosle “Un futuro para todos”. Ahora en lugar de ser el planeta el protagonista somos nosotros, todas las razas. Busquemos un futuro de esperanza para todos. Presentemos el desarrollo como un objetivo de todos. Hagamos las cosas bien, el mismo mensaje.


En lugar de presentar el catastrofismo de los desastres naturales y sus consecuencias, busquemos el futuro que son capaces de escribir los miles de millones de habitantes que tiene nuestro planeta. Un escenario en donde los derechos humanos se respetan, en donde la comida se reparte. Seguro que el único problema que tenemos es hacer un marketing tan bueno como el que ha desplegado Al Gore y llegará mucho más lejos.


No distribuyamos los ideales democráticos que llevan a sistemas políticos en donde una casta, como a lo largo de toda nuestra historia ha sucedido, dirigen el mundo y se perpetúan en el poder, o lo intentan. Distribuyamos higiene, salud, comunicaciones, los inventos del primer mundo que hacen más fácil nuestra vida cotidiana.


La red de distribución de agua, o la forma en que Occidente organiza los residuos que produce, o la electricidad como fuente de energía capaz de dar, aunque sea solamente luz, cuando nuestro sol se acuesta.


Ahora existen otras formas de comunicación que van en la dirección correcta, van entre personas, es difícil censurarlas, encauzarlas. El Internet es una herramienta que crece día a día, que nos une, es el marketing a gran escala. Es una herramienta que debe de llegar hasta el final en la mayor cantidad de sitios posible.  


Es curioso, pero la oportunidad está en las diferencias. La oportunidad está en hacer que nos parezcamos lo más posible, aparente contradicción, que no lo es.

viernes, 14 de enero de 2011

Bogota III

Hace tiempo que tengo claro que para conocer una ciudad es muy difícil ir de turista. Las cosas siempre tienen una cara, una pose y se ven a través de un cristal que filtra, para resaltarlos, los extremos y oculta las cosas que de verdad te afectan. Las cosas se ven y se conocen, son dos cosas diferentes.

Como me pasó en mi juventud con Barcelona, algunas ciudades son para hacer el amor y entonces es necesario mucho más que estar, y es necesario compartir la vida, enamorarse. No creo que con todas las ciudades se pueda hacer lo mismo, ni siquiera aunque sea el sitio en donde naciste.

Cuando vives una ciudad aprendes a encontrar ambientes, sabes a donde ir, sabes qué se puede hacer, amoldas o acoplas tu horario con el de la ciudad, a más cosmopolita más fácil. Encuentras a los que la pueblan y la comparten contigo, sabes en donde los puedes encontrar cuando los necesitas, no necesariamente para compartir algo con ellos, sino para crearlo juntos: el ambiente.

Te acostumbras al ruido. Todas tienen uno característico. Te acostumbras a lo malo de la ciudad con igual facilidad con la que lo compartes todo, porque vives dentro de algo que afecta a casi cualquier cosa que haces.

No he vivido Bogotá, pero me da la sensación que es un posible objeto de deseo. Sus atascos, su tamaño, pero su gente, su forma de hablar: el español que conozco que más difícil me resulta entender. Su contaminación que no he sentido nunca. Y es cosmopolita y encuentras cualquier cosa a casi cualquier hora. Y el paisaje de obras, tan común como si se tratara de árboles o jardines. La gente que vive en Bogotá y que no se corta en contártelo. Y lo variado que resulta la ciudad entre el nivel 0, indigentes y el 6, alta sociedad, nivel asignado y por el que se miden los impuestos que se pagan.

Y no se merece su aeropuerto. Invariablemente que tienes que pasar por El Dorado te enfrentas a un reto físico. Mi media sigue siendo de tres horas para salir, de pié, haciendo fila, y el otro día tardé solamente dos horas en diferentes filas en llegar, es decir, en montarme en un taxi después de bajarme del avión.

Hoy, mi vuelo salía a las 6:00, y pedí un taxi para estar en el aeropuerto dos horas antes, como mandan los cánones. Lo temprano de la hora hacía previsible un trayecto rápido desde el hotel, nadie por la calle. Hacía previsible un tiempo de transito menor en el aeropuerto hasta llegar a estar cómodamente sentado, en la sala de embarque. ¿Facturar? Rápido. Pero la sala de embarque todavía tardaría en llegar…

Como si se extrañara él mismo, como si el aeropuerto tuviera alma, la ausencia de fila de inmigración parecía un atentado al orden natural al que era necesario poner remedio. Así que, nada mejor que esperar 45 minutos para formar la fila antes de permitir el acceso, la sala de embarque un poco más lejos. Sentado en una silla de la sala de espera rodeado de pasajeros tumbados en las sillas contiguas, 45 minutos no se hacen muy pesados mientras la fila va tomando su tamaño natural.

¿Control?, normal, como en cualquier otro aeropuerto.
¿Inmigración?, normal, como en cualquier otro aeropuerto. 

El ejército hoy no está, tal vez los criminales que buscan solamente hacen horario más normal. Por fin la sala de embarque. Record, solamente una hora en llegar. Y después de trabajar, cómodamente sentado, anuncian el inicio del embarque,… pero no, claro, estamos en El Dorado y lo que hay que hacer es desalojar la sala de embarque para volver a formar fuera, otra fila. Definitivamente, creo que el aeropuerto tiene alma, y no se ha dado cuenta de que vive en Bogotá y vive de filas.

