sábado, 14 de febrero de 2009

Asuntos internos ¿donde las dan las toman?

El mundo camina hacia la oscuridad. No sabemos si el destino se medirá con los criterios del orden establecido que el mundo civilizado ha conseguido en las últimas décadas, o si esto será inviable y será necesario volver a definirlo todo.

Mientras sucede todo esto, si examinamos a nuestros políticos, sin tener en cuenta el odio que uno y otro bando parecen obligados a manifestar, extensible parece a los de a pié.

Votamos a un partido, no a un candidato. Los partidos políticos son como empresas pero sin el objetivo de ganar dinero, solamente conseguir el poder. Por eso sus empleados hacen méritos por cómo se mueven dentro de sus partidos, porque hacen cosas que pueden ganar votos y estas empresas premian a los empleados que lo consiguen, no necesariamente por sus méritos en un cargo público.

Aunque los mejores vayan arriba dentro del partido, cuando por fin gobiernan, los cargos públicos se reparten entre todos, entre los eficaces, los menos eficaces y,... los chorizos. Es absolutamente inevitable que dentro de cualquier gran organización existan este tipo de personajes, en todos los partidos.

La reacción de los nuestros, cuando alguien descubre su existencia, es atacar a quien lo descubre y defenderse con el ¡y tú más! o ¡donde las dan las toman!. Otro ejemplo de lo lamentable de estas organizaciones.

¿Porque no asumen todos que tienen que existir los chorizos y que este es un problema de todos?

Si lo asumieran, todos tomarían cartas en el asunto y crearían departamentos de asuntos internos, como en las pelis de polis de los américanos, y conseguirían descubirlos antes que la prensa o el partido politico opuesto, y serían capaces de acotar el daño y destruir al que se descubriera.

Aunque no me gusta el presidente que hemos elegido entre todos, voila una frase de Rajoy: "Hundan el país y dspués llamennos para pedir ayuda" (En el Congreso esta semana).

¿De verdad que no deberíamos hacerlos dimitir a todos? Lo que falla de verdad en nuestra democracia son los partidos políticos.

Pedro Puig



lunes, 9 de febrero de 2009

Isaac Asimov

Isaac Asimov fue uno de los escritores de ciencia ficción más prolíficos de la historia. Para situarlo, es el autor de la novela “El hombre del bicentenario” llevada al cine con bastante acierto y de “Yo robot”, que Asimov hubiera impedido su estreno.

En casi todas las novelas de Asimov, el protagonista es el ser humano, no hay otros seres diferentes en la galaxia y el desarrollo es una copia de la sociedad humana, solo que en una escala geográfica mucho mayor, la galaxia.

Una de sus novelas más famosas es una trilogía: “Las fundaciones”. En la primera parte, un científico, Hari Seldon, predice la decadencia y caída del orden establecido, el imperio, y los posteriores años de barbarie y oscuridad en donde cualquier tipo de orden desaparece.

Por supuesto, como pasaría ahora, el científico es considerado por el gobierno como un terrorista y es exiliado con un pequeño grupo de sus partidarios. El grupo tiene una misión concreta: realizar una enciclopedia con el compendio del conocimiento humano, para impedir que se pierda.

Pero sobre todo tiene un objetivo: evitar los años de barbarie que parecen inevitables.

En las siguientes partes, el grupo, equipado con los conocimientos acumulados por la historia, armado con la simplicidad de la toma de decisiones, y la tecnología de que dispone es capaz de enfrentarse con el imperio en decadencia, pero fuerte todavía por su tamaño.

La realización de la enciclopedia era solamente una excusa. Es el la consecución del reto: evitar los años de barbarie, lo que mueve a todo el grupo. El desarrollo económico normal, la religión, los comerciantes, la tecnología, progreso.

Según confesó Asimov, su libro estaba basado en otro, escrito por un británico con el título “Decadencia y caída del imperio romano”, y los años de barbarie fueron los de la Edad Media.

