Cuando yo era pequeño y vivía en
Barcelona se podía ver a la entrada de todas las iglesias un cartel como este:
Misses
10:00 En català
12:00 En Castellá
14:00 En Inglés
18:00 En català
20:00 En català
Entonces este cartel nos parecía de lo
más normal, fueras catalano hablante o no. El cartel tenía por objetivo que
todo el mundo lo entendiera y así pasaba. No había sensibilidades extrañas en
Cataluña, y las de fuera (franquistas) no se tenían en cuenta. Los catalanes
siempre fueron defensores de eso de “la pela es la pela”, e intentaban
responder en inglés o hasta en swahili si era necesario. Entre dos personas
cualquiera hablaban catalán. Mi abuela siempre hablaba catalán incluso en la
intimidad. Tengo amigos que después de toda su vida siguen sin hablar una
sílaba en catalán y me temo que nunca han tenido el más mínimo problema para
entenderse. Sus hijos, sin embargo, sí hablan catalán, … también. Si cualquiera
se dirige en castellano a un catalán este, salvo descuido, contestará en
castellano.
Cierto es que siempre ha habido un conjunto de personas que nunca
han entendido eso de "la pela es la pela”, los tontos, y estos del 30% que
nunca han salido de su casa y piensan que solo los catalanes podrán arreglar el
mundo, pero eso pasa en toda partes y ahora, uno de esos es el presidente de
EEUU.
No hay que boicotear a nadie por rotular en
catalán, ya lo decía Pepo: “el
català és tan oficial com el Castellà, esta en la Constitució.”. De hecho boicotear los productos catalanes equivale a boicotear
una parte de los productos españoles.
La ley es la ley, por mucho que a todos
nos parezca una afirmación evidente, solo ha sido la respuesta de un gobernante
mediocre ocupado en otras cosas, y que lo ha convertido en un solo gran
problema, a pesar de que tenemos dos bien diferentes: los catalanes quieren
votar, los han convencido, ¿cómo se puede impedir a alguien votar? (mayoritario deseo) y quieren ser independientes (minoritario deseo).
Confundir a unos catalanes (que
básicamente quieren tapar su corrupción con una “estelada” ) con todos los catalanes es un ejercicio que nunca debe acabar en “que
hagan lo que quieran…” o en boicotear sus productos, ni en decirles que no
hablen su idioma, ni siquiera en pedirles explicaciones de las cuentas cada
semana, con la amenaza de que si no las dan o si no son ciertas (imposible de
verificar), el gobierno de España acabará con el sistema de financiación que ha
sido diseñado para todos, sí, sí, que incluye la parte del dinero que han
pagado los catalanes en impuestos (más excusas reales para los independentistas).
Y por si alguien no entiende que mi
cabreo y mi preocupación es el de un catalán inteligente, que sabe que la
República Catalana no pagará mi pensión, que no me dejará votar, que su moneda,
sea la que sea, se devaluará un 20%, que la corrupción seguirá existiendo, que
sus leyes se harán en asamblea, porque rechazan cualquier sistema, como el
nuestro actual, no es un broma …:
que piense que yo debería sacar un
pasaporte para ir a ver a mi madre.