- Con estos empecé yo.
Mi prima Ana María era mayor que yo, y cuando insistió en regalármelos me enseñó que no todo costaba dinero.
Yo era un anciano niño, orgulloso de haber llegado a su casa sólo, en una ciudad que se haría mayor conmigo y que llegaría a amar.
Islas solitarias que nunca pisé, sentimientos desconocidos, experiencias compartidas, reflexiones de otra forma, bellas palabras, relatos inquietantes, mundos desconocidos o inexistentes, pensamientos, personajes raros, admirables,... a veces solamente colección de palabras.
Ya no vivo en esa Ciudad, ya he dejado de amarla, pero yo empecé a leer entonces.
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