Pedro Puig

sábado, 31 de enero de 2009

CRISIS: Origen, efecto y problema

Estoy convencido de que el origen e esta crisis está por descubrir y tiene que ver con dos cosas:

1) Las desigualdades que existen en el mundo. Cuando una empresa deslocaliza una fábrica, lo que está haciendo es aprovechar la desigualdad en el mundo, los costes laborales no son iguales en todas partes, pero es que el nivel de vida tampoco es comparable, y los costes tienen que ver con el nivel de vida.
2) El control de las empresas, las que se deslocalizan, sigue siendo local, en cada uno de los países, cuando su mercado es global, e incluso su ámbito de negocio, sus fábricas, también lo es.

En estos dos puntos se esconde el origen de la crisis. En mi fuero interno, cada vez más interno, pienso que esta crisis traerá, inevitablemente, acciones que intentarán resolver este problema de desigualdad y, por lo tanto el mundo mejorará cuando la crisis pase.

El origen directo de esta crisis es el descontrol del sistema financiero (nada que ver con la construcción y España) y nada que ver con uno u otro político. Tengo por seguro, que ningún político ‘normal’ se lo haya podido imaginar, y menos aún, hacer algo para aceler o acortar la crisis, y tampoco por arreglarla.

Sin embargo, las consecuencias de la crisis nos afectan a todos de manera muy concreta. Resolverla o no, pasa a un segundo plano, porque los efectos, las consecuencias creo que, sinceramente, pueden acabar con nuestra forma de vida. Lo urgente va a ser resolver las consecuencias de la crisis, para luego, cuando toque, buscar soluciones a los orígenes y hacer imposible que se repita.

Hace mucho tiempo, más de 25 años, cuando yo entraba en el mercado laboral, mi bagage era la ilusión por ser útil, por aprender. Mi entusiasmo no tenía límites. Las cosas costaban y era necesario trabajar duro para conseguirlas. Tenía que competir con otros que hacían lo mismo que yo.

Querías comprar un coche, varios años después de empezar a trabajar, y podías pagarlo con lo que habías ahorrado; si le pedías el dinero al banco. Entonces la respuesta era clara: si tienes el dinero, yo te lo dejo, y si no, búscate a un avalista que lo tenga. Por supuesto, lo de comprarse una casa era solo para los que habían nacido ricos o aquellos que habían conseguido éxito en su trabajo.

Después, hace unos diez años, el precio del dinero se hizo despreciable, ya era más barato comprar una casa que vivir alquilado. Los avances sociales en Europa nos llevaron a pensar que todo estaba resuelto, la jubilación, quedarse sin trabajo, el colegio de nuestros hijos. Durante todo este tiempo, se ha ido perdiendo la relación entre éxito y el esfuerzo que cuesta conseguirlo.

Igual, durante este tiempo han surgido personas sin rostro, especuladores, que se han aprovechado del poco coste del dinero y de la cantidad de personas que disponían de él. Las empresas han invertido en aventuras, a veces con éxito otras con fracaso, en las que el riesgo de abordarlas no ha sido uno de los parámetros necesarios para tomar la decisión de abordarlas o no.

Esta actitud de no tener que contar con el riesgo, ha traído consecuencias positivas y negativas. Las positivas han sido la globalización, la innovación tecnológica consecuencia de esta sobre actividad (existían mayores posibilidades, solo por el número de intentos), de que algo saliera bien y aportara ventajas que otros podían aprovechar.

También considero una buena consecuencia a la competencia. Los riesgos de tomar una decisión y acertar o fallar eran premiados o castigados por el mercado, esa mano negra que era capaz de reajustar cualquier desviación de nuestro modelo.

La consecuencia negativa es que la relación entre éxito y esfuerzo se ha perdido.

