El Beta Splendens es un pez que, en Occidente, se cría para acuarios de agua caliente. La selección lo ofrece en color rojo aterciopelado o azul intenso. Cuando se encuentra con otro macho despliega sus aletas y se pelea, por eso se le conoce como el luchador de Sumatra. En origen vive en los arrozales y hace un nido de burbujas para criar a sus hijos.
Aquí en Panamá hace calor, y se puede mantener un acuario de agua caliente sin calefacción controlada.
Estaba esperando por un cliente en la entrada del edificio, cuando me sorprendió una pecera circular con un Beta Splendens que desplegaba todas sus aletas hacia su propia imagen reflejada en un espejo.
Estaba esperando por una cita que había esperado por mucho tiempo. Para obtenerla había hecho lo imposible: le mostré lo que sabia, hice gala de mi educación, le mostré los colores rojo y gualda. Finalmente accedió a negociar conmigo y ahora estaba en la recepción de su edificio, un recinto con enormes cristales por donde empezaba a entrar el sol del incipiente verano caribeño.
Mientras tanto, mi mujer, está a más de 10.000 km de distancia. Quiero pensar que en su cabeza puede ver los cristales de la ventana desde donde me puede ver en Panamá.
La vida no deja de ser una forma de mostrarnos ante los demás con nuestros mejores colores, que solamente le importa, y no demasiado, a nuestro entorno inmediato, mientras, tal vez, alguien mira lo que hacemos a través de diferentes paredes de cristal.
jueves, 11 de diciembre de 2014
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Ella
Yo creo que los ingenuos que piensan que
van a vivir una vida excepcional, están condenados a vivir una vida en la que
cada cosa es consecuencia de la anterior ganándose casi todos los números de
vivir una vida mediocre. Hoy, ahora, yo quiero confesaros que mi vida ha sido
excepcional, desde el momento en que tomé una decisión en mi vida.
La sucesión de cosas que me han pasado no
han dependido de mi, es cierto, pero han sido muchas y variadas. Muchas no han
sido fáciles ni dulces. Pero mientras tanto, la “tribu” en la que Paloma ha
convertido mi familia no tiene nada que envidiar, ni siquiera, a los mismísimos
García de la Vega. La educación que Paloma les ha dado ha construido algo más:
cinco universos llenos de futuro con montañas de buenas páginas en blanco para
escribir.
Las cosas y casos que ha generado mi vida llenarían muchos libros. Supongo que como cualquier otro hombre (dicho con
desprecio), la he sometido a todas y cada una de las pruebas, que ha pasado con éxito, para
que mantener su decisión firme como una roca haya tenido mérito.
No he acabado de entender si su objetivo
era vivir, o su objetivo era disfrutar viviendo. Pero os aseguro que, a pesar
del carácter que tiene, y que se necesita para conseguir cualquiera de las dos
cosas, he sido inmensamente feliz compartiendo mi vida con ella.
Sí, la decisión a la que me refiero fue
la de compartir mi vida con ella.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Gent magnifica
El entorno en donde vivo cuando estoy en Madrid, es
un entorno que, por abreviar, es del PP, y coincide, casi siempre, con sus
opiniones. Como un catalán de los de toda la vida, me piden mi opinión y
esperan que en ella se incluya esa especie de sentido común (“el seny”) que
siempre hemos demostrado los catalanes.
Un amigo mío me recordaba que, dentro de los
desastres que cometió nuestro anterior presidente (sí, sí, Zapatero no fue del
siglo pasado), que su comportamiento con lo de Cataluña no fue otro error:
"...haced un nuevo estatuto para que seáis felices entre todos nosotros,
que yo me encargo de que se apruebe…".
Para obtener el poder, esos a los que después
les encargamos que resolvieran nuestro problema económico, impugnaron el
estatuto e impugnaron otras cosas (el uso de la lengua por ejemplo) que atentan
contra los sentimientos (por hablar de algo importante) de TODOS los
catalanes.
