ZzzzzzzzzzzzzzzzZzzzzzzZzzzZZZZZzzzzz...
¡Plaf!
- Si no te vas te voy a aplastar- , dije
esto en voz alta, para que mi mujer supiera que estaba de buen humor,... a
pesar del mosquito.
...
ZzzzzzzzzzzzzzzzZzzzzzzZzzzZZZZZzzzzz...
¡Plaf!
Como era de esperar, mi intento de diálogo
con el mosquito, no funcionó. Tal vez es un mosquito que no entiende las
amenazas, o tal vez, está demasiado ocupado en obtener esa gota de sangre que
necesita.
ZzzzzzzzzzzzzzzzZzzzzzzZzzzZZZZZzzzzz...
¡Plaf!
La sensación de horror de la semana pasada,
por lo que pasó en París, los que atentaron son franceses, sus recursos de
horror son de primer mundo, se transformó en odio, y después en incredulidad:
¿por qué ha pasado?
No sé si las siguientes frases responden a
esta pregunta o no, no soy ningún experto.
- Durante muchos años los europeos hemos hecho
que vinieran inmigrantes de África a trabajar en la agricultura de Francia,
Inglaterra y España. Un tomate del Maresme, en Barcelona, por ejemplo, era más
barato que uno de Marruecos, gracias a las subvenciones de la UE (PAC, Programa de Ayudas Comunitarias).
- Hace muchos años, el mundo occidental creó
un nuevo país, Israel, sin tener en cuenta a los habitantes originales que había. El
mundo occidental sigue protegiendo a Israel, esperando que sea un amigo, en
medio de "enemigos".
- El mundo occidental puso al sha de Persia.
Invadió Irak, con la excusa de que tenía armas de destrucción masiva, que nunca
aparecieron.
- El mundo occidental ha preferido a
dictadores tipo Assad u Obiang que a democracias. La hipocresía de Occidente
les sigue vendiendo armas.
El arte de la política se ha transformado en
el oficio de gobernar. No hay políticos que nos ilusionen, y nos digan que si
hacemos esto o lo otro, nuestros hijos vivirán mejor. Ahora tenemos gobernantes
que solamente ven a 8 años, que son capaces de aplicar las leyes, o que creen
que la solución es endurecerlas, para "protegernos". Nadie ha pensado
en cómo ayudar a los países africanos, y sacarlos de su estado de ínfimo
desarrollo.
Debemos enfrentarnos al problema real,
tenemos que dejar que los vasos comunicantes actúen y sacar del tercer mundo al
continente africano y a los países del islam.
Supongo que, aunque hiciéramos esto, no
podría eliminar mi odio si se vuelve a repetir lo de Nueva York, Madrid,
Londres o París pero, al menos, sabría que esto sólo se repetirá hasta que todos
seamos más parecidos.
ZzzzzzzzzzzzzzzzZzzzzzzZzzzZZZZZzzzzz...
¡Plaf! Lo maté!
Esto no sirve de nada, ni siquiera odiar a
los mosquitos, ellos incluso hacen explotar sus cinturones.
Por cierto, somos quien somos gracias a
nuestra diversidad y a nuestra tolerancia: nuestra cultura y costumbres, y esto debería llevar a que los que
vienen de fuera acaben abrazándolas, no manteniendo las suyas,... algo no estamos haciendo bien.