Hace solo seis meses, la falta de control de los bancos americanos ha generado una crisis financiera de falta de liquidez, que ha desembocado en una crisis de confianza de proporciones devastadoras. Los gobiernos parecen haber encontrado el botón para resolver la falta de liquidez de los bancos y han puesto en marcha las máquinas de hacer dinero y han garantizado fondos, nacionalizado o cualquier cosa que se les ha ocurrido. La crisis de liquidez de los bancos está resuelta o camino de estarlo.

El siguiente problema ha sido la liquidez de las empresas y este problema está por resolver. Los gobiernos no tienen ninguna fuerza para convencer a los bancos de que lo que tienen que hacer es lo que hacían hace menos de diez años. Los bancos harán lo que hacían hace 25 años, para sanear sus negocios. Por cierto, en España tenemos alguna ventaja que no somos capaces de aprovechar. La regulación española es ejemplo a seguir por todo el mundo, la solidez de los bancos españoles es espectacular pero,… ¿quien les va a decir que deben de relajar su forma normal de proceder?

La falta de liquidez de las empresas es lo que ha originado la falta de confianza a todos los niveles. La falta de confianza ha provocado que las cifras de paro hayan escalado hasta límites casi increíbles. En España, gracias a la construcción y a la situación históricamente no estable de nuestra economía, esto nos ha afectado más que a los demás.

La falta de liquidez en las empresas las ha puesto en manos de los financieros, que no están preocupados por el futuro a largo plazo sino por el futuro inmediato, el cash de que disponen. Seguidamente, los directivos han dejado de correr riesgos, es verdad que una cierta dosis de prudencia era necesaria, pero además, han decidido no pedir dinero a sus financieros para ganar a sus competidores, han decidido no hacer nada hasta que el consumo se estabilice para ellos y sus competidores y aplazar cualquier decisión de cambio, diferente del ‘madrecita me quede como estoy’ hasta que toquemos fondo.

Los parados, victimas de la construcción y los despidos por falta de liquidez, han sido consumidores 'pequeños', poco consumidores. Esta actitud de las empresas genera un paro mucho más importante. Disminuye drásticamente el mercado, la capacidad de consumo y genera un efecto de falta de confianza, inacción, más paro y el bucle sigue.

Los gobernantes actuales están actuando en dos direcciones: le dan a la máquina de hacer dinero y generan todavía más desequilibrios, o intentan generar confianza, confianza que no tiene ningún tipo de repercusión en los consumidores ni en las empresas ni bancos.

Así que, el reto está en generar una situación para recuperar la confianza perdida y no sé cual puede ser el mecanismo. Lo que pongo en duda es que con las únicas dos herramientas que los gobernantes del mundo entero están trabajando, se pueda conseguir algún resultado. Falta imaginación y la situación no está para fomentar la imaginación.

El nudo gordiano de esta situación es el de acabar con la falta de confianza.

Pedro Puig

domingo, 25 de enero de 2009

Crisis: Competencia

Ahí fuera hay un mercado: una montaña de gente que consume los productos de una empresa o de su competidora.

Los ejecutivos de estas dos empresas cobran un bonus, en función de la cuota de mercado que consiguen, y pasan día y noche para mejorar sus productos y servicios.

Hacen presupuestos de marketing, y contratan cada uno a la mejor empresa de publicidad (entre estas también compiten), para convencer a los consumidores de que sus productos y servicios son mejores que los de su competidora.

Contratan a otras empresas que tienen conocimientos y herramientas para mejorar los productos y servicios que producen, al menor coste posible.

Mientras tanto, los financieros de cada empresa se empeñan en buscar a los mejores especuladores, blandos (bancos) y duros (fondos, swaps, etc.), para hacer más rentable el dinero que tienen, y más barato el que necesitan.

En 'La Bolsa' analizan lo novedoso de los productos, su cuota de mercado. Miran el dinero que las empresas ganan (en general, una buena medida de lo bien que lo hacen las empresas), e invierten para alimentar a los especuladores.