Después obtuvieron el poder y ahora, además de resolver
el problema económico (no sé si ahora los brotes verdes tienen algún otro
nombre), han intentado decirme qué debo opinar acerca del aborto y en qué
idioma debo hablar (o educar a mis hijos), por poner ejemplos, y otras cosas
que, como atentan contra los sentimientos de todos, espero les hagan perder las
próximas elecciones.
Sí, lo del otro día en Cataluña fueron 2,1 millones
según los organizadores, no 7 millones según el gobierno. Alguien lo ha hecho
muy bien y muy mal.
Muy mal porque hemos hecho una votación sin sentido
por dos cosas:
- Porque la han organizado los que
ya tenían una respuesta a la pregunta y, por lo tanto, no era ninguna pregunta
(nada más antidemocrático).
- Porque una votación para ver si establecemos más límites en nuestro mundo
me parece intrínsecamente mala.
Muy
bien, porque una multitud de catalanes confirmaron su capacidad para organizar
algo bien difícil, que todo saliera bien y que, lo más difícil, no hubiera ningún
problema de orden público.
Ahora
solamente queda que los que tienen el poder se dediquen a hacer que todos
nosotros seamos mejores, en lugar de apelar a leyes que otros hicieron para
parapetarse en la inacción.
Por
supuesto los catalanes, como tópico, son gente magnífica, los necesitamos y se
merecen que alguien les haga caso (Rajoy, y Mas son solo accidentes sin
importancia).
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martes, 14 de octubre de 2014
Acabo de leer el periódico, en Panamá
Hace muchos años cuando vivía en mi amada Barcelona, era “mi pueblo”, con todo lo que esto representa. Después llegaron las olimpiadas y me sentí orgulloso de lo que mis compatriotas hicieron. Debo reconocer que, incluso, hice comparaciones con otros pueblos que no eran el mío, y que no habían conseguido los resultados de Barcelona con unos mimbres parecidos. Josep Miquel Abad respondía entonces al ideal al que yo creía pertenecer (pensé que, por serlo, yo ya era como ellos).
Desde entonces he viajado muchísimo, he conocido diferentes culturas, diferentes formas de abordar los problemas. Llegué incluso a sospechar de quien hacía del tiempo una parte de la solución y a entender después porqué lo hacía, aunque yo no lo compartía. He visto a gente súper religiosa, a gente práctica, casi rozando la ilegalidad, he visto a gente con acentos y pieles bien diferentes, y algunos otros, iguales a mi, que pensaban de forma muy diferente. También he hecho cosas buenas y cosas malas, muy mejorables. Desgraciadamente nada que tuviera que ver con ser como ellos me ha dado ninguna ventaja, solamente he contado con la educación que me dieron mis padres.
He sospechado de la utilidad de la democracia, y diseccionado su definición: democracia electoral (solo se vota)¿lo es?, puesto en duda que la decisión de la mayoría pueda ser la solución de algunos problemas ¿sirve para todo?, la democracia social, como la definición más general y solución a todo,… ¿sí?
He visto votar al presidente Santos en Bogotá, una fiesta de gente y olores. Votaban algo importante y me contagiaron su alegría aquel día. Me quedo con esto, ¿cual es la pregunta?¿porque no puedo votar yo, si solamente se trata de expresar sentimientos?¿votarán todos los que cuentan? o asistiremos a la típica 500 mil según los organizadores, 40 mil según la policía.
Porque, si tenemos que buscar la semilla, lo único que no podemos obviar de nuestro sistema político “desarrollado” que llamamos democracia, es votar. Y para esto necesitamos un tribunal electoral, una ley detrás, que diga qué hacer con cualquier cosa que pase, que nos permita creernos cuanta gente fue, que defienda mi derecho a dar mi opinión. No estamos jugando a ponernos una camiseta con cuatro barras, eso es fácil. Estamos juzgando cómo nuestros gobernantes de Cataluña han tratado la sanidad, transferida desde el estado hace mucho, y tantas y tantas cosas que podían haber hecho mejor, por ejemplo, con el derecho a decidir.
Cualquier otra cosa es una pantomima y, sobre todo, una vergüenza.
¿A donde se fue el seny de mi amada Barcelona?
No tiene ningún sentido en donde estamos.
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Política
domingo, 12 de octubre de 2014
Blade runner
"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia."
Un río que sube 10 metros en 10 minutos bajo la
lluvia de San José, en Costa Rica.
Darse cuenta de que ella, en su silla de ruedas,
sabe lo que piensas, en Torrellas.
Ver un rebaño de barcos esperando en el Pacífico
para cruzar el Canal de Panamá.
Los “motocochos”, motos que llevan 4
personas, en Santo Domingo.
El acento y el ¿que?,... el latiguillo colombiano.
El hotel de lujo vacío, en temporada de huracanes,
en el Caribe.
La calle Venezuela repleta de música en Santo Domingo.
Una cena solo, en río Lerma, en México.
Toronto entero, desde la torre.
Un aeropuerto en USA, cualquiera, todos iguales.
El besugo en el puerto de San Sebastián.
El viento de Cabo Caballería, en Menorca.
El viento de Cabo Caballería, en Menorca.
La soledad en un hotel de Bogotá, recordando a
Forrest Gump.
Un sombrero de ala ancha cantando, y yo comiendo un
cocido de gallina vieja, en Panamá viejo.
El taxista charlatán en Panamá, contando su vida.
La marea roja en Flamingo, en Costa Rica.
Las tartas de La Calera, al otro lado de la montaña de Bogotá.
Los caracoles en Figueres.
Y Atenas, el Partenón flotando en un mar de casas.
La barca a Parisina en el Atlántico de Costa Rica.
La hierba y la carne en Tigre, y La Recoleta, en
Buenos Aires.
La mirada de mi mujer el día de nuestra boda en
Madrid.
Miami Beach por la noche.
Disney world, exactamente como Disney World.
El decadente, muy decadente, casino de Montecarlo.
El frío, muy frío, en Andorra.
El calor del mediterráneo.
Bob Marley en Kingston, Jamaica.
La humedad de Panamá.
No es justo dejar de viajar.
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escribir
viernes, 19 de septiembre de 2014
¿Democracia?
Eran como 20 y desde hacía mucho tiempo
(casi nadie se acordaba desde cuando), se juntaban todos los viernes por la
noche en un bar. Las noches de los viernes estaban marcadas en el calendario de
todos y a nadie se le ocurría faltar.
Mariano llevaba el fondo, nunca se
equivocaba y era capaz de sacar alguna ronda gratis en el bar (algunos dicen
que un día se hizo una votación para ver quien llevaba el fondo, y tuvo mayoría absoluta).
Arturo también participaba en el grupo.
Había estado en otro bar, en el que podía sacar más rondas gratis, les cerraban
una zona para el grupo, tenía billar (él era un magnífico jugador de billar).
Había
llevado a algunos al otro bar algún jueves, estaban encantados; incluso llegaron a
ponerse camisetas con los colores del otro bar. Arturo le planteó a Mariano
cambiar de bar los viernes.
La polémica estaba servida pero decidieron
ignorarla.
La polémica estaba servida y decidieron
resolverla votando, la mayoría decidiría. Y el 18 de Septiembre votaron. 9
personas decidieron cambiar (45%) y 11 decidieron seguir igual (55%).
La polémica estaba servida y decidieron
resolverla votando, la mayoría decidiría. Y el 18 de Septiembre votaron. 11
personas decidieron cambiar (55%) y 9 decidieron seguir igual (45%).
Un año después el grupo, que llevaba “siglos”
pasándoselo bien los viernes, ya no lo hacía.
La polémica estaba servida y decidieron
llegar a un acuerdo. Los meses pares, los últimos viernes del mes quedarían en
el nuevo bar, los dos primeros quedarían en el bar de siempre. Los meses
impares lo harían al revés.
Un año después, las reuniones continuaban, seguían
marcadas en el calendario de todos, a pesar que alguno alguna vez se equivocaba.
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Democracia
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