Ya hace días que he terminado de leer el libro y todavía no salgo de mi sorpresa. La razón de que lo comprara fue el fragmento que escuché en un taxi, y mi imaginación se prometía un personaje femenino rebelde, excepcional, un héroe más para emular.
Supongo que mi opinión no tendrá nada que ver con la de un crítico literario, pero…
El libro es muy bueno, se lee solo. La historia es muy buena. Lo mejor es el personaje de Catalina. Es fantástico ver como un personaje es capaz de no ser excepcional ni exagerado, como suelen ser los protagonistas de los libros. Es curioso como Catalina narra, pero no es la protagonista. La historia es la de un hombre, no la de una mujer. El libro empieza con la aparición del General Ascencio y termina con su muerte. La historia es la de una clase de una sociedad, no sé cuánto de real y cuánto de inventada. Si fuera real es machista, egoísta, sexualmente liberal, corrompida, revuelta como los tiempos de cambio que vive.
Primero, Catalina acepta la realidad que no conoce, ávida de conocer, acepta la que va conociendo, disimula la que no le gusta cuando la conoce, sigue la corriente y desempeña el papel a la altura de su personaje de Esposa, ignora la parte de la realidad que no puede aceptar (el general es un asesino), y disfruta exageradamente cuando se sale de ella y pasa de objeto a amada o amante.
Catalina es una mujer con los pies en una realidad, que se va haciendo verdad con el paso del tiempo; una realidad que empieza por inexistente a los 15 años y acaba en el momento en que su esposo muere, toda una vida.
Se pueden inventar seres excepcionales, puesto que están en nuestra imaginación y en nuestros deseos. Catalina, en contra de lo que yo pensaba antes de leer el libro, no es un héroe. No cambia la realidad sino que la hace aceptable. Es mucho más difícil dibujar un personaje así, con reacciones normales. Sufre con su vida, compensa las injusticias que puede, busca salir. Es más próximo a nosotros, más real.
No dudo que muerto el general, la vida empiece para Catalina, pero ella jamás le haría daño a su esposo, a su vida.
Un día me preguntaba cómo compatibilizar el placer de leer con el de haber leído. Cómo hacer para filtrar lo que uno lee, para que sea tan bueno y tan largo, como el tiempo que uno disfruta después de haber leído algo bueno,… experiencia, me contestaron,... imposible, me dijeron. Si a alguien le sirve, “Arráncame la vida” es de los libros que hay que leer. ¡Olé! Ángeles Mastretta, te seguiré leyendo.
Comentario dedicado a los del Silabario, de Puerto Libre, el blog de Ángeles Mastretta.