Los directivos hacen planes. Intentan innovar: ahorrar costes; incentivar a sus comerciales para vender más; le piden a sus financieros que busquen dinero para hacer nuevas inversiones cuando creen que servirán para ganar a la empresa competidora.

La competencia es feroz. El mundo empresarial, la economía de mercado, evoluciona gracias a la competencia.

Pero eso ya no es verdad.

La montana de consumidores ya no esta.

Los especuladores ya no pueden ganar dinero: la bolsa se ha hundido y nadie se fía de swaps ni de cosas por el estilo.

Los financieros han tomado el control en las empresas. Se trata de ser prudente. Hace mucho tiempo ellos eran los más prudentes, ahora lo ha recordado. Y los bancos han recordado que solamente prestaban dinero a quien tenía dinero (¿suerte que lo hayan recordado? ¿suerte que lo olvidaran?).

Ningún ejecutivo está pensando qué puede hacer para mejorar su empresa con respecto a su competidora. Saben que ellos tampoco están haciendo nada. La auto complacencia que transmiten los financieros, de saber que su empresa es la mejor, hace el resto.

Las empresas que venden a otras están desapareciendo. Pronto lo harán los ejecutivos, empezando por los de las empresas proveedoras de otras ¿para que sirven ahora?

Los directivos ya no se atreven a pedir a sus financieros que busquen dinero, ahora solamente preguntan si lo tienen.

¿Cuando lleguemos a una cuota de paro determinada no será seguro ir por la calle?

Y con la desaparición de los ejecutivos trabajando, la montaña del mercado se seguirá reduciendo. De nada servirán las inversiones públicas. Los que van a hacer los trabajos, los que se 'beneficiarán' de la inversión pública, son un número importante de la montaña, pero no tan importante en dinero. Y, además, por definición, se trata de trabajos en un mercado en donde no se priorizará en función de dónde son necesarios los recursos, sino su esparcimiento sin criterio mas que el de su gasto (sin competencia).

Ningún gobernante en el mundo se ha dado cuenta de que algo está mal.

Cuando las empresas des localizan, lo que hacen es sacar provecho de la no existencia de unas condiciones mínimas para todos.

Esto es fruto del inevitable desequilibrio entre países, pero también lo es la inexistencia de un control global de un mercado global.

Ningún gobernante se ha dado cuenta por eso, porque son gobernantes y no políticos, porque gobiernan en países, localmente y, por último, porque más allá de 8 años es un plazo que no les importa los más mínimo.

Puede ser que los especuladores vivan de las rentas; también, que las inversiones públicas den algún fruto; también, que la capacidad de liderazgo del único político que existe, en la primera potencia mundial, genere algo de confianza.

Si pasa todo eso, a la vez, entonces cerraremos esta crisis en falso, pero estaremos sólo algo mejor que ahora, nunca mejor que hace un año, y sensibles a cualquier error o falta de control de un país o de una empresa importantes.

Alguien o algo tiene que corregir los desequilibrios y hacer crecer la montaña del consumo. O convencer a todos de que existen retos que puedan ocupar el papel de la competencia.

Pedro Puig

sábado, 27 de diciembre de 2008

Política: Políticos y gobernantes

El 1/1/08 le enviaba el siguiente correo a un amigo, era antes de la últimas elecciones generales en España.

POLÍTICOS Y GOBERNANTES
Una institución como la Corona, basada en el principio menos democrático y más arbitrario posible, es el único elemento político que tenemos en nuestro sistema democrático. Bien haríamos en buscar algo que lo sustituyera, antes que el azar genético.

Nuestra clase política, los que actúan de políticos, son mediocres, generados por una estructura de partidos políticos, con un horizonte temporal limitado, incompatible con la tarea política. El papel que representan es solamente el de gobernantes, administrativos y criticables.

