He visto cosas que no creeríais...
El mar estaba rojo. Habíamos planificado le excursión para ir a la playa. La costa estaba plagada de entrantes en donde se depositaba la arena fina formando innumerables playas. La vegetación, que casi tocaba el agua en algunos sitios, recordaba que estábamos en el caribe. Un lugar tan hermoso no podía estar exento de construcciones hechas para disfrutar del lugar.
La terraza era una prolongación del gran apartamento que habíamos alquilado. Durante la partida de cartas, la tormenta se paseó a toda velocidad desde la izquierda a la derecha. Una columna oscura iluminada de vez en cuando por rayos que surgían de su interior.
La alarma saltó en plena noche. Multitud de expertos sabían qué había que hacer, mientras sus caras de sueño se juntaban en el jardín.
Un caserón se veía desde la terraza y una mancha de color rojo, un guacamayo o lapa, resaltaba en el jardín.
No se puede describir el espectáculo que al atardecer organizaban el cielo, el mar y el horizonte.
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