(Escribo esto subido en el avión, cuando anuncian un retraso indeterminado para el despegue).

lunes, 10 de enero de 2011

Mafalda

Por mucho que uno tenga la actitud, open mind, que dicen los americanos, las cosas en el país de uno se hacen de forma diferente. Cuando no estás en tu país, a veces las notas de forma imperceptible, otras sorprendente, otras las recibes con asombro. Siempre está ese geniecillo al lado de la oreja que te dice: ¡Olé! O que te transmite tu incredulidad aumentando las ganas de volver a casa.  

Y no hablo de lo que se deja atrás, no hablo de la familia, de las costumbres de los paisajes conocidos, de las situaciones aprendidas, de las respuestas mecánicas, de los amigos. Algo tuyo que no puede ser compartido porque solamente guardas la imagen interior de cómo es.

Si las voces que esperas oír no son, si la gente no te lo cuenta cuando no lo entiende, o son diferentes, si la comida no sabe igual, si ni siquiera el clima es igual, entonces la nostalgia empieza a tomar cuerpo, a hacerse grande y a llenar los espacios entre los ladrillos de tu vida con agua que, al congelarse puede llegar a estallar. Es imprescindible cambiar el switch, que decía un amigo mío, usando el término americano, tal vez es solamente algo que impida la congelación.

Las reacciones de la gente, el tráfico, las respuestas, la forma de razonar, que por diferente se vuelve complicada. Eso son cosas que te pasan en la vida normal. Te van afectando momento a momento. Esto es lo que hace difícil vivir, aceptar una realidad que es completamente diferente a la que tenemos implementada en micro código en  nuestra cabeza.

El ser humano es rico. Hay muchas formas diferentes de entender la vida, ninguna mala. “El futuro como remedio” en México DF. “El pura vida” como justificación para cualquier acción o inacción en Costa Rica. El carácter directo de los Panameños, rechazando cualquier corsé que se pueda poner a su acción. Latinoamérica no se puede agotar fácilmente. Estoy seguro que esto pasa en todos lo países del mundo y que solamente es posible enterarse de las diferencias con la convivencia, abriendo bien los ojos, y eliminando los juicios previos.

Los tres estereotipos que menciono darían para escribir montañas de libros, tendrían su explicación, su justificación, y muchas implicaciones en los negocios o en el devenir cotidiano. Y solamente son tres y no he visto nada todavía. Me da miedo describirlos porque solamente está en manos de alguien local para entender su verdadero sentido y que una visión externa solamente podría ser considerada como una crítica.

Ojalá que una varita mágica me permitiera aprovechar todo ese conocimiento o las ventajas que indudablemente reporta la actitud cultural, por llamarle de alguna manera. Ojala que fuera capaz de aprovechar lo bueno, descartar lo menos bueno y aprovechar la riqueza cultural que se puede encontrar cuando uno sale de su país.

Pero claro, esto se cae por su propio peso porque,… a ver quien es el gracioso que define “bueno”, o como decía Mafalda, o Quino, no sé: “Nos enseñan qué es lo bueno y qué es  lo malo, pero nunca nos dicen lo malo que tiene el bien y lo bueno que tiene el mal”.

domingo, 2 de enero de 2011

WikiLeaks

Un cambio en nuestras vidas.

Ahora lees el periódico y te encuentras con una sorpresa. Oyes a políticos dar sus opiniones, y no es cuestión de que el micrófono este abierto cuando no debería. Oyes las reacciones lógicas, normales, siguiendo los intereses de lo que representan, sin tapujos, sin tener que respetar el interés general, ni siquiera las más mínimas obligaciones básicas que se les suponen a todos los mortales.

Viendo este nuevo periódico, realmente no se para qué sirven los periódicos normales. Por una parte ha bastado un hacker, un crack, como lo llamarían mis hijos, y no un periodista, para enterarse de la verdad, verdad tan conocida por todos, que no era necesario verla por escrito.

Lo único que faltaría es cambiar los cristales. Todo esta visto desde un solo color: las opiniones del poder imperial. Pero ni siquiera esa parcialidad altera el cambio enorme que supone leer las noticias de verdad o, dicho de otra forma, leer las interpretaciones de la verdad desde un solo sentido, conocido. Pero eso es pedir demasiado. La verdad lo es más si se compara con otras verdades, desde el mismo punto de vista, no es necesario filtrar, no es necesario interpretar, los micrófonos estaban abiertos. Cualquiera sin la más mínima formación puede entenderlo. Realmente, ni siquiera hace falta leerlo, es demasiado evidente.

He leído  muchas cosas de WikiLeaks, y no sé con qué quedarme. Que si Zapatero es un optimista enfermizo; que ningún presidente de Latinoamérica es trigo limpio; que Chávez quisiera ampliar sus fronteras al caribe; que las leyes locales y el imperio no se llevan bien; el siempre discutido motivo por el cual Zapatero ganó sus primeras elecciones; que Rajoy no es un líder; que Aznar puede volver,… solo si estamos desesperados, claro; que los políticos locales pliegan sus opiniones cuando el imperio lo pide,…

Nada nuevo, nada que no puedas oír en un taxi. ¿Qué es un periódico? ¿Esto o lo de siempre?