Una brillante generación de políticos alumbró nuestra transición. Pudo ser casual, y ellos crearon los partidos. Hoy, son los partidos los que crean a los candidatos. Bien haríamos en buscar formulas para restar poder a los partidos, para incrementar las posibilidades de que surgieran líderes, capaces de mirar mas allá de 4 u 8 años, que pusieran en duda las cosas: políticos, en lugar de gobernantes.

El otro día leí un articulo que apelaba a la calidad humana de un candidato: "... vote aquel que le salvaría en un accidente". Yo diría, además: "Vote a aquel que considere mucho mejor que usted". Necesitamos quitarle poder a los partidos: listas abiertas, independencia real de poderes (empezando por el legislativo y el ejecutivo: ¿que el legislativo elija gobierno?), ¿como es posible que... ¡los partidos políticos!, elijan a los jueces? Cambios en la ley electoral para que los buenos sigan, y los malos tengan más difícil ser re elegidos (mayor porcentaje de votos necesario para la reelección). ¿Donde esta escrito que un sistema no es mejorable? Solamente un sistema sospechoso de tirano no es mejorable.

¿Tendrán consciencia los partidos? ¿Se darán cuenta por si mismos de que ya no cumplen el objetivo para el que fueron creados? ¿Se autodestruirán? ¡NO! Necesitamos políticos capaces de poner en duda las cosas, de cambiarlas, de ilusionar. ¿De donde vamos a sacarlos? Este es nuestro PRIMER problema. Volvamos a dar ejemplo al mundo y no votemos a ningún partido:

"VE A VOTAR Y HAZLO EN BLANCO; PÁSALO."

(1/1/08)

Hoy en día, después de oir el menasje de Navidad del rey D. Juan Carlos le he enviado el siguiente:

Hace tiempo que te envié el correo que te adjunto. Mi opinión sigue siendo la misma que entonces, tal vez el fenómeno Obama aporte algún cambio.

Se me ha ocurrido un símil de nuestra clase ‘política’. Es una famiglia con dos hermanos mayores que no consiguen ponerse de acuerdo en nada pensando los dos que el otro va a desmontar la famiglia, oponiéndose con vehemencia a cualquier decisión u opinión del otro hermano. En la defensa de sus ideas por defender a la famiglia ya se han olvidado de esta.

Luego tenemos algunos hermanos más pequeños. Estos no discuten y solamente persiguen la idea de hacer las cosas a su modo, da igual si coinciden o no con algunas de sus hermanos mayores, pero es tan grande el cristo que contemplan, que no quieren líos, les bastará con que les dejen hacer a su forma,… la famiglia es sagrada, pero con el tiempo este barrio será nuestro.

Y luego está el padre, no tiene ni voz ni voto, pero es respetado por casi todos en buena medida. Sigo pensando igual que hace años, es el único elemento verdaderamente político que tenemos en nuestro sistema, y es el más anti democrático posible.

Y sino quién iba a decirnos que, con la que está cayendo, que ánimo, que las hemos pasado peores, que se trata de esforzarnos, de tener confianza (mensaje del Rey estas Navidades).


(27/12/08)

Cada día me cae mejor este señor y rezo porque la formación que le hayan dado a su hijo sea la mejor.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Crisis: Soluciones para los equipos

La crisis está generando en mi empresa, supongo que igual que en todas las pequeñas y medianas empresas, una sensación de fatalidad, que añade dificultad a cualquier cosa que se quiera hacer para aplicar soluciones a los efectos de la crisis.

Para intentar darle la vuelta a la situación es necesario pensar en algunos remedios generales, que lo son, porque el origen del problema es común. La receta que intento aplicar es la que describo a continuación, supongo que es extensible a más empresas.

