En alguna cadena de televisión se puede ver una serie
americana en donde unos policías mantienen el orden en Nueva York e intentan
que la justicia dicte su ley, haga del orden algo definitivo. Cada día soy más
consciente de que las cosas pasan cuando tienen que pasar, que existe una
inexorable ley de la vida, independientemente de los esfuerzos que los seres
humanos hagamos por alterar el orden de las cosas.
Hay algo inmutable en el destino, la ley, y nada se puede
hacer para cambiarlo. Tal vez el secreto
de esta vida sea aceptar la ley, pero ocupar nuestras vidas en luchar
contra el orden, para mantener la esperanza de que podamos cambiar el destino
del mundo. Las utopías se basan en esto, en luchar para cambiar, pero sabiendo
que no vamos a llegar a conseguir lo que pretendemos.
Mi padre se apagó después de una larga enfermedad, a mi
hermana le está pasando lo mismo, se está apagando, a pesar de todo el esfuerzo
que podamos hacer. Mi madre siempre cuidó de los dos,… y de todos nosotros, llenando
su vida en este empeño, de este empeño.
Es verdad, nadie tiene derecho de alterar esta decisión, por
el bien de nadie,… ni siquiera por el suyo. No hay culpables cuando hablamos
del destino, solamente seres humanos capaces de aceptarlo. Ella dice que a nadie molesta, a nadie pide y,… sin embargo, explicarle
que la ley se va a cumplir, inexorablemente, que tal vez ahora pueda ser, por
fin, una realidad sin las obligaciones que le ha impuesto el destino, que todos
podamos disfrutar de ella.
Muy injusta sería esta vida, que lo es, cuando no nos permite
ver lo bueno y largo que hemos hecho. Nadie que conozca el caso podrá poner un
solo "pero". Nadie será capaz de no sentir pena. Y cualquiera sabrá que la
recompensa tiene que estar fuera del duro destino, aunque nadie pida ni busque una recompensa.