Escribir acerca del consuelo después de la muerte para los vivos es algo muy difícil. Los hechos accidentales que salpican nuestra vida de cosas con poca o mucha importancia son lo que la configuran, la definen y la hacen, como decía el poeta: “lo importante es el camino,…”.
Cuando los hechos accidentales cambian brutalmente nuestra vida, cuando nos hacen perder, o destruyen algo existente, querido y sin remedio, la sensación es de impotencia, de no encontrar explicaciones a las cosas, mirar al cielo y exclamar: ¿por qué a mi?.
Podemos encontrar consuelo en la Religión, que da alternativas a lo absoluto y definitivo, y que para algunos puede representar una parte de la salida. Pero solamente el tiempo cura parcialmente las faltas, sólo más camino es capaz de rellenar las uniones de los ladrillos que han hecho toda nuestra vida.
Es difícil escribir consuelo y saber que el dolor es inimaginable e imposible de compartir y que no se puede ayudar a llevar.
El resto solamente podemos estar y la sola presencia, más parte del camino, es lo único que de verdad se puede ofrecer.