Entusiasmo: alguien tiene que tirar del carro. Da igual el grado de convencimiento que se tenga, pero es importante que alguien lidere, esto es que consiga generar entusiasmo en los que le siguen.
Simplicidad: las soluciones no pueden ser complicadas; deben de ser una sucesión de pasos básicos. Cuando el problema es tan grande que nos afecta a todos, ninguna solución que parezca milagrosa tendrá alguna oportunidad. Se trata de buscar lo básico, pasos pequeños que todo el mundo entienda.
Esfuerzo: cualquier cosa que no exija un cierto esfuerzo tampoco generará la suficiente confianza, y los miembros del equipo sospecharán que siguen siendo palos de ciego.
Equipo: los efectos de la crisis se hacen sentir en el equipo. Es necesario que el equipo se recupere. En momentos como este entiendo que la individualidad se convierete en importante. Sin recalcar la aportación de cada individuo, el equipo no saldrá adelante.

No sé si estos principios son genéricos o le servirán a alguien. Es necesario que en situaciones diferentes de las normales se mediten estrategias diferentes. Tal vez estas son buenas ahora.

Pedro Puig
19/12/08

viernes, 12 de diciembre de 2008

Crisis: Confianza

Parece que ya sospechamos, ojo, NO sospecha un político que NO gobierna, que esta crisis NO es la que NO nos avisaron. NO parece que los políticos vayan a cambiar su forma de NO ver la realidad, usando solamente las gafas de ver de cerca (4-8 años, máximo). NO parece que los periodistas quieran hacer NADA, para que volvamos a recuperar la confianza.

Esta crisis NO es la del sistema financiero, que también; esta crisis NO es la de la construcción, que también; esta crisis TAMPOCO es debida a que NO nos diéramos cuenta, que también.

Esta crisis es de CONFIANZA, confianza en nuestra forma de vida. Nuestra economía, todo nuestro mundo, funciona porque somos una gran cantidad. Está basada en que algunos, muchos, consumamos. Lo hacemos porque tenemos confianza en que mañana seguiremos trabajando y podremos cubrir nuestras necesidades básicas y dar de comer a nuestros hijos.

Los consumidores. Ahora esperaremos acontecimientos antes de cambiar de coche, de comprar una casa, de invertir en empresas, en bolsa,... hay que esperar que las cosas se decanten hacia algún sitio. No podemos aceptar una casa aunque nos la regalen, "estamos esperando a que baje de precio".

Las empresas. Esperarán a ver cómo pueden ganar más dinero y se dedicarán a ver cómo pueden perder menos, o subsistir. No invertirán en cosas que mejoren su cuenta de resultados, sino en cosas que les permitan pagar las nóminas.

Los periodistas podrían hacer algo. El día 27/11 media página de todos los periódicos anunciaban bajadas previstas del 29% en el consumo de las rebajas del día siguiente en EEUU. Dos módulos anunciaban después que el consumo subió un 3%.
Dos módulos anunciaban que las hipotecas de octubre en EEUU habían crecido un 12% con respecto al Octubre anterior, después de no para de bajar desde 2003.
No he oído muchas tertulias anunciando que los comercios el fin de semana pasado en España han registrado un incremento del 10% con respecto al año pasado (eso es debido a las rebajas, dicen).

Los políticos. Ahora deberían de invertir el dinero de todos en cosas que sean útiles para siempre, cosas que siempre han estado con menos prioridad, cuando estábamos ocupados. ¿Porqué Europa no plantea una buena infraestructura de trenes rápidos? ¡Ah, se me olvidaba, la UE no es un país, son muchos! ¿Porqué no aprovechamos para resolver el problema de la sequía? ¡A sí, me olvidaba, es que hoy llueve! ¿Y el de los incendios forestales? ¡A si, me olvidaba, es que no hace calor! ¿Y el de la enseñanza?¡A si, me olvidaba, es necesario ponerse de acuerdo primero!

Excepto Merkel, todos nuestros gobernantes están sacando dinero de nuestros impuestos y los de nuestros hijos para ponerlo en manos de empresas, ¿porqué no en la mía?, o en de los ayuntamientos, o en los bancos,...

¡Dios mío! danos unos gobernantes preocupados por el futuro.

