Este fin de semana he estado otra vez en El País Vasco. Estaba igual que siempre. Ni la lluvia conseguía estropear el paisaje, antes lo realzaba, todo húmedo y verde. Gris acero el mar, gris plata el cielo. Hasta las feas casas de Eibar de los 60 quedan disimuladas entre los cerros que las rodean. En la ventana del hotel aparecía y desaparecía San Sebastián, sus luces de por la noche, la playa a primera hora, el algodón blanco después, que solo era una puesta en escena adicional, como la de Akelarre: nada es lo que parece.
Pero hay algo más, el cuidado con el que Pedro Subijana te da de cenar. O el orden que han conseguido en San Sebastián, impidiendo los desastres de otras costas, de otras gentes, y guardando el paisaje, único, a través de la niebla. No pudimos ver a Kepa, estaba en Shangai, o en Dubai, vendiendo eso que se sabe hacer, mejor que en ningún otro sitio, en los verdes valles del País Vasco, contra los elementos. Lequeitio, y el pescado fresco, tan fresco que casi se podía oler el fantástico guiso que seguramente harán con él.
Algo fue diferente. No mis amigos, ellos eran los de siempre, gente normal, pero excepcional a la vez. Hablamos de burbujas, una explicación, la única que he oído hasta ahora allá, con mis amigos, del problema más grave que tienen en el País Vasco.
Según la teoría, existe una burbuja en donde los terroristas serían héroes y en donde esta afirmación, y todas las demás, que a casi todo el mundo le llenan de sorpresa, sería una verdad absoluta, indiscutible.
Las burbujas son imposibles de atravesar, desde ningún lado, porque los que viven en su interior no tienen ninguna necesidad de salir, ni de mirar fuera. Nada de lo que puedan hacer los de fuera sirve para nada, la burbuja no puede ser pinchada.
Tal vez sería bueno analizar esta teoría porque podría explicar la imposibilidad de cambiar algo que a la inmensa mayoría de mortales nos resulta evidente.
¿Ejemplos? Ojala que no ofendan a nadie, a lo mejor no son siquiera buenos ejemplos pero,…
En los periódicos estos días está la noticia de un hospital que habla de amor verdadero, de enfermedad para explicar el comportamiento homosexual, argumentando científicamente las cosas (palos y agujeros).
Recuerdo una comida con alguien, culto, educado, brillante profesionalmente y judío, argumentando que eran los palestinos los culpables, porque tiraban piedras a los israelitas y les obligaban a defenderse.
Cuando el periódico ABC se desplomó en los índices, fue imprescindible cambiar la línea editorial: era necesario escribir aquello que los lectores querían leer.
Los periódicos de mayor tirada de este país, los deportivos, escriben exactamente aquello que sus lectores quieren oír, incompresibles muchas veces para los del exterior. “A Pep no le faltan, sin embargo, alternativas para completar el ataque como las de Hleb y Bojan, que sin ser especialistas de banda han sido probados en esa posición con mayor o mejor suerte.”
El titular de Gara el jueves era “33 años después, todavía no ha cambiado el régimen”
¿Son estos ejemplos de burbujas?
domingo, 23 de noviembre de 2008
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