Yo creo que los ingenuos que piensan que
van a vivir una vida excepcional, están condenados a vivir una vida en la que
cada cosa es consecuencia de la anterior ganándose casi todos los números de
vivir una vida mediocre. Hoy, ahora, yo quiero confesaros que mi vida ha sido
excepcional, desde el momento en que tomé una decisión en mi vida.
La sucesión de cosas que me han pasado no
han dependido de mi, es cierto, pero han sido muchas y variadas. Muchas no han
sido fáciles ni dulces. Pero mientras tanto, la “tribu” en la que Paloma ha
convertido mi familia no tiene nada que envidiar, ni siquiera, a los mismísimos
García de la Vega. La educación que Paloma les ha dado ha construido algo más:
cinco universos llenos de futuro con montañas de buenas páginas en blanco para
escribir.
Las cosas y casos que ha generado mi vida llenarían muchos libros. Supongo que como cualquier otro hombre (dicho con
desprecio), la he sometido a todas y cada una de las pruebas, que ha pasado con éxito, para
que mantener su decisión firme como una roca haya tenido mérito.
No he acabado de entender si su objetivo
era vivir, o su objetivo era disfrutar viviendo. Pero os aseguro que, a pesar
del carácter que tiene, y que se necesita para conseguir cualquiera de las dos
cosas, he sido inmensamente feliz compartiendo mi vida con ella.
Sí, la decisión a la que me refiero fue
la de compartir mi vida con ella.
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