"La economía de mercado ha permitido 60 años de prosperidad, no le echemos la culpa ahora de un pequeño periodo de crisis." Viniendo de quien viene, G. W. Bush, deberíamos de ponernos a temblar y sospechar de la economía de mercado. No porque sea la causa de nuestros problemas, sino porque puede y debe de ser modificada, mejorada, como todas las cosas. Esto es así para todo el mundo, excepto para los tres o cuatro radicales (talibanes), que SABEN que tienen la razón única de las cosas.

¿Porqué todavía nuestros políticos no han hablado de cómo mejorarla? Fácil, no les importa, ya se lo encontrarán sus sucesores.

SI, debemos esforzarnos todos un poco más. SI, debemos de forzar a nuestros políticos que eleven su punto de mira. SI, lo vamos a pasar mal hasta que recuperemos la confianza. SI, esto debería de servir para que mejoráramos nuestro mundo. SI, enseñemos a nuestros hijos que nadie regala nada, que todo hay que ganárselo.

¡Por favor, que se nos pase a todos esa falta de confianza antes de que lleguemos a los 4 millones de parados y tengamos que mirar hacia los dos lados de la acera antes de salir de casa con miedo!.

12/12/08

jueves, 4 de diciembre de 2008

Opinión: El periodista y el político

El otro día mi mujer descubrió un artículo muy bien escrito en la prensa. El argumento del artículo era que el origen de todos los problemas de la política es que los políticos se han alejado de los ciudadanos.

Parece un buen argumento y es difícil no estar de acuerdo con el fondo y con la forma del artículo, realmente bien escrito, fruto del trabajo de un buen periodista. A veces, las verdades de Perogrullo conviene escribirlas bien para darles brillo y esplendor, como “babor: izquierda, estribor: derecha”.

Los políticos de hoy intentan acercarse al ciudadano, para construirle un parque, para mejorar su carretera, o para asegurar el suministro de agua o sus derechos básicos. Incluso son capaces de gastar sus energías en explicarle al ciudadano que lo que hacen es lo mejor para él y que solo gracias al político de turno se ha hecho. Se pierde de vista que el dinero es del ciudadano.

Hacen eso porque el horizonte en el que les van a medir es de 4 u 8 años, nada importante puede hacerse en ese plazo.

Lo que necesitamos hoy en día son políticos profesionales que sean capaces de alejarse del día a día, de los ciudadanos a quienes gobiernan. Deberíamos de tener políticos que delegaran en gobernantes profesionales que se dedicaran a saber qué deben de hacer de forma equitativa y en que orden, y cuadrar las cuentas con lo que cuestan las cosas.

Las decisiones de los gobernantes no estarían basadas en ideologías políticas, a veces contrapuestas, sino solamente en un sentido ético en el que seguramente todos nos pondríamos de acuerdo.

Solo entonces tendríamos líderes. Políticos no gobernantes, que dedicarían sus esfuerzos a explicar a los ciudadanos cosas más allá del día a día, explicarían que pertenecen a un grupo, que existen metas que no tienen nada que ver con la nueva carretera. Encontrarían retos comunes, se dedicarían a buscar soluciones a esas cosas que no tienen solución a corto plazo. Volveríamos a dirigentes que inventarían cosas comunes, que llegarían a la luna o al fondo del mar. Que empezarían a acabar con la miseria en el mundo, o que empezarían a acabar realmente con las desigualdades y las injusticias.

Políticos que generaran ilusión y no enfrentamientos. El mundo empezaría a ser algo que no estuviera lleno de empresas de hacer carreteras y parques, que son los actuales estados.

Creo que realmente necesitamos políticos profesionales y que tenemos gobernantes que nunca serán capaces de generar ningún tipo de ilusión.

Creo que el argumento del artículo es incluso el contrario del que defiende: el problema es que los ‘políticos que tenemos’ están demasiado cerca del ciudadano.

10/10/05