martes, 10 de mayo de 2016

La bronca

-    ...
-    Esta mesa es pequeña, pero nos traerán rápido el desayuno que hemos pedido.
-    A lo que iba, hace tiempo que tengo que hablar contigo. Me temo que no te va a gustar lo que tengo que decirte.
-    Pues vamos a embarcar, así que date prisa con las malas noticias
-    El avión no es importante ahora, me gustaría que me escucharas atentamente. Tendrías que saber que tengo problemas, que tenemos problemas.
-    Tengo la sensación de que me olvido algo, seguro que me acordaré en el avión. Tenemos compañía... ¡vaya bronca!, igual tenemos que cambiar de mesa
-    No son importantes, deja de fijarte en ellos y hazme caso a mi, no me lo pongas más difícil.
-    Me trago lo que te he dicho, vamos en agosto a casa de tus padres.
-    No es eso, no es eso,... tengo que hablar contigo, en serio, es importante.
-    ¡Jo! con estos pesados, como griten más vendrá la policía a separarlos, creo que yo no sería capaz de aguantarte una bronca así.
-    Creo que tú y yo también hemos tenido muy buenas broncas.
-    No me salgas con eso ahora, ya hace tiempo que no discuto contigo.
-    ¿Te acuerdas de Sofía?
-    ¿Sofía?¿la de los ojos azules? ... tenía un novio, no me acuerdo cómo se llamaba.
-    ¡Me gusta Sofia!
-     A todos los tíos os gusta Sofía, con esa cara dulce de mosquita muerta.
-    ¡No!¡no! Lo digo en serio.
-    Ya veo, lo que quieres es que me sienta culpable al subir al avión,
-    ¡Jo! estos tíos se están pasando, si no les dices algo lo haré yo.
-    Seguro que nosotros podremos hacerlo sin gritar.
-    ¿Quieres que lo probemos?, ya hace mucho que no te echo la bronca, la tenemos que tener por teléfono, te llamo esta noche.
-    No, tiene que ser ahora. No puede esperar.
-    ¿Dónde estarás esta noche?, ¿estás esperando que me vaya?
-    Siempre igual, ya estoy un poco cansado de ti.
-    ¡Pues no te quedan años ni nada!, así que aprovecha y descansa estos días.
-    ¿Quieres que no te diga nada y te vayas sin saber algo importante?
-    ...
-    ... aquí un bocadillo de jamón con pan integral,... una cocacola para el caballero,... un vaso de agua.
-    ...
-    ¿Has visto ese tío cachas que está discutiendo?, no parece que ella se lo merezca, a ver si ya se ponen de acuerdo.
-    Tú siempre sabes lo que tienes que hacer y nunca tienes dudas ¿verdad? 
-    No digas tonterías, que luego te arrepientes.
-    A ver, ¿qué pasaría si me liara con otra?
-    Te mataría, ya deberías saberlo.
-    Fenomenal, Lola la dulce, ¿veneno?¿me pegarías?
- ...
-    ¡OIGA, POR FAVOR, USTEDES, PODRÍAN GRITAR MÁS BAJO, NO HAY MANERA DE DESPEDIRNOS!
De repente, toda la cafetería del aeropuerto pareció quedarse en silencio.
-    ....
-    Mira que eres capaz de ser impertinente. Algún día te llevarás una bofetada.
-    Ahora ya se han callado, ¿me vas a decir qué te pasa antes de que me vaya o no?
-    Ya no sé si es tan importante decirte nada.
-    ...
-    Te apuesto que le levanto al cachas a esta de al lado, a poco que pueda.
-    Recuerdo como acababan nuestras discusiones.
-    Cuando quieras, empezamos otra vez.
-    ...
-    Este bocadillo está muy bueno, debería haber pedido dos.
-    Eres la bomba, ¿has visto que ahora no paran de besarse?, de repente sí que tendremos que llamar a la policía.
-    En cuanto empiecen a quitarse la ropa, yo aviso a la policía también.
-    Me gustaría discutir contigo, para acabar como estos dos o como acabábamos nosotros.
-    Eres increíble, creo que en toda mi vida seré incapaz de soportar tus impertinencias, ..., pero te llaman para embarcar, olvida lo que he intentado decirte.


lunes, 9 de mayo de 2016

Di varios

Yo era muy joven, apenas empezaba a trabajar. Recuerdo una comida con mi jefe de entonces. Me había hecho una pregunta y le dije que tenía tres cosas que decirle. Estaba seguro de lo que iba a decirle, era joven y en cualquiera de las cosas que hacía intentaba demostrar seguridad y confianza. Tenía la sensación de que la comida era muy importante en mi vida, era mi jefe, mayor razón para demostrar seguridad en mi mismo.

Mi jefe no me felicitó por las cosas que le dije, las escuchó atentamente, pero no pareció impresionado por mi seguridad, ni las puso en duda, ni me dio las gracias por mis elaboradas opiniones. 

Con aire cansino, se limitó a decirme algo que me sorprendió y que no entendí en aquel momento.
-   Nunca digas tres, di varias, de esta forma, siempre podrás añadir alguna más.
Por supuesto le repliqué que si decía tres es porque había tres cosas y no cuatro, intentaba demostrar seguridad. 

La comida bajó mi respeto por aquel jefe, reforzó mis opiniones ya que él no las contradijo y pensé que había aprovechado la oportunidad que me brindó aquella comida. Su frase casi pasó inadvertida para mi.

El paso del tiempo me ha recordado aquella comida muchas veces, si fue una oportunidad no la aproveché. Ahora sé que muchas veces las formas son más importantes que el fondo, que es más valiosa la prudencia que la seguridad, y he descubierto que las cosas cambian con una velocidad pasmosa. Aquella frase ha pasado a ser importante.

Ahora ya sé que, por mucho que estén seguros, que no se puede decir en clave política, ¡No se puede hacer otra cosa que lo que estoy haciendo!, o ¡Jamás pactaré con el Partido Popular! Quien dice cualquiera de esas dos cosas no demuestra la capacidad suficiente para gobernar. Además, es posible que los dos estén condenados por el electorado, su jefe, a pactar y a hacer las cosas de forma diferente a como las han estado haciendo.

¡Mejor dijeran varios en lugar de demostrar lo seguros que están!