Es verdad que siempre se dice que los niños no traen un manual de instrucciones, que es imposible saber de verdad cómo se educa a los niños. Estas líneas contienen algo que me parece importante en lo que se refiere al detalle y las tres cosas importantes de verdad, a mi juicio.
El ser humano es egoísta por naturaleza. Es egoísta delante de cualquier competencia que pueda detectar y esto es mucho más acusado cuando se es un niño. Los niños, por defecto, son crueles con los otros niños. Una de las cosas que es necesario educar es la generosidad.
La siguiente cosa es la rutina. Muchas de las cosas que hacemos en nuestra vida cotidiana no requieren de una atención especial, ni su realización ni decidir hacerlas. Determinadas cosas deben de quedar en la cabeza por defecto. Una de las cosas a hacer con los niños es que las cosas fáciles se conviertan en rutina.
La otra es que puedan descubrir la satisfacción interna por hacer algo que ha costado un esfuerzo. No hace falta hacerles ver que todo requiere un esfuerzo, porque muchas veces la vida te sorprende con un golpe de suerte, sino un esfuerzo tiene muchas veces asociada una recompensa personal, interna, que no hace necesario que otro te lo haga ver.
En términos logísticos la confianza que se establece entre educador y educando, cuando este es muy pequeño, se basa en la fiabilidad. El niño detecta fácilmente cuando las cosas no son normales y pasan a ser subjetivas. Así que, si se lo vas a dar no se lo niegues; si se lo niegas no se lo des.
Simplificar y resumir las cosas hasta este punto hace fácil opinar y genera polémica. Sin embargo, creo que puede ser útil poner esto por escrito; algunas decisiones, cuando son dudosas, pueden se escogidas con unos mínimos principios generales.
Pedro Puig 9/11/08
lunes, 10 de noviembre de 2008
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