domingo, 5 de febrero de 2017

Turrubares

Debajo del lorito, siempre verde, el aire acaricia mi cara, revolviendo mi cabello. Sus ramas parecen grandes pay-pays que provocan el viento al agitarse. Los mangos lustrosos al sol, igual que la piscina, recuerdan el calor húmedo que solamente puede resistirse con el aire y debajo del fresco del lorito. Las flores rosas de un cortés negro siembran el suelo debajo de sus ramas desnudas de hojas. Los gavilanes surcan el cielo contra el viento. El pasto empieza a convertir su verde en amarillo, febrero está avanzado.
Un gallo parece decidido a llamar la atención cacareando de vez en cuando. Las chicharras hacen un ruido intenso y continuado buscando desesperadamente una hembra para aparearse y romper después su cuerpo hasta el año que viene.
Algo muy parecido a La Paz se flota sobre los Mirtos en Turrubares.

Para Johnny y Gaby